Roberto Andrés Buchting, de 22 años, originario de Matagalpa, es unos de los excarcelados políticos de «La Banda de los Aguadores», exalumno de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Farem Matagalpa), y activista universitario que decidió dejar las aulas de clases para unirse a la rebelión de abril 2018, debido a que estaba “indignado” por las arbitrariedades que se empezaron a dar en las universidades públicas.
Antes de unirse a la lucha cívica, cursaba el segundo año de Licenciatura en Economía, el 4 de agosto de 2018, el asedio y persecución de los paramilitares lo obligaron a exiliarse en Costa Rica donde permaneció 10 meses y 26 días. Durante su estadía, en el país vecino se unió a la Articulación de Movimientos Sociales. “Después de una marcha, en una esquina famosa de Matagalpa que se llama Juan Morales, una camioneta con seis paramilitares me encañonaron y me dijeron: «hasta aquí llegaste hijueputa» solo porque traía una bandera de Nicaragua con el escudo invertido”.
Regresó del exilio y meses después lo encarcelaron
Después de ese episodio, a su regreso el 30 de junio de 2019 a Nicaragua retomó su participación en el movimiento social en el país. El nombre de este activista fue reportado por organismos de oposición la noche del jueves, 14 de noviembre de ese año, como uno de los 16 jóvenes que habían sido capturados por la Policía en Masaya, cuando intentaban entregar agua a nueve madres de presos políticos que iniciaron una huelga de hambre en la iglesia San Miguel Arcángel que estuvo rodeada por oficiales de la Dirección de Operaciones Especiales Policiales (DOEP) y paramilitares.
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“Mi encarcelamiento fue algo duro y fuerte porque nunca pensé que me iban a criminalizar por hacer una obra humanitaria (…) estando dentro de las cárceles de El Chipote Nuevo lo único que nos quedaba era darnos ánimos entre nosotros mismos (…) La única tortura física que recibió fue en una entrevista donde todo el tiempo me encañonaron con AKs que me ocasionaron moretones en las costillas, y encendían la calefacción a 38 grados que me provocaba una sudoración corporal”, relató Buchting.
También reveló que sufrió torturas psicológicas “me trataban de «inservible»,«mierda» y que al comandante (Daniel Ortega) todo el mundo lo querían (…) que iban a encarcelar a nuestros familiares sino decíamos quién nos financiaba y que los podían matar”. Por otro lado, Buchting aseguró que su historial académico no aparece en el sistema de la UNAN-Farem, debido a que está siendo manipulado por los dirigentes de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN).
Se le hace un nudo en la garganta, sin embargo, comparte una oportunidad que le da un horizonte a su vida como profesional, “soy uno de los beneficiarios de una beca para estudiar en la Universidad de Ciencias Comerciales (UCC) para iniciar su carrera en Administración de Empresas, modalidad sabatina (…) me siento emocionado y lo recibo con alegría y esperanza”.
Detalló que sus padres y su hermana mayor han sido sus pilares fundamentales para continuar y nunca darse por vencido. “Ellos eran quienes estuvieron apoyándome, dándome ánimos cuando estuve en la cárcel (…) ahora están alegres porque era lo que ellos esperaban (…) por lo que ellos me dicen que lo único que me pueden dejar es que seas un profesional”, manifestó el joven activista.
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Igualmente, insistió en que todo lo que ha pasado desde abril 2018 ha sido una enseñanza. También envió un mensaje a los jóvenes a quienes les invita a continuar estudiando “porque lo que debemos de saber es que lo único que prevalece ante toda situación son los estudios (…) pese a que esta insurrección nos dejó dejar nuestras aulas de clases y ahora a retomar sus metas profesionales ya no en las universidades públicas sino en las privadas si tienen la oportunidad, no la desaprovechen y desde esa trinchera continuar exigiendo el respeto a la autonomía universitaria”.