Conocer los derechos y las leyes que protegen a todo ciudadano nicaragüense no le sirvió a María Adilia Peralta Cerrato, de 30 años, pues en Nicaragua desde el pasado 18 de abril, fecha en que inició la rebelión cívica contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, reina más que nunca la anarquía. La joven estaba clara que podía ser apresada, pero sabía que tomarse las calles de manera pacífica no es un delito, sino un derecho.
Al igual que María Adilia, su esposo Cristhian Fajardo y más de 300 personas están siendo procesadas por funcionarios orteguistas, únicamente, por ejercer su derecho a la protesta.
El 30 de julio, María Adilia Peralta fue presentada como “terrorista” por la Policía Nacional, junto a Cristhian Fajardo. Desde el parqueo de la sede central de esa institución, en Plaza El Sol, la exhibieron frente a los medios de comunicación oficialistas como un “trofeo”, cercada por cintas amarillas de “escena del crimen”.
Esposada y sostenida por dos policías encapuchados y con chalecos negros antibala, María Adilia se mostró altiva. Retadora. Digna. La vergüenza salía de aquellos ojos que apenas se asomaban por las capuchas. Los humillados eran sus verdugos.

María Adilia Peralta, originaria de Masaya, es una mujer que toda la vida fue dedicada a sus estudios, nos cuenta su madre Mariela Cerrato. Sus títulos y su trayectoria laboral demuestran que “no es una delincuente como la quieren mostrar”, afirma su progenitora.
La joven consiguió culminar su licenciatura como abogada, con mención en derecho público, en la Universidad Centroamericana, antes de cumplir sus 30 años. En esa alma máter también realizó una maestría en Derecho de Empresa, con especialidad en asesoría jurídica.
La mamá de Peralta Cerrato asegura que su hija “siempre fue bien calmita”, pero es de las mujeres que le “gusta ayudar a los demás”. Ese sentimiento de cercanía con los demás hizo que María Adilia Peralta se indignara, desde el mismo 18 de abril, al ver cómo las turbas del régimen de Ortega golpeaban a jóvenes y ancianos que protestaban pacíficamente en Camino de Oriente, en Managua.
La apreciación de la madre de María Adilia sobre el comportamiento de su hija lo comparte una joven que se mantuvo cerca de quien ahora se ha convertido en una presa política de los Ortega-Murillo. La muchacha, que prefiere mantenerse en el anonimato, sotiene que Peralta es “callada, cariñosa, con una gran capacidad de llevarse bien con todo el mundo”. Igualmente, resalta que durante las protestas María Adilia “muchas veces pasaba sin comer por andar trasladando a los heridos, a quienes brindaba primeros auxilios y medicinas”. Para ella, según la joven que la conoce, lo primordial era preservar la vida de los que se levantaron en contra de las imposiciones de Ortega.
Dejó de trabajar en el Estado porque “no le gustaba rotondear”
El descontento de María Adilia Peralta por el actuar del régimen de Ortega ya venía desde hace un poco más de cuatro años, cuando aún era trabajadora del Estado y se le obligaba a ir a “rotondear”, portando la bandera del Frente Sandinista. “Ella (María Adilia) fue asistente legal del director general de asuntos jurídicos, Danilo Medina, en el Ministerio de Energía y Minas. (…) Pero la despiden, hace como cuatro años, porque no estaba de acuerdo con ir a rotondear, entonces ahí comenzó el pleito porque ella no estaba de acuerdo con que la obligaran a ir a rotondear, es por eso que la despiden”, explica su mamá Mariela Cerrato, quien laboró para el Instituto Nicaragüense de Energía (INE), como secretaria ejecutiva del expresidente de esa entidad, David Castillo, y fue asesora de la Asamblea Nacional.
Tras ser despedida María Adilia decidió continuar sus estudios y al conocer a su esposo Cristhian deciden apostar por el emprendimiento y trabajar juntos en el turismo. “Cuando a ella la despiden decide meterse a estudiar una maestría en derecho empresarial. Al culminar su máster, empieza una relación con Christian y él le dijo que no trabajara (en otra entidad) y que se dedicaran al turismo, que ampliaran el hotel (Hotel Masaya), que montaran una tour operadora. Iban a montar un negocio en la promoción y atención a turistas. Estaban planeando comprar un microbús. Él le decía que no buscara trabajo porque en primer lugar la empresa privada paga poco y en el Estado ya no podía trabajar porque estaba fichada por no someterse a las actividades del partido”, afirmó su madre Mariela Cerrato.
María Adilia en las manifestaciones pacíficas
Peralta se unió a las marchas cívicas de Masaya junto a su pareja Cristian Fajardo, con quien se casó hace un año y conoce de toda la vida, pues era su vecino en su pueblo natal. María Adilia no participaba de la política partidaria, pero se había convertido en una activista en la defensa de los derechos humanos. Su esposo Cristhian la había involucrado en el Movimiento Por Nicaragua, pues la llevaba a todas las reuniones y actividades sociales, desde entonces fue más activa con la gente de su pueblo.
Mariela Cerrato recuerda que Maria Adilia Peralta “siempre fue apática con la política partidaria, pues como todos los jóvenes me imagino que tenía el mismo sentimiento de rechazo a la política engañosa y mentirosa”. Pero el amor por Nicaragua, especialmente, por Masaya llevó a la joven a formar parte de las protestas en contra del régimen de Ortega.
Durante algunas movilizaciones azul y blanco, María Adilia se vistió orgullosa con exóticos vestidos de huipil, confeccionados en su ciudad. En uno de los videos, que se viralizó después de su captura, María Adilia baila con magistral coquetería indígena, al son de marimba. Con rostro serio y siempre altiva, María Adilia también protestaba así: bailando La Danza Negra.
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María Adilia no estaba dispuesta a quedarse sentada en su casa mirando por la televisión cómo la policía y paramalitares asesinaban jóvenes y pobladores en distintas ciudades de Nicaragua. La abogada decidió lanzarse a las calles para levantar la bandera de su país, en cada marcha que se organizaba, cuenta su madre.
María Adilia predijo su mayor temor
La detención de María Adilia Peralta y Cristian Fajardo se dio, el pasado 22 de julio, en Peñas Blancas; cuando la pareja se disponía a autoexiliarse en Costa Rica para evitar ser víctimas de las represalias gubernamentales. Masaya se había convertido en un infierno. Sitiada por paramilitares orteguistas y policías encapuchados que obligaron a centenares de personas a huir, entre ellos a María Adilia y su esposo. Ahora, es acusada por la Fiscalía de Nicaragua de ser coautora del delito de terrorismo, crimen organizado e interrupción de servicios públicos.
Fue entonces, desde hace un mes, que la abogada María Adilia Peralta vio cómo se cumplía su mayor temor. “Ella comentaba que tenía temor de caer presa por protestar porque mucha gente estaba siendo apresada. Ese era su pánico”, reveló su madre Mariela Cerrato.

La joven abogada tuvo la oportunidad de desligarse de las manifestaciones pacíficas en contra de Daniel Ortega, sus mismos familiares le suplicaron que no regresara a Nicaragua. “Ella (María Adilia Peralta) estuvo unos días fuera de Nicaragua, en Estados Unidos, porque fue a una graduación de una sobrina, en medio del alboroto, el pasado 7 de junio. Estuvo tal vez 10 días en Estados Unidos y yo le dije ‘no te vengás, no te vengás, mirá cuánta gente ha muerto‘, pero ella no me hizo caso y se vino a seguir la lucha por una Nicaragua libre, junto a su marido”, explicó la mamá en tono apesarado.
Mariela Cerrato sabe que su hija no estuvo en tranques con armas o morteros. La define como una mujer activa que convocaba a la gente, que ayudaba a la gente y no una mujer violenta. “Ella es activista de esas de andar ‘callejeando‘, sacando a la gente para andar en una manifestación, pero ella no es de andar con un mortero. Ella no se perdió ni una de las marchas así fuera que los malmataran, pero ella nunca se perdió las marchas. Ella quería liberar nuestro país de la dictadura, porque decía que nosotros se lo heredamos así. Y es la verdad, nosotros se los heredamos, con este poco de viejos corruptos”, detalló Mariela.
Resistiendo por la libertad
Desde que detuvieron a Maria Adilia su mamá sestá enfocada en demandar su libertad. Mariela Cerrato tiene lupus y exponerse al sol le hace mucho daño, pero eso no la detuvo de pasar, desde ese 22 de julio, por más de ocho días frente la entrada principal de la Dirección de Auxilio Judicial, mejor conocida como El Chipote, demandando la libertad de su hija y su yerno.
“Mi rutina era, cuando estaba en El Chipote, pasar todo el día ahí, los ocho días que ahí estuvieron, aguantando a una gente que nos ofendían, que nos quitaban todos los espacios de sombra, que nos obligaban a pasar todo el día en el sol. Yo tengo lupus y me hace daño el sol, pero por mi hija yo soy capaz de todo”, detalló Mariela Cerrato.
La familia de María Adilia se ha quedado sin trabajo a raíz de que la detuvieron. Ahora, ellos subsisten de la pensión que recibe Mariela, aunque ella misma refiere que se le va todo ese dinero en gestiones para liberar a su hija y en los tres sacos de comidas y objetos personales que le lleva todos los martes, desde hace 23 días, al Sistema Penitenciario de Mujeres.
“Ahora mi rutina es ir los martes a La Esperanza a dejarle comida, miércoles o lunes voy a la CPDH para ver cómo avanza el caso para que no se me duerma. Esa es mi rutina, además, de ir a las marchas. Todas (sus dos hijas mayores y Mariela Cerrato) estamos despedidas. Yo llevo tres sacos todos los martes, yo le llevo bastante porque a ella le gusta compartir con todo mundo. Ahí se me va la pensión, pero no importa porque yo quiero que esté bien”, explicó la madre de María Adilia.
La familia de la abogada y máster en derecho, María Adilia Peralta, exige, hasta el cansancio, que la dejen en libertad. “El llamado que hacemos al Gobierno es que deje de criminalizar a los jóvenes que no tienen nada, que nunca han hecho daño, que se vieron obligados a apoyar a sus demás amigos en las manifestaciones porque los estaban asesinando, porque querían ver a su país libre”.
Mariela Cerrato, quien también ha tenido acceso al expediente de su hija, gracias a que igual que María Adilia es abogada, ha encontrado muchas inconsistencias legales que prefiere no decir, ya que el abogado que se encarga de defender a la lideresa de Masaya los expondrá el próximo 24 de agosto en la audiencia inicial.
Mientras la defensa prepara los alegatos, Mariela se ha planteado seguir en las calles cada vez que convocan a marchas para seguir exigiendo la libertad de su hija y la salida del tirano Daniel Ortega.
Buena iniciativa dar a conocer quiénes son los detenidos para que se vea el atropello. Una corrección, La Esperanza queda en rotonda de Ticuantepe. Por cierto ojalá pasara alguien con algo a todo volumen para decirles que no los olvidamos.