Paulo Abrão, exsecretario de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), se despidió del cargo con una carta pública de tres páginas, en las que expone su rechazo a las denuncias en su contra, revela aparentes extralimitaciones de la Secretaría General de la OEA y aprovecha para expresar un especial cariño hacia Nicaragua, país donde registró la serie de violaciones a los derechos humanos por parte de la dictadura de Daniel Ortega.
Abrão deja la Secretaría Ejecutiva, luego que el secretario general de la Organización de Estados Americanos, OEA, Luis Almagro, se negara a renovarlo en el cargo alegando graves denuncias laborales en su contra y de encubrimiento de denuncias sexuales a terceros.
Abrão inicia aclarando que, a pesar de la campaña de desinformación y declaraciones públicas que afectaron su reputación y honor, él mantuvo «una posición profesional de discreción institucional».
Relató que su cargo había sido renovado por la CIDH, cuya decisión fue comunicada al secretario general de la OEA, el nueve de enero del presente año. Sin embargo, Almagro esperó ocho meses, precisamente el 15 de agosto- último día de su primer periodo- para comunicar a la presidencia de la CIDH su decisión de abstenerse de avanzar con la extensión del contrato de trabajo.
«Sin correr traslado (notificar) a mi persona», siendo informado el 26 de agosto y sin que se le haya notificado investigación disciplinaria en su contra, reclamó el brasileño.
Añade que la decisión de Almagro no respetó los procedimientos formales establecidos en los Estatutos, ante lo cual, la CIDH realizó todos los esfuerzos para alcanzar un diálogo entre ambas partes basado en la premisa de la defensa de la autonomía, entre otros.
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Dejó en claro que durante su primer mandato, nunca fue notificado de la apertura de una investigación o acción administrativa en su contra por parte de las instancias de la OEA, por supuestas irregularidades, tales como acoso laboral de mi parte u omisión en la atención sobre acoso sexual de terceros. «Y las rechazo por ser infundadas», manifestó Abrão.
«Siempre he estado en la disposición de cualquier mecanismo independiente que realice una investigación seria, imparcial y con todas las garantías debidas», agregó.
«Mi experiencia me ha enseñado que reclamar prácticas de hostigamientos y acoso no es algo sencillo para nadie», señaló Abrão, al referirse a las personas que denunciaron su gestión. «Respeto profundamente a las y los denunciantes contra mi gestión (…) Incluso en estos casos la condición de víctima es autodeclarada y sus testimonios deben tener un valor diferenciado», dijo, agregando posterior que «lo único que por ética y convicción no puede aceptar es un tribunal de excepción mediático».
Ante los levantamientos en su contra, el brasileño detalló que durante el 2019 , la CIDH realizó reuniones donde abordaron reclamos de un grupo de funcionarios no identificados como evaluación y estímulos al equipo, ampliación de la competitividad en los concursos, bienestar psicológico, etc. Sin embargo, nunca conoció situaciones individualizadas.
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«La última comunicación de la Ombudsperson con la Secretaría Ejecutiva de la CIDH fue el año pasado, de manera que fue absolutamente sorpresivo haber recibido ocho meses después, al término de mi periodo, un informe confidencial que además, no requería ser respondido (…) Tal informe no contiene una recomendación de no renovación de contrato del cargo; no obstante fui separado de facto», protestó Abrão.
El experto en Derecho indicó que llegó al cargo con un ambiente laboral complejo y fisurado, lo cual logró superar, no obstante «históricamente siempre existieron presiones e intereses muy poderosos contra la CIDH activa, más fuerte y eficiente».
«La comunidad regional de derechos humanos debe estar muy atenta y vigilante ante este grave precedente», en un contexto de «riesgos de retrocesos en materia de derechos humanos en el mundo, de resurgimiento de discursos nacionalistas y de intento de desprestigio a los organismos internacionales de promoción y protección de los derechos humanos», indicó Abrão.
Se despidió con «el sentimiento de haber cumplido una misión importante en estos últimos cuatro años».
«Registro mi expresión de cariño especial con Nicaragua», declaró el exsecretario, quien mantuvo una posición firme y competente al frente del organismo a favor de los derechos humanos, durante el periodo más crudo de la represión gubernamental de la dictadura sandinista en el año 2018.
«Seguiré leal a mi proyecto de vida de visibilizar, documentar, denunciar y defender los derechos humanos contra todas las formas de arbitrio, injusticias, desigualdades y discriminación», finalizó el exsecretario ejecutivo, luego de agradecer todas las expresiones de apoyo y solidaridad recibidas en los últimos días.
Todos estos organismos pretorianos cipayoss en una concierto internacional de respeto, autodeterminación y soberanía NO deberían existir.
Una gran Injusticia en contra de ABRAO al q. deben de sacar es al Montonero ALMAGRO q. es un Corrupto Vendido se salio con la suya esperamos Dios haga Justicia y ABRAO vuelva a su lugar.