Tras la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua desde abril de 2018, las 27 instituciones de microfinanzas asociadas a la Cámara de Microfinanzas (Asomif) reportaron, hasta el cierre de este 2019, una caída en la cartera crediticia del 39 por ciento, que pasó de 558 millones de dólares antes del estallido social hasta finalizar en 319 millones.
En el 2017, Asomif contaba con 607 mil clientes a nivel nacional, sin embargo esta cifra se redujo a 369 mil en el 2019, es decir, 238 mil ciudadanos dejaron de solicitar el crédito a las microfinanzas.
Verónica Herrera, presidenta de Asomif, explicó que la reducción de clientes se debe a varios factores sociales y económicos. «Son varios aspectos que incidieron para que estas familias hayan decidido no tomar los créditos. El primero es el flujo migratorio, hay gente que ha decidido salir del país por las razones que ya todos sabemos, la segunda es que algunos de ellos han decido detener sus actividades por cuestión de prudencia y la tercera se debe al tamaño de los préstamos que es mucho menor».
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En ese sentido, Herrera ejemplificó el temor de los clientes de solicitar créditos «es decir, si un microempresario manejaba un monto de 10 mil dólares para su actividad, hoy te dice que solo necesita 5 mil y eso ha impactado notablemente en la cartera de crédito».
Además, Asomif remarcó sobre la falta de confianza de acreedores internacionales que aunque no han decidido retirarse han disminuido significativamente la inversión en Nicaragua, por los bajos ingresos económicos de los clientes debido a la crisis social que ha afectado todos los sectores.
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Por otro lado, explicaron que el sector vivienda es uno de los rubros que más ha caído a raíz del estallido social. «El sector vivienda ha sido impactada con una caída del 63 por ciento, es natural porque las personas cuando entran en una situación que tienen que decidir o priorizar aspectos de su vida garantizan alimentos y salud mientras la vivienda la postergan.
Cierre de sucursales y pérdida de colaboradores
La directora ejecutiva de Asomif, Sharon Riguero, manifestó que el impacto económico ha obligado a las instituciones afiliadas a la Cámara de Microfinanzas a someterse a cambios internos para enfrentar costos. De diciembre de 2017 a junio de 2019, las financieras se han visto obligadas a cerrar al menos 42 sucursales de las 279 existentes a nivel nacional, lo que ha provocado el despido de colaboradores.
«Esto afecta la fuerza laboral porque todo tiene una relación, se van cerrando oficinas y las instituciones se van acomodando al nuevo mercado y la demanda de crédito es menor. Tenemos que de 4,795 habría una pérdida de 1,586 colaboradores, significa que el 33 por ciento salieron de las instituciones y se espera que en el 2020 se suba al 45 por ciento.
Alta moral de pago
En relación al índice de morosidad, Verónica Herrera manifestó que se mantiene en 11 por ciento en promedio y que ha tenido un leve comportamiento negativo que ha provocado una disminución en las ventas lo que generó retraso en el pago de los empresarios.
«Quiero destacar que a pesar de esta situación que se vive los empresarios han demostrado alta moral de pago, ellos están pagando a pesar de que es una crisis más profunda si yo la comparo con la del 2008 es menor el impacto porque los clientes tienen una alta moral de pago», apuntó.
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