Por: Moisés Mercado (*)
Es claro que el sandinismo se ha convertido en una secta política religiosa, más allá de la manipulación del discurso religioso ha transmutado en un fenómeno político religioso. El sandinismo se ha apropiado de símbolos y narrativas religiosas que mezcladas con la ideología sandinista ha generado un impacto adormecedor en aquellos que encuentran coincidencias discursivas entre su sistema de creencias y el sandinismo como opción política.
La apropiación y el uso desmedido del lenguaje religioso (narrativas y símbolos) de parte del gobierno han venido acentuando en el FSLN características que corresponden al de una secta política religiosa fundamentalista. La pluralidad religiosa y política no es negativa, si pensamos en una sociedad democrática pluralista, lo que si puede serlo, son los discursos sectarios que promueven el lenguaje y el pensamiento único acompañado de odio y violencia contra quienes piensan diferente. En este sentido, este tipo de fundamentalismo religioso político que subyace en el sandinismo representa, no solamente un problema social y político, sino también religioso, pero cuidado hay fundamentalismos en todos lados.
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Si pensamos un poco en el cómo inició este proceso de transmutación, podemos decir que el sandinismo histórico en sus comienzos integró un discurso teológico/religioso basado en la teología de la liberación que tuvo como uno de sus principales ideólogos a Ernesto Cardenal, a pesar de que algunos comandantes de la revolución se declararon ateos.
Es por ello que hoy es necesario un discurso teológico nicaragüense que tome distancia de la teología liberación clásica, para ofrecer un horizonte desde la fe diferente no alineado ideológicamente a la izquierda y que pueda aportar a la construcción de una sociedad democrática pluralista y en que las y los ciudadanos gocen de bienestar integral. Una teología que sea capaz de cuestionar sus propios fundamentos ideológicos y que no absolutice ninguna opción política.
Por otro lado, el “sandinismo” en el marco de la crisis de abril de 2018, como hemos dicho, acentuó características que lo tipifican como una secta política religiosa fundamentalista. Se puede decir que el FSLN funciona como una secta de carácter sincrética, pues retoma como fenómeno político religioso rasgos del esoterismo, masonería, santería, discurso evangélico pentecostal y neo pentecostal y católico.
La estrategia de dominación del FSLN no solamente está basada en el dominio económico, político y militar, sino también en el dominio de las mentalidades e imaginarios que se construyen desde las subjetividades donde el lenguaje religioso fundamentalista tiene un rol central. Por ese motivo es tiempo que los politólogos y sociólogos comiencen a reconocer el aporte de la teología como disciplina académica en cuanto que ofrece una mirada que amplía el análisis de la realidad nicaragüense.
Se puede afirmar considerando el contexto nicaragüense que el sandinismo como secta política religiosa surge en clara oposición a la Iglesia católica. Por este motivo toma muchos de sus rasgos y prácticas religiosas y les da sentido desde sus propios imaginarios. El sandinismo como secta tiene sus propios profetas, teólogos (as), pastores, predicadores, incluso sacerdotes que a una misma voz proclamaron en su momento la Nicaragua cristiana, socialista y solidaria.
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Los seguidores de esta secta poseen un sentido sacrificial y martirial de su fe como en el cristianismo, incluso tienen sus propios santos y lugares de culto y han demostrado estar dispuestos a hacer lo que sea en nombre de sus creencias como por ejemplo la profanación de los templos.
Por eso, no debe extrañarnos de ninguna manera que en un ataque de odio y violencia los fanáticos de esta secta pueden cometer cualquier tipo de cosa en nombre de su sistema de creencias. Si los cristianos confesamos con fe que Cristo no está muerto, los sandinistas también tienen un “cristo” que nunca muere y un “mesías” que los lidera. Poco a poco los sectores religiosos que antes legitimaron abiertamente al FSLN comienzan a tomar distancia, aunque esto esté sucediendo tímidamente.
Las personas de fe deben de mantener siempre una mirada crítica frente a cualquier intento de manipulación de lo religioso, ya sea una manipulación que venga del gobierno, los partidos políticos o cierto movimiento estudiantil etc. Quien sea que manipule el discurso religioso en la esfera de lo público resulta peligroso. Es por ello que frente al peligro de los grupos sectarios fundamentalistas que promueven la cultura del odio y la violencia o los sectores que manipulan el discurso religioso, el reto del sector religioso es mantener una postura profética, pero a la vez dialogal que nos permita promover en el marco de una cultura de la paz el mantenimiento o regeneración de valores centrales como la no violencia, la tolerancia, el pluralismo, el bien común, el pensamiento crítico, la verdad, la justicia y la reconciliación. Sobre todo el amor y el respeto por el otro/a que es el fundamento de la propuesta ética de Jesús en el Evangelio y que puede ayudarnos a los y las nicaragüenses a construir una nueva sociedad.
(*) El autor es docente universitario y teólogo evangélico.