“Ya las alcanzo, solo meto una recarga a la tarjeta TUC”, esas fueron las últimas palabras que Xavier Mojica Centeno les dijo la mañana del 11 de junio de 2018 a su madre y a su hermana, antes de ser secuestrado por paramilitares armados y encapuchados.
Desde su desaparición, lo buscaron en las estaciones de policía, los hospitales, la morgue, con amigos y excarcelados, pero nadie les daba razón de su paradero, menos de su estado de salud. Mojica nunca se involucró en las protestas contra la dictadura de Daniel Ortega que iniciaron en abril de 2018.
En una entrevista que brindó al diario La Prensa, declaró que durante los 303 días de secuestro fue golpeado, encerrado en mazmorras donde perdió la noción del tiempo, bañado con mangeras, desnudado e interrogado en varias ocasiones.
El día del secuestro recuerda que lo trasladaron a un lugar, el cual Mojica cree es el antiguo edificio de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) conocida como “El Chipote”, ubicado en la Loma de Tiscapa, al norte de Managua; según el relato del joven ese día fue pateado por varios desconocidos hasta caer al suelo varias veces.
“Él cayó de rodillas e inexplicablemente se sintió bien en el suelo. Quería quedarse ahí. Pero él ya no decidía nada. Y lo levantaron a la fuerza. “Dios mío, ¿por qué me está pasando esto?”, se preguntaba. Yo sentía que estaban cometiendo una injusticia terrible. Lo único que quería era devolverme a la casa. Escapar”, manifestó al diario La Prensa.
El joven universitario supone que estuvo tres semanas en “El Chipote”. Luego fue trasladado por los desconocidos (paramilitares) a otro punto del país donde la celda era oscura y caliente, tiempo después lo cambiaron de lugar donde pudo observar a otros encarcelados, pero que no reconoció, finalmente entre patadas y golpes fue llevado a otro punto donde permaneció hasta su liberación.
“En la cárcel ellos solo se acercaban y me hacían preguntas desde afuera. Yo sentado en el suelo, sin poder hacer nada. Me hacían preguntas tales como: ¿En qué tranques estaba? ¿Cuántos son? ¿Están armados? ¿Andabas un arma? ¿Para dónde ibas? Yo por el miedo, por el terror que sentí en ese momento, solo decía no sé, por favor sácame de aquí. Quería razonar con ellos, pero solo se iban. Era silencio. No escuché a nadie más que a esas personas que llegaban a hacerme preguntas”, relató a La Prensa.
Durante su encierro, narró que deseaba morir porque había perdido las esperanzas de salir vivo, ya que llevaba muchos meses encerrado.
“Me decían que era solo un pedazo de mierda más de todas las que habían a fuera. Que nos iban a matar a todos. Me daba por llorar. Me golpeaban. Lloraba de dolor y de rabia. Me preguntaban si yo era de la UNAN o de la Upoli. Yo solo decía no sé nada, por favor sáquenme. Me preguntaban si los obispos estaban involucrados. Si ellos financiaban algo. Me preguntaban cómo se llamaban mis padres”.
“En un momento, dice, dejó de sentirse persona. En la oscuridad a veces sentía que había alguien más en su celda. Pero ahora cree que solo era su imaginación. Se sentía muerto. Y empezó a desear su muerte. “En un momento busqué que me dispararan. No se los dije pero se lo di a entender. Me acerqué a uno de los que estaban armados. Me le pegué al arma que me estaba apuntando y cerré los ojos esperando el disparo. Me empujó y me devolvió al lugar en el que estaba. Estaba realmente deseando que lo hiciera. No quería saber nada, ni de mí ni de lo que pasaba alrededor. Nada”, denunció a La Prensa.
Finalmente, sus padres recibieron llamadas de desconocidos que les pidieron 600 dólares a cambio de su libertad. Mojica actualmente está exiliado y con el deseo de recuperar su vida, la cual fue arrebatada por desconocidos afines a la dictadura, quienes son el otro brazo armado de la dictadura.
El relato de Xavier Mojica es un trabajo exclusivo del diario La Prensa, puede ampliar el caso en el siguiente enlace: Xavier Mojica está vivo y relata el calvario que sufrió en cárceles paramilitares
Guión para Hollywood, mucho abuso de las fake news, por eso ya nadie cree, mucha película, que no le miran la cara al pobre muchacho a kilómetros se mira que tiene problemas, no abusen de un muchacho con esos problemas