Colaboración desde España
Un proyecto de alfabetización lo llevó a conocer Nicaragua allá por los años 90. Estuvo tres meses en la zona de Río San Juan, mismos que fueron suficientes para que su corazón anhelara volver a este país. “Estas son las cosas de Dios”, dice el Padre Claro Jesús Díaz Pérez, un español de nacimiento, pero a como él mismo refiere, nicaragüense por adopción.
En el 2002, retornó al país, esta vez ya convertido en sacerdote. Fue la crisis sociopolítica y afectaciones en su salud lo que lo obligó a regresar a su patria, pero buena parte de su ministerio lo ha dedicado a esta nación centroamericana.”Yo me siento nicaragüense y en España me encuentro nicaragüenses en mi camino. Estos son los planes de Dios”, dice emocionado.
Nació en Sevilla, al sur de España, en 1951. Creció en un ambiente familiar y sencillo. En el magisterio y el seminario aprendió a enseñar y servir. En 1998 se ordenó sacerdote y tras cinco años de servicio en Los Corrales (Sevilla) viajó a Nicaragua al Vicariato Apostólico de Bluefields.
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Impactado por la pobreza, por la gran necesidad y la dura realidad que se vive en esas zonas vulnerables encontró motivación para apoyar a la gente de esa zona. A esos nicaragüenses con los recuerda por su resistencia y la manera de luchar día a día, así como la hospitalidad, sencillez y el amor que desde el inicio recibió.
Desde la parroquia De los ríos de Bluefields, atendía alrededor de 60 comunidades, enfocados en proyectos de salud, educación rural y apoyo a los campesinos con la entrega de granos básicos para la siembra. Fueron 17 años que lo convirtieron en un nicaragüense de corazón. Al religioso también le tocó en el 2018 ser testigo del estallido social del que da testimonio en España.

“Regresé en junio de 2018. Yo viví los primeros meses de la explosión social y yo casi presencié la muerte de Ángel Gahona (periodista asesinado el 20 de abril de 2018). Yo escuché el ruido de la gente, escuché el disparo y salí a ver qué había pasado. Yo quedé muy impactado por estas muertes, sobre todo, las muertes del Día de las Madres (30 de mayo de 2018). Yo sabía el descontento social que había en las capas más bajas de la gente, sobre todo, los que no eran del Frente Sandinista (partido de gobierno) estaban marginados”, recuerda.
Desde España sigue trabajando por los migrantes, la mayoría en proceso de solicitud de protección internacional por la convulsa situación que enfrenta la nación desde la represión dirigida por el gobierno en 2018.
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El sacerdote Claro Jesús impulsa un proyecto de casa de acogida para refugiados, por el que a la fecha han pasado más de cien nicaragüenses. Ese mismo sitio se ha convertido en una residencia para estudiantes universitarios que continúan su formación por gestiones con universidades en Sevilla.
El religioso culpa a quienes gobiernan Nicaragua, es decir, Daniel Ortega y Rosario Murillo, por atentar contra la vida y contra el proyecto de Dios por el mal manejo de su autoridad tanto en los abusos cometidos en el contexto de la represión, como por la negligencia con la pandemia del COVID-19.
Jesús, a como le indica su vocación, dice estar al lado del que sufre. Su sueño es ver un cambio en Nicaragua, que enrumbe al país hacia un mejor futuro, donde se garantice el respeto a los derechos humanos, la democracia y oportunidades para todos.
El padre Jesús llena esas esperanzas en que para 2021 “la salida pacífica (se centre en) elecciones libres, muy difíciles de que sean, por el empecinamiento que tiene el gobierno de no darle salida libre, (pero lo ideal es) que la gente vote libremente y que gobiernen los que la gente libremente decidan, que sean libres, creíbles y comprobadas”.