La ciudad de las flores, Masaya, ha sido la ciudad que más ha sufrido represión, asedio y acoso por parte de la dictadura de Daniel Ortega luego que estallaran las protestas sociales el 18 de abril del año pasado, dejando un saldo en esa localidad de 36 asesinados, 72 presos políticos y centenares de exiliados, de acuerdo con el reporte de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH)
Masaya fue una de las primeras ciudades que se rebeló en contra de la represión por parte de la dictadura, levantando barricadas para evitar que paramilitares y policías orteguistas siguieran asesinando a sus pobladores.
Tres meses resistió atrincherada con morteros, piedras y tiradoras, hasta que el 17 de julio, un contingente de paramilitares y policías orteguistas, fuertemente armados, desmontaron las barricadas que los ciudadanos habían levantado para su protección.
Más de 300 barricadas
El barrio indígena de Monimbó fue el primero en atrincherarse. “Luego de la muerte de los primeros ciudadanos a raíz de la protestas en demanda a las reformas del seguro social, Monimbó fue el primero en atrincherase el 19 de abril y aun así cayeron otros compañeros de lucha, entre ellos, Álvaro Gómez, hijo del exguerrillero, Álvaro Gómez”, dijo un miembro del Movimiento 19 de abril de Masaya, conocido como “Guardabarranco”.
Sin embargo, después de la masacre el 30 de mayo, en la marcha de las madres, donde se conmemoraba las primeras muertes a manos de la dictadura, el pueblo de Masaya se atrincheró en su totalidad colocando, en promedio, 300 barricadas. “Después del ataque por turbas orteguistas a la marcha de las madres, Masaya decidió cerrarse por completo el primero de junio, y evitar que murieran más personas” informó “Guardabarranco”.
36 masayas asesinados a manos de la dictadura
La fuerte represión orquestada por la dictadura dejó en menos de tres meses a 36 personas asesinadas, convirtiéndose en el departamento con mayor número de víctimas en Nicaragua.
Entre las víctimas que quedaron en el recuerdo de los masayas está el del estudiante universitario Álvaro Gómez, de 24 años, asesinado el 21 de abril de 2018. Su padre (del mismo nombre), un exguerrillero sandinista y profesor de Matemática, Física, exigió justicia, pero tuvo que exiliarse ante el asedio y persecución de la dictadura.
“El 20 abril, mi hijo (Álvaro Gómez) se integró a la lucha en contra de la dictadura, lo persuadí, porque yo sé muy bien de los que son capaces los sandinistas por mantenerse en el poder, sin embargo, él dijo que iba a seguir en la lucha. El 21 abril lo asesinaron en horas de la madrugada, yo me di cuenta a las siete de la mañana, no lo podía creer. Exigí justicia por la muerte de mi hijo, pero no recibí nada, lo que me dieron fue asedio y persecución. El cuatro de agosto tuve que exiliarme en Costa Rica, pero desde aquí sigo levantando mi voz”, dijo a Artículo 66, el profesor Álvaro Gómez.
Otra de las muertes que más impacto tuvo en Masaya, fue la del adolescente de 15 años, Junior Steven Gaitán López, asesinado de un disparo en el pecho, el dos de junio. Según sus familiares, este fue asesinado por agentes de la Policía orteguista.
“A mi hijo lo asesinó una oficial de policía en el mercado de artesanías de Masaya, mi hijo suplicaba que no lo mataran, pero no les importó, hay testigos que vieron como lo asesinaron sin compasión. Apenas tenía 15 años, no entiendo porqué se ensañaron con un niño, seguiremos exigiendo justicia, porque no puede quedar impune su muerte”, dijo muy conmovida, Aura Lila López, de 47 años, madre de la víctima.
El hombre de la tiradora
Una de las muertes que dejó en evidencia los crímenes de lesa humanidad de la dictadura fue la de Marcelo Mayorga, de 41 años, asesinado de un disparo en la cabeza el 19 de junio, cuando se defendía con una tiradora de los ataques de paramilitares y guardias orteguistas en el denominado plan limpieza en la zona central de esa ciudad.
“Mi esposo siempre soñó con ver a Nicaragua libre, él (Marcelo Mayorga) quería que sus hijos vivieran en plena libertad, pero el gobierno le quitó la vida. Fue duró ir a recogerlo, los policías lo trataron como a un perro, este dolor que tengo se me va a quitar hasta que Daniel Ortega y Rosario Murillo paguen por sus crímenes”, dijo Auxiliadora Cardoze, esposa de Marcelo Mayorga.
Comisionado Avellán, el máximo responsable de la masacre
Familiares de las víctimas a manos de la dictadura de Daniel Ortega en Masaya responsabilizan al comisionado y ahora subdirector de la Policía orteguista, Ramón Avellán, como el principal gestor de los 36 asesinatos reportados en ese departamento.
“El máximo responsable de las muertes en Masaya es Ramón Avellán, porque el dio la orden para que asesinaran a los jóvenes, nadie más podía dar esa orden que solo él. Cuando sea juzgado Ortega, Avellán tiene que pagar todos sus crímenes”, dijo “Guardabarranco” miembro del Movimiento 19 de Abril de Masaya.
Ramón Avellán, el rostro del crimen en Masaya amenaza con “liberar” Monimbó “al costo que sea”. Paramilitares fuertemente armados andan listos para hacer correr la sangre, por órdenes de Ortega y Murillo. #Artículo66 #DerechoAInformar #SOSMonimbó pic.twitter.com/JcUHTgYSKE
— Artículo 66 (@Articulo66Nica) 17 de julio de 2018
“¡Buenas noches, comisionado Avellán!”
Desde el cuatro de junio, un grupo de jóvenes se ubicó a dos cuadras de la delegación policial de Masaya y con megáfono en mano enviaban mensajes al comisionado Ramón Avellán. 41 “saludos” desde una trinchera eran escuchados cada noche por los habitantes de Masaya, que eran respondidos con balas por la guardia orteguista.
“Avellán se convirtió en el rostro represivo, en el rostro que quería infundir temor a la población de Masaya, él se convierte en una figura antagónica en la lucha cívica, porque con su poder asesinó a muchachos, golpeó ancianos y violentó a mujeres”, dijo “Guardabarranco”.
“Los mensajes a Avellán, inician el cuatro de junio, fueron 41 saludos en vivo, desde la zona de la estación de policía; Lo primero que le dijimos fue: ¡Buenas noches, comisionado Avellán, aquí hay insulina, venga a inyectarse!, venite, salí de rodillas ante tu pueblo, después de esto nadie te va a dar trabajo, porque quién le va dar trabajo a un asesino. Los primeros “saludos” fueron, porque nos dimos cuenta que (Ramón Avellán) ya no tenía medicina para atenderse la diabetes que padece, ni mucho menos comida. Después, fueron variando los mensajes, hasta una canción se le compuso, a causa del odio que demostraba para los ciudadanos”.
https://www.facebook.com/Articulo66/videos/1760261217376384/
Padre Edwin Román, defensor de presos políticos
Una de las figuras que destacó en las protestas contra la dictadura de Daniel Ortega, defendiendo los derechos humanos de jóvenes, víctimas de represión, fue el padre Edwin Román, párroco de la iglesia San Miguel de Masaya, quien con su sotana y de la mano del secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), Álvaro Leiva, cruzaron barricadas, quedaron atrapados en fuego cruzado, pero nada le quitó el ánimo y disposición de ayudar y defender los derechos humanos.
“Yo no soy un cura que me quedó en las cuatro paredes en la iglesia, yo hago lo que el espíritu de Dios me pone en mi corazón, no soy una piedra para no sentir el dolor de las personas. Expuse mi vida para defender a los jóvenes y lo volvería a hacer, si fuera necesario. He recibido amenazas, asedio, persecución y agresión, pero nada de esto se compara a lo que sufrió nuestro Señor Jesucristo por nosotros”, dijo el párroco.
Víctima de asedio policial
El cura de Masaya tampoco se ha escapado de las amenazas y asedio por parte de la Policía orteguista. “Me han seguido camionetas de antimotines por toda Masaya, me han retenido cuando voy a otras ciudades, hasta me han golpeado agentes policiales. El mismo Comisionado Ramón Avellán me golpeó en el pecho el pasado mes de septiembre, cuando me disponía a realizar una misa, me ofendió solo porque le dije que le bajara el volumen a la música que andaban en la calle. De todo me ha pasado, pero no tengo temor, porque Dios está conmigo”, refirió el sacerdote de la parroquia San Miguel.
72 rehenes de Masaya
Después de que Masaya fuera brutalmente reprimida por paramilitares y guardias orteguistas, muchos jóvenes que estuvieron en las protestas tuvieron que huir para salvar sus vidas, otros fueron secuestrados, acusados de terrorismo, sometiéndolos a cruentas torturas. Según la lista del Comité Pro Liberación de Presos Políticos, en Masaya hay 72 secuestrados, sin embargo, esta lista puede ser más extensa, a causa del silencio de muchas familias por miedo a represalias.
Entre los presos políticos más reconocidos que tiene cautivos la dictadura de Daniel Ortega, se encuentran líderes del Movimiento 19 de Masaya, entre ellos está el estudiante de psicología, Yubrank Suazo, de 27 años, secuestrado el 10 de septiembre de 2018, acusado de terrorismo y crimen organizado.
Suazo fue un fuerte crítico del régimen, tras estallar la crisis social en abril del año pasado, ocasionando que turbas orteguistas arremetieran contra su vida y la de su familia, quemando su casa, un taller de hamacas, reduciendo a cenizas 40 años de patrimonio laboral.
Otros presos políticos son los líderes del Movimiento 19 de Abril de Masaya Cristhian Fajardo, de 38 años, y Santiago Fajardo, de 28 años. Cristhian fue secuestrado, junto a su esposa, la abogada María Adilia Peralta, de 27 años, el 22 de julio, mientras que Santiago fue detenido ilegalmente el 22 de agosto del año pasado. Los tres son acusados por la dictadura de terrorismo.
Padres de presos políticos defienden su inocencia
Por su parte, los padres de los presos políticos, defienden a sus hijos de todas las acusaciones emitidas por el orteguismo. “Santiago y Cristhian Fajardo, son inocentes, nada de los que se les acusa es cierto. Cristhian siempre luchó por la libertad de Masaya, pero lo hizo con honestidad, nuca permitió que agredieran a policías o a simpatizantes del gobierno”, dijo un familiar de los hermanos Fajardo en condición de anonimato.
Noticia relacionada: María Adilia Peralta Cerrato: Máster en derecho, acusada de “terrorista” por Daniel Ortega
Por su parte, Wilfredo Suazo, padre de Yubrank, ha defendido su inocencia. “Mi hijo es un gran ser humano, él siempre ha sido una persona que le gusta defender los derechos de los demás. Lo único que hizo y por lo que está secuestrado es por defender la libertad de un pueblo”.
Asedios y secuestros continúan
Pese a que se instaló una mesa de negociación, donde la delegación del gobierno de Daniel Ortega y la Alianza Cívica firmaron un acuerdo para que sean liberados todos los presos políticos, cesara la represión y se permitiera la libre movilización, la represión en Masaya continúa, siendo el barrio indígena de Monimbó el más hostigado por paramilitares y policías orteguistas, convirtiéndose en la ciudad con el más alto índice de represión.