Tras la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua desde abril de 2018, el campo laboral ha venido sufriendo un fuerte impacto en las familias nicaragüenses. Las repercusiones en la economía siguen latentes y para este año el índice de desempleo seguirá creciendo y con ello la pobreza aumentará aún más.
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Según el informe “Nicaragua en crisis política y socioeconómica; Informe de coyuntura mes de Mayo”, de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), las proyecciones de crecimiento no son alentadoras y más bien creen que “de acuerdo al informe anual del Banco Central de Nicaragua (BCN), en el 2018 el desempleo terminó en 5.5%, con una caída del 7.3%. Para el 2019, la tasa de desempleo abierto , nos ubicaría entre el 7.5% y el 8.5%, lo que implicaría que terminaríamos entre 244 mil y 276 mil desempleados como saldo a finales del 2019, es decir, que en comparación al 2018, este año la cifra de nuevos desempleos será entre 66 mil y 98 mil”.
Las reformas fiscales propuestas por el régimen Ortega Murillo para recuperar recursos económicos tras la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua golpeará fuertemente al sector privado y provocará el cierre de empresas, desempleo y el incremento de la informalidad.
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En febrero, el Funides reveló que desde que inició la crisis en abril del 2018, se estima que han sido despedidas y suspendidas más de 400,000 personas”, de las cuales 130,000 tenían empleos formales, esto hace indicar que los que más han resentido la crisis en Nicaragua son los trabajadores de pequeñas empresas y los que laboran por su propia cuenta.