El arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes Solórzano, denunció que la Dirección General de Aduanas (DGA), controlada por el orteguismo, mantiene retenido desde hace un año contenedores de Cáritas de Nicaragua, entre los que se encuentra el vino de consagrar que se utiliza en las celebraciones litúrgicas.
“Uno de los contenedores es el vino que viene para la celebración eucarística y por ello estamos haciendo las gestiones con las dependencias propias”, dijo el arzobispo Brenes en entrevista al periodista católico Lorenzo Vega Sánchez. Según el jerarca católico, debido a la medida impuesta por la tiranía; ha tenido que recomendar a los sacerdotes “echar menos vino” en el cáliz al momento de celebrar las eucaristías.
Cabe señalar que dentro del cristianismo católico, el vino ocupa un lugar central en las celebraciones religiosas; puesto que al momento de la consagración, las especies del pan y el vino se convierten –según la Iglesia-, en cuerpo y sangre de Jesucristo.
Más tensión entre la Iglesia y el Estado
Desde julio de 2018, tras la suspensión del Diálogo Nacional bajo la mediación de los obispos de Nicaragua y las fuertes acusaciones lanzadas por el dictador Daniel Ortega contra la Iglesia católica, acusándola de “golpista”; se han multiplicado en todo el país los actos hostiles de simpatizantes del régimen orteguista contra la institución religiosa.
Noticia relacionada: Dictadura de Daniel Ortega ahoga económicamente a la Iglesia católica de Nicaragua
A su vez, las hostilidades se han transformado en un evidente deterioro de las relaciones entre el régimen de Managua y la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN); que en este momento son prácticamente inexistentes. En este periodo, ha incrementado el asedio contra iglesias donde se reúnen pobladores identificados por los aparatos de seguridad del Estado como opositores al gobierno.
Según el último informe de la fundación pontificia “Ayuda a la Iglesia Necesitada” 2018, “han surgido tensiones entre el gobierno (de Daniel Ortega) y la Iglesia católica. Se han producido actos de clara discriminación (…) Por lo tanto, el estado de la libertad religiosa en Nicaragua se ha deteriorado visiblemente y la previsión para el futuro es negativa”.