Entre los 161 presos políticos que contabiliza la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia figura Vigarny Andeliz Zavala Ortega, de 25 años, originario de Managua, exatrincherado y estudiante del segundo año de Ingeniera Civil de la Universidad Nacional de Ingeniera (UNI). Zavala fue capturado el 31 de julio de 2018 en su vivienda, ubicada en la Colonia Nicarao. Su esposa, Suleyka Sánchez denunció que las autoridades del Sistema Penitenciario La Modelo le niegan atención médica pese a que presenta infección en la oreja derecha, de donde le sale pus, sangre y mal olor.
Asimismo, remarcó que por ser preso político le negaron congregarse en una comunidad cristiana dentro de la cárcel. “Él es cristiano pidió permiso para ser parte de una congregación cristiana, pero por ser preso político se lo negaron. Cuando toca visita lo veo desesperado, porque ya no aguanta estar ahí, sufre deterioro físico, emocional y psicológico”. Vigarny Zavala, tiene 16 meses de estar recluido en La Modelo, la Fiscalía lo acusó por el delito de narcotráfico y lo condenó a cinco años.
“A mi esposo lo capturan porque anduvimos participando en las marchas azul y blanco, comenzó todo cuando nos atrincheramos por tres días en la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI), ayudamos a los muchachos heridos con balas de goma los llevábamos a la casa, le dábamos donde dormir”, relató Suleyka Sánchez. Por otro lado, recuerda que cuando lo arrestaron la Policía entró sin orden de captura, le hicieron interrogatorios, le implantaron droga y lo trasladaron a la Estación Cinco, dónde le propinaron una golpiza.
“Mi esposo estuvo en contra del gobierno porque vimos cómo se consumió la Reserva Indio Maíz y nos sumamos a la protesta de los estudiantes de la UCA, después lo de la reforma al Seguro Social (INSS), la represión contra los ancianos. Él se sentía muy molesto porque Ortega reprimía a los estudiantes porque protestaban contra su política”, refirió Suleyka que definió a su esposo como un muchacho muy humilde, servicial y culto.
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Suleyka recuerda que fueron los miembros del Consejo del Poder Ciudadano (CPC) de la Colonia Nicarao quienes ficharon a su esposo. Lo anotaron en lista, lo circularon, lo buscaron y lo capturaron, “le quisieron hacer la maldad, lo quisieron desaparecer, porque él antes era militante sandinista, pero se quitó la venda de los ojos y se sumó a protestar”.
Asimismo, su esposa aseguró que el día de su detención a él le implantaron droga para detenerlo. “La Policía revisó toda la casa y cuando entraron a nuestro cuarto encontraron banderas y dijeron: ve aquí están, estos son azul y blanco…”, a la vez, denunció que los oficiales amenazaron a toda la familia si se oponían a su detención. “Nos dijeron que a él le iba a ir peor si nosotros nos oponíamos”.
También detalló que la Policía se le robó una moto que Vigarny utilizaba como medio de transporte y 1600 córdobas que había retirado de su pago, pese que en la acusación dice que fueron miles de dólares que le incautaron por la venta de la droga.
Su esposa participó de la huelga de hambre
Suleyka Sánchez, de 24 años, fue una de las siete personas familiares de presos políticos que permanecieron en huelga de hambre durante nueve días en la Iglesia San Miguel Arcángel, en Masaya. “Me sumé a la huelga para demandar la libertad de mi esposo que es inocente y lleva más de un año secuestrado, soy testiga que en esos nueve día nosotras la pasamos bastante mal, más cuando llegaba la noche porque nos amenazaban, nos intimidaban, en fin sufrimos psicológicamente”.
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Para Suleyka, aún es inconcebible imaginarse y recordar que iban a permanecer secuestradas dentro de una Iglesia sin luz y sin agua, pese a todo lo que sufrió ella se muestra convencida que la lucha cívica no debe cesar. “Seguiré en la lucha, porque esto no se termina aquí, porque no es una derrota, yo sigo firme y con la frente en alto por la democracia de Nicaragua y por todos los presos políticos”.
