En la homilía del miércoles de cenizas, que marca el inicio de la cuaresma, Monseñor Rolando José Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, recomendó a sus feligreses orar por las personas que sufren y ofrecer la eucarística por los que están exiliados.
“Tener el misterio pascual en el centro de nuestra vida también para nosotros nicaragüenses implica en esta cuaresma orar con todo nuestro corazón por los que más sufren, por los migrantes, por los asilados por los exiliados, por los que están escondidos”.
Después de la represión gubernamental iniciada en abril de 2018, más de 70 mil nicaragüenses se han exiliado en Costa Rica y en otras partes del mundo para poder resguardar sus vidas; sin embargo, la condición en la que se encuentran muchos es deplorable porque no han logrado encontrar trabajos o un lugar para vivir seguros.
Los organismos internacionales de derechos humanos le han pedido al Estado de Nicaragua asegurar la vida de los ciudadanos que han salido del país, pero la dictadura de Daniel Ortega se ha encargado de encarcelar a los que han retornado, y en el peor de los casos, han sido asesinados.
De igual manera, el religioso solicitó “poner en el corazón de Cristo a todos aquellos hermanos nicaragüenses que se sienten en peligro, que sienten que su libertad está en riesgo. Cuánta gente sufriendo tantos dolores, tantas llagas; el señor nos de la gracia también de vivir la caridad de esa manera”.
Los exreos políticos viven en zozobra por el constante acoso y asedio de los grupos armados o de la Policía de la dictadura, de los cuales muchos han sido encarcelados nuevamente, a quienes les han inventado delitos comunes para encerrarlos.