Rosario Murillo, en su monólogo de este 21 de septiembre, se dedicó a acusar a los grupos opositores de ser posibles responsables de crímenes de odio y que por ello, se oponen a la iniciativa del régimen de Daniel Ortega de modificar las leyes de Nicaragua a través de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para luego aprobarlas en la Asamblea y así lograr que se penalice con cadena perpetua.
La vocera del régimen afirmó que la dictadura está acelerando el paso para alcanzar esas reformas. «Vamos a trabajar para presentar la propuesta, que en mayoría ratificamos los nicaragüenses, de asegurar castigos ejemplares en la máxima expresión posible, es un reclamo nacional, para los responsables de crímenes atroces, de violaciones, crímenes de odio, de tratos crueles, aberrantes, humillantes, inhumanos, denigrantes, degradantes, en cualquier parte de nuestro país. Reclamamos castigo ejemplar para los responsables de crímenes atroces, violaciones, asesinatos, crímenes de odio», señaló Murillo.
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Murillo, amparándose en un suceso registrado el domingo, 20 de septiembre, en la ciudad de Granada; donde los pobladores intentaron hacer justicia por su propia mano tras encontrar a un sujeto dentro de una casa intentando abusar de una niña, justificó su iniciativa, que aunque en un inicio querían mostrarla como castigo para los femicidas debido al incremento de la ola de violencia en la nación, después destaparon su verdadero propósito: la reforma será para silenciar a los opositores.
La vicedictadora afirmó que en el caso de Granada el hombre había intentado entrar a robar en dos ocasiones anteriores a esa vivienda, pero esta vez sus intenciones eran aún peores. Para la vocera, la reacción de los pobladores demuestra que hay «una respuesta prácticamente unánime a la urgencia de dar ejemplo con castigos en la máxima expresión posible para quien cometa esos crímenes de odio, esos crímenes atroces» o ese tipo de acciones, aunque omitió que también la ciudadanía desconfía del papel de la Policía y que ante la ola de violencia están apostando por hacer pagar por su cuenta a quienes cometan esos actos.
«El que la debe la teme»
En su telefónico a los medios oficiales, Murillo se destapó nuevamente y se fue con un ataque directo a sus adversario, señalándolos que si se oponen es porque la temen. Al mismo tiempo, sacó a relucir los sucesos de 2018, que en el marco de las protestas, hubo ataques contra militantes de su partido, pero calló sobre los crímenes de lesa humanidad por los que acusan a su gobierno en ese mismo contexto.
La sancionada por Estados Unidos remarcó que «cómo no se va a condenar esa acción, acción de odio, asesinatos, son tratos crueles, aberrantes, inhumanos, denigrantes y degradantes», reiteró, agregando que a esas personas hay que condenarlos, «a esos sujetos enfermos, perturbados, estén a buen resguardo para que no pretendan seguir con sus tropelías contra niñas, adolescentes, contra mujeres mayores, e sos crímenes son barbarie y en esta Nicaragua de paz y bien no se puede seguir permitiendo impunidad contra esos criminales. Aquellos que se ponen por algo será. El que la debe la teme. A lo mejor han participado en esos crímenes de odio y tratos crueles. Solo recordemos los vídeos que conocimos en ese terrible 2018, cuando aplaudían esas mismas personas que hoy manifiestan su desacuerdo».
Alianza Cívica incorpora a su filas a la abogada María Asunción Moreno. Foto: Tomada de internet
La vicemandataria agregó que «esas personas aplaudían cuando secuestraban, embarraban, manchaban, con los colores de la patria, con esas manos criminales, a miles de personas que reconocían como sandinistas, embarraban de pintura y los amenazaban con la muerte y los amarraban contra postes o árboles; unas prácticas terribles que solo habíamos visto antes entre bandas criminales (…) Ellos convertían el odio en su enseña macabra».
Otra vez también se fue contra las feministas asegurando que antes de su régimen «cometieron en negocio acabar con la vida de los niños no nacidos, ellos no aprueban, ya sabemos porqué». Igualmente, tildó a los opositores de acabar con la supuesta concordia para seguir complaciendo a sus «patrones y amos imperiales».