Al menos 42 presos políticos, de una lista de 767 personas que fueron secuestradas en el marco de las protestas sociales en Nicaragua, se encuentran aislados y en condiciones extremas de crueldad e inhumanidad de parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, según la lista organizada por el Comité de Madres Pro Libertad de Presos Políticos.
De estos, 18 ya fueron condenados y 23 enfrentan procesos judiciales mientras pasan sus días en la temible Galería 300, mejor conocida como “El Infiernillo”, en el Sistema Penitenciario “La Modelo”.
“El Infiernillo” debe su fama a las terribles condiciones que presta a los privados de libertad, además de ser el espacio en La Modelo donde recluyen a los criminales de mayor peligrosidad. Sin embargo, tras las protestas sociales iniciadas en el mes de abril de 2018, la justicia orteguista encerró en esas celdas a figuras emblemáticas de la lucha social en Nicaragua.
En la Galería 300 están recluidos los líderes campesinos Medardo Mairena, Pedro Mena y Lener Fonseca, el director de 100% Noticias, Miguel Mora; los estudiantes Kevin Rodrigo Espinoza y Edwin Carcache; los activistas sociales Yubrank Suazo y Francisco Fajardo, originarios de Masaya; entre otras personas que cobraron relevancia por levantar sus voces contra la dictadura.
Kevin Rodrigo Espinoza, quien fue capturado el pasado 11 de Julio y que cumple una condena mayor a los 17 años de cárcel, logró ver la luz del sol una sola vez, tras siete meses en esta zona de detención, según explica su madre, Brenda Liseth Gutiérrez, quien también es integrante del Comité de Madres Pro Libertad de Presos Políticos.
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De acuerdo con Brenda Gutiérrez, las condiciones de los detenidos en la Galería 300 son totalmente diferentes al resto de los reos. “Esas celdas están totalmente selladas, sin oxígeno, sin luz propia, el techo es de concreto por eso se llama ´El Infiernillo´ porque el calor es percibido por los cuerpos”, expresó.
Además, la cantidad de víveres y artículos de primera necesidad que pueden hacerse llegar a estos prisioneros es limitado. Por ejemplo, solo se les permite seis litros de líquido cada ocho días, una cantidad mínima si se tiene en cuenta el intenso calor que sufren en ese lugar.
“Hemos pedido que se nos permita meterle más agua, están presentando enfermedades infecciosas en la piel, no hay oxígeno, las enfermedades crónicas van en aumento, ahora está Miguel Mora, las condiciones son bastante inhumanas, no hay atención médica, les falta aire y tienen problemas con la presión arterial”, explicó Gutiérrez.
Los presos políticos recluidos en El Infiernillo también presentan problemas en la visión. El hermano de Medardo Mairena, Alfredo Mairena, afirmó vía telefónica, desde Estados Unidos, que el líder campesino “se está quedando ciego” tras seis meses encerrado sin ver la luz del día.
“Imaginate, van a salir ciegos de allí, y se supone que el sistema penitenciario es un sitio de rehabilitación y donde llegaron es un lugar de castigo, una tortura para ellos”, denunció el hermano del dirigente campesino.
Johana del Carmen López, quien es prima del preso político Carlos Alberto Bonilla, recluido en la Galería 300 y al que se le acusa de asesinar a un policía, explicó que las restricciones para ingresar artículos como gelatina para el pelo y ropa interior para su familiar son extremas, pues todo es “consultado” lo cual vuelve la situación más dura para la familia.
Sus familiares además aseguran que Bonilla también es castigado por negarse a reprimir a la población como paramilitar.
“Nosotros hemos querido pasarle un abaniquito de mano, pero como todo es restringido, estamos esperando”, manifestó al referirse al intenso calor del que se quejan los detenidos, que algunas veces recurren a tirar agua en el piso y acostarse en ella para apaciguar las elevadas temperaturas, según explicó Johana López.
Las circunstancias de Carlos Alberto Bonilla se vuelven aún más críticas, pues el detenido, que enfrenta una condena de 90 años, tiene un “charnel” alojado en la cabeza lo que le provoca constantes dolores y pérdida de memoria, pese a esto, no ha recibo atención médica y algunas veces le retrasan la entrega de pastillas para calmar el dolor que le llevan sus familiares hasta el sistema penitenciario.
“Quienes cometieron verdaderos delitos tienen más posibilidades que ellos, ellos que lucharon por algo justo tienen todo restringido”, añadió su prima.
Mercedes Dávila, la madre del preso político Edwin Carcache Dávila, manifestó que para ella las condiciones en las que se encuentra retenido su hijo y los otros presos políticos son injustas.
“Difícil para mí y para todos, peor para ellos, que son los que están viviéndolo, están ahí por solo manifestarse, por pedir un derecho que todos los nicaragüenses tenemos, no es justo que ellos estén en una máxima seguridad solo por expresarse y no estar de acuerdo”, argumentó.
Carcache, uno de los estudiantes más destacados en las protestas sociales, se encuentra recluido solo, en una celda en la que puede dar únicamente dos pasos, según su madre.
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Otro problema con los detenidos en las celdas de máxima seguridad es que el contacto con su familia es limitado. Solo hablan “a través de un cristal” y “una bocina telefónica”. Además, por la falta de acceso a la atención medica muchos han recurrido a automedicarse.
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Organismos de derechos humanos han criticado las condiciones en las que se encuentran los presos políticos y particularmente los que están recluidos en la Galería 300. Los defensores han demandado al Estado mejores condiciones para ellos, mientras sus familiares sostienen firmemente la demanda de su libertad, pues señalan que son totalmente inocentes de los crímenes que se les imputa.
“Sabés que me gustaría, que es lo que demando yo, la libertad, mi hijo no es para que esté allí, solo por pensar diferente o estar en desacuerdo a un régimen, no es justo esto, tenemos derechos”, expresó Mercedes Dávila.