El Vaticano, por medio de su representante en Managua Waldemar Stanislaw Sommertag, ha confirmado este lunes, 18 de febrero, el levantamiento de todas las sanciones eclesiásticas que impuso en 1984 el papa Juan Pablo II contra el poeta y sacerdote trapense Ernesto Cardenal, exministro de cultura de la Nicaragua revolucionaria (1979-1988).
Según una carta sellada de la Nunciatura Apostólica en Managua, el Papa Francisco concedió con benevolencia la absolución (levantamiento) de todas las censuras eclesiásticas que el Vaticano le impuso a Ernesto Cardenal desde 1984, asegurando que fue el autor de ‘Cántico Cósmico’, quien solicitó la readmisión al pleno ejercicio del ministerio sacerdotal.
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“El padre Cardenal ha estado 35 años bajo suspensión del ejercicio del ministerio por su militancia política. El religioso aceptó la pena canónica que le fue impuesta y se ha atenido siempre a ella sin llevar a cabo ninguna actividad pastoral. Además, había abandonado desde hace muchos años todo compromiso político”, puntualiza la carta de la Nunciatura, que está firmada por el Nuncio Sommertag.
Agradecimiento de Cardenal al Nuncio y al Papa
Según el portal de noticias Vatican News del Vaticano, el nuncio Sommertag visitó el 2 de febrero al poeta Ernesto Cardenal en su casa, donde sostuvieron una conversación que se cataloga de “profundo, abierto y amigable”, donde nació la idea de la reintegración del bardo al pleno ejercicio del ministerio sacerdotal.
La versión de Vatican News contradice a la informada ayer por el diario español El País, donde se asegura que fue por medio del periodista de este rotativo, Pablo Ordaz; que se le hizo llegar una carta de Ernesto Cardenal al papa Francisco para que se le fuera levantada la suspensión ‘a divinis’.
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“Este domingo el nuncio Apostólico visitó de nuevo al sacerdote trapense, en donde le comunicó la suspensión canónica de parte del Santo Padre para su plena reintegración. Seguidamente, a las nueve de la mañana, el nuncio presidió en el hospital la Santa Misa de gracia con el padre Cardenal. El sacerdote expresó su profunda gratitud al Santo Padre y al Nuncio”, destaca el portal de noticias de la Santa Sede.
Del mismo modo, resalta el encuentro que sostuvo el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez con el padre Cardenal –quien desde el 4 de febrero convalece en un hospital privado por problemas de insuficiencia renal-, destacando el gesto que tuvo el jerarca católico de pedir la bendición al poeta.
“Sus ojos se enrojecieron con alguna lágrima. Recé por él y le encomendé que le hablara al Señor para que nos auxiliara en los momentos difíciles que vivimos. Fue todo tan hermoso”, dijo monseñor Báez, en unas declaraciones exclusivas concedidas a Artículo 66 y reproducidas por el portal Vatican News.
Ernesto Cardenal Jesucristo jamás te restringió a seguir luchando al lado de tu pueblo y de todos los pueblos del mundo que luchan por la verdadera Libertad, la Libertad en Cristo, para ser Libres de las postestades diabólicas. Jesús te espera en el cielo, eres uno de sus escogidos, para reinar junto a Él en el paraíso.
Ernesto Cardenal se merece una disculpa de la pareja dinastica por todos los agravios que le causaron.
*A ERNESTO CARDENAL*
*_”Cura por vocación, poeta por elección, político por necesidad, un ejemplar nicaragüense por su patriotismo, por tu pureza de pensamiento, te negaste a seguir a los impíos, los que en una época dura, fueron tus amigos, tus compañeros, tus camaradas, para devenir en convertirse en tus ferrios enemigos, por no acompañarlos en sus malos actos, más bien, que por ti fueron denunciados, y no hablo sólo en el campo político, en el esclesiástico también enemigos ganaste, por apegarte ferreamente a las enseñanzas de Cristo, porque con tu ejemplo decidiste escoger el Calvario de Nuestro Señor Jesucristo, cargaste tu cruz que rindieron magíficos frutos, Dios te diera más fuerzas y energías, para que ahora que los hombres insensatos que un día te condenaron y hoy te han levantado tu pena, tengamos el honor, la honra y el privilegio de escuchar una homilía tuya, pidiendo por la libertad de tu pueblo, y por la de pueblos hermanos, que hoy son vilmente masacrados y subyugados, por viles tiranos, iguales o quizás peores, que los que un día tú combatiste y condenaste, que se escuchen nuevamente tus plegarias revolucionarias que a campo abierto una vez se escucharon en Solemtiname, danos la dicha de escuchar ahora que se viven tiempos similares o peores, unas plegarias vandálicas, que salidas de tu impecable boca, directamente desembocan ante Nuestro Señor Jesucristo, para que nos sintamos seguros de nuestro triunfo.*