Las demandas sociales continuarán, aunque el gobernante Frente Sandinista o un grupo opositor gane las elecciones presidenciales 2021, debido a las tareas pendientes en lo social y económico que la dictadura provocó en su actual gestión, indica el informe de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), dado a conocer este lunes.
«Si hay un triunfo competitivo del Frente Sandinista, probablemente serán demandas económicas y sociales; si hay un triunfo de la oposición (en elecciones competitivas), las demandas van a ser económicas, sociales y se les va a sumar las demandas en el plano político asociada a temas de justicia, restablecimiento de derechos humanos», explicó el especialista de Funides, durante la presentación del estudio «Observatorio de protestas de Nicaragua».
«Si gana el FSLN, las demandas van a ser económicas, sociales y se les va a sumar las demandas en el plano político»
Funides
La dictadura de Daniel Ortega provocó una convulsión social que desencadenó más de tres mil 300 protestas sociales con saldos fatales en cuatro años y una descomposición social con la que tendrá que cargar una posible nueva administración.


En los posibles escenarios presentados por Funides, los nicaragüenses podrían regresar nuevamente a las calles en demanda de sus derechos.
Elecciones podrían desencadenar mayor crisis social
En caso que Ortega permita una «apertura mínima» en el contexto inmediato a las elecciones, los nicaragüenses estarían participando nuevamente en manifestaciones, cuyas demandas no solo serían políticas, sino también sociales y económicas como lo observado desde diciembre 2019 con reclamos de cuestiones tributarias, acceso a servicios públicos, protección de recursos naturales, entre otros.
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Otro de los escenarios es el posible aumento de eventos, pero no una oleada de protestas; además de procesos de reconfiguración de la oposición política, indica el estudio elaborado por Funides, y presentado por el sociólogo Sergio Cabrales y el economista Alvaro López-Espinoza.
Sin embargo, si la dictadura cierra espacios y no hay elecciones competitivas, el país estaría reviviendo la situación de noviembre de 2016, cuando se realizaron los últimos comicios generales. No se prevé levantamientos masivos, debido a que la represión frenaría la protesta, como se observa actualmente. Ello causado por voluntad estatal y/o de la oposición, en caso que decida participar o no.


Bajo estas circunstancias, las autoridades tendrían que cargar con un costo significativo, dado que el escenario se volvería insostenible a mediano plazo. La crisis se prolongaría y provocaría un posible escalamiento de movilización a mediano plazo.
Sandinistas aprovecharían democracia de nuevo gobierno
En un contexto postelectoral y suponiendo que la oposición tome las riendas del país, las protestas seguirán, ahora enfocadas en asuntos sociales, económicos y políticos; y posiblemente aumentarían en comparación al periodo 2016-2018.
«Uno de los primeros temas pendientes en Nicaragua va a ser la seguridad social. Qué se va a hacer con esa bomba de tiempo que todavía el gobierno de Nicaragua, a través de una política de “parche”- de acciones de corto plazo- viene alargando la agonía de una institución que no tiene resuelta sus dificultades», señaló el experto.


Otra demanda, cuyo peso estaría en la oposición en caso de ganar las elecciones, es «la justicia, reconstrucción de la memoria, de la verdad sobre todo los hechos acaecidos desde 2018, la reconfiguración de todo el aparato institucional», agregaron.
En un ambiente democrático y ante una esperada reducción de represión estatal por parte de las nuevas autoridades, los actores sociales estarían aprovechando las circunstancias para movilizarse y movilizar.
En este contexto, una nueva oposición sandinista vería una oportunidad para levantar a las masas, como lo hizo en gobiernos anteriores, por lo que no se descarta un escalamiento de protestas «desde abajo».
Triunfo del Frente no acabará con descontento social
Por otro lado, en caso que el Frente Sandinista gane las elecciones en unos comicios competitivos, el pueblo retornará a las calles con demandas sociales y económicas como lo observado durante este año, las cuales podrían ser atendidas por las autoridades y «no necesariamente reprimidas».
Sin embargo, se prevé que continúe la poca tolerancia a protestas políticas de opositores y por otro lado, que el régimen salga fortalecido.
Pero si la dictadura se erige ganadora en unas elecciones discutibles no competitivas, bajo la premisa que hubo anomalías antes del proceso electoral y resultados manipulados, hay mucha posibilidad de la ocurrencia de protestas de alta intensidad.


Dichas manifestaciones estarían enfrentándose nuevamente a la represión, con una situación parecida a los meses de mayo y julio del año 2018.
No obstante, este escenario depende mucho del liderazgo opositor, señala Funides, así como el enmarcamiento a la nueva situación. Con una nueva coyuntura crítica, habría un posible escalamiento a forma de contiendas políticas superiores a una oleada de protestas.
Régimen sandinista provocó casi cuatro mil protestas en cuatro años
El estudio realizado por Funides con datos de Sismología Social, hace un recuento de protestas y el índice de intensidad (IPP), cuyo objetivo es calcular la intensidad de los eventos, además de la habitual frecuencia.
Según el estudio elaborado por Funides, el pico más alto de manifestaciones sociales fue entre abril a septiembre de 2018 con más de dos mil protestas registradas.
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Durante el periodo analizado, de 2016 a 2020, se observa la agudización de las protestas a lo largo del tiempo, las cuales pasaron de manifestaciones como mitines y marchas a protestas intensas que incluyeron tranques y mayor denuncia pública en el 2018, a causa de una «acumulación de tensiones» por el nivel de represión gubernamental sistemática y en un contexto regional de demandas por derechos y las libertades civiles.
«La actividad de represión escaló y creo que todavía el estallido explotara aún más; la ola empezó suavecita, y fue creciendo a medida que había mayor represión. Hay un tope donde cambiás a un régimen autoritario y la ola cae porque llega un momento que no te permite ni ir a la esquina», señalan los expertos.


Antes de 2018, la población realizaba 20 protestas al mes en promedio, sin embargo repuntó de manera considerable hace dos años, cuando el pueblo se desbordó efectuando entre 200 y hasta 600 protestas en el país.
En ese entonces, las protestas sociales se caracterizaron por mayor número de participantes y mayor alcance, recibiendo amenazas, uso de fuerza, presencia policial, aprehensión de manifestantes, uso y promoción de la violencia y asesinatos; con una baja respuesta del gobierno a la demanda.
La gestión de Ortega y su respuesta ante las manifestaciones opositoras resultaron contraproducentes, originando una descomposición social que será uno de los desafíos, tras las elecciones del próximo año.
ANALISIS SOCIAL DE NICARAGUA
De acuerdo al análisis de FUNIDE pierda o gane el FSLN habrá serios problemas en el pais.
OPINION PERSONAL
!Pudiera haber una solución para mejorar esa situacion! es hacer nuevos cambios en Constitución, Politica, Cultura, etc, etc.