La vocera de Nicaragua, segunda al mando de la dictadura y esposa de Daniel Ortega, Rosario Murillo, sigue tratando de demostrar que no le importan las sanciones que impuso este nueve de octubre Estados Unidos contra dos de sus funcionarios cercanos y su institución financiera Caruna. En su alocución diaria a través de los medios de comunicación oficialistas, no dijo ni una sola palabra sobre el tema, pero sigue insistiendo en las palabras soberanía, libertad y dignidad.
Tratando de demostrar que a su Gobierno no le interesan las sanciones del Departamento del Tesoro que ya han recaído sobre 25 funcionarios incluyéndola a ella y contra nueve entidades ligadas a la dictadura, Murillo inició su intervención diciendo que hoy se llenaba «de jubilo, hoy es un día de jubilo» para luego decir que se alegraba por la noticia del Premio Nobel otorgado al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas e inmediatamente prosiguió con su discurso de Nicaragua libre y soberana.
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Por segundo día consecutivo, Murillo habla menos de la mitad del tiempo que siempre se mantiene al aire en sus medios de comunicación. Tampoco se refirió ni aludió a la oposición, a la que todos los días ataca con sus epítetos y acusaciones.
«Porque somos un pueblo digno, porque somos dignos hijos de (Augusto C.) Sandino, de (Benjamín) Zeledón, de (Rubén) Darío. Amante de la paz. Seguimos adelante en la insurrección de la esperanza, porque nuestra patria es libre, porque tiene hijos e hijas que la aman, es digna porque los nicaragüenses estamos llenos de dignidad», recalcó Murillo, insistiendo en las figuras de de sus héroes que el Frente Sandinista siempre ha utilizado para tratar de arengar a sus seguidores.
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Luego se dedicó a pasar rápidamente por una serie de informes que le pasan sus funcionarios sobre actividades del fin de semana sin ahondar mucho sobre ellos e inmediatamente empezó su despedida retomando sus temas de dignidad y libertad.
«Nuestro pueblo digno, nuestro pueblo soberano, que avanza hacia el bicentenario de nuestra independencia, porque somos libres, (y) jamás volveremos a ser esclavos», dijo la vocera del régimen, y en una rápida despedida terminó diciendo «Que tengan todos el mejor fin de semana».
Un día antes, la vicedictadora también trató de aparentar que no le importaba la resolución que tomaron más de 600 diputados del Parlamento Europeo en la que le advierten al régimen Ortega-Murillo que si no regresan al cauce democrático habrá consecuencias que incluyen sanciones directas y sin contemplaciones contra el mismo Daniel Ortega y ella.