(CIUDAD DE PANAMÁ, PANAMÁ). Para “Agateyte” (nombre que usaremos por seguridad), el acoso de las turbas orteguistas y paramilitares fue el detonante que lo obligó a salir de Nicaragua rumbo al país canalero. No es para menos, el hombre, quien tiene cerca de 30 años, señala que hasta hace poco tiempo simpatizaba con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), donde llegó a ser fiscal electoral y hasta miembro de los denominados Consejos de Poder Ciudadano (CPC).
“Agateyte” se fue alejando de su antiguo partido político, pero la crisis de abril lo obligó a tomar postura a favor de los jóvenes universitarios que pedían justicia y democracia.
Nos reunimos con “Agateyte” después de su salida del trabajo, desde donde emprende una hora de regreso al centro de la ciudad hasta un reparto en las afueras, sitio en el que alquila un apartamento, uno de los más accesibles de la zona. En Nicaragua, antes de la crisis, se dedicaba al oficio de comerciante.
“Mi familia se vio acosada. De manera directa, mi esposa y yo nos vimos muy acosados y perseguidos. Llegaban paramilitares y policías vestidos de civil a rondar nuestra casa y nuestro barrio. Nos sentíamos intimidados”, enfatiza “Agateyte”.
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“Agateyte” y su esposa participaron de algunas acciones esporádicas contra el gobierno de Daniel Ortega en el pueblo de occidente de donde es originario. Nos señala de forma explícita que no ubiquemos el departamento ni el pueblo de donde salieron porque, al igual que otros; aún tiene familiares en Nicaragua.
Este hombre, de carácter fuerte, resalta que debido a la creciente represión orteguista contra cualquier voz disidente; tenía planificado salir con su esposa rumbo a Canadá, pero este país les negó la visa para entrar y tuvo que buscar otras opciones, hasta que reculó en el país canalero.
“Nos vimos muy asediados en los últimos días y en Canadá nos negaron la visa, y debido al tiempo, tuvimos que venirnos a Panamá debido a la cercanía y por ser más económico y donde también teníamos conocidos que nos han brindado la mano”, dice el hombre, quien presenta una piel morena curtida por el sol y unas manos gruesas producto del trabajo pesado de llevar y transportar cargas de un lugar a otro.
“No todos tienen la misma oportunidad”
Según “Agateyte”; quien se confiesa católico y junto a su mujer participaba con su compañera de vida en grupos de la Iglesia católica de Nicaragua; afirma que asentarse en Panamá no ha sido tan difícil debido al apoyo que le han brindado amigos que ya estaban en el país canalero al momento de exiliarse.
“Gracias a Dios y a la Virgen Santísima y a las oraciones de nuestros hermanos; hemos sido bien acogidos aquí. No para todos es igual, ni para los nicaragüenses y para los de otras nacionalidades tienen la bendición que hemos tenido nosotros. Mi esposa a los 15 días de estar acá inició a laborar y yo, al mes con trabajos estables”, recalca el ex CPC; quien comparte apartamento junto a dos compatriotas.
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Sin embargo, el hombre señala que las mismas facilidades de laborar y tener un alojamiento estable no se le han podido brindar a todos los nicaragüenses que llegan a Panamá huyendo de la represión de los aparatos del Estado, afirmando que muchos han venido “al sol y al viento” y esto les ha hecho duro el poder asentarse en este país.
También revela que si bien, él y su pareja están trabajando, lo hacen de forma irregular debido a que ambos lo hacen en lugares donde no les han solicitado su permiso de trabajo o carné de residencia; lo que podría exponerlos a ser sujetos a exportación laboral.
“No es a todos los inmigrantes que les va igual (de bien) que a nosotros. Y aquí estamos, orando por los compatriotas que han venido y no tienen trabajo o han venido al sol y al viento”, puntualiza el excomerciante.
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Este hombre, sin embargo, dice que no es ajeno al mal que viven los demás nicaragüenses; por ello sostiene que la meta de su matrimonio a mediano plazo es poder alquilar una casa completa con uno o dos cuatros y así tener un techo y extender una mano a algún compatriota que decida asilarse en Panamá.
“Queremos estar a la orden de cualquier hermano nicaragüense que decida exiliarse acá en Panamá y ayudarle de esa manera acá, así como también nosotros fuimos ayudados. Sabemos la dura situación de Nicaragua y emigrar (hace una pausa, y suspira) es una de los primeras opciones para no estar bajo este régimen dictatorial”, detalla.
Los nicas, “una minoría que crece”
Según datos del Servicio Nacional de Migración del gobierno de Panamá; la crisis sociopolítica que estalló en abril en Nicaragua aumentó exponencialmente la llegada de nicaragüenses hacia ese país. Solo entre los meses de mayo y julio de 2018, durante lo más álgidos de las protestas antigubernamentales, entraron al país canalero 9,362 nacionales.
Esto coincide con la visión de “Agateyte”, quien asegura que la presencia de los pinoleros en el país del sur va en crecimiento, no solo por la violencia estatal sino a la falta de oportunidades laborales.
“La comunidad nicaragüense acá en Panamá es una de las minorías que más rápido crecimiento ha tenido en los últimos meses. Si ya de antes de las protestas, ya habían tal vez unos 50 mil nicaragüenses acá viviendo con sus papeles; en los últimos meses se ha acrecentado el movimiento ya que no son muchos los requerimientos para entrar”, exterioriza, explicando que a medida que el régimen orteguista siga reprimiendo a la población en Nicaragua, va a seguir aumentando la migración hacia Costa Rica y Nicaragua.
Para “Agateyte”, la oferta laboral como el pago en divisa norteamericana es lo que más atrae a los nicaragüenses para migrar hacia el país canalero y resalta como una ventaja que los panameños y los nacionales se asemejan bastante en el color de piel y eso les ayuda a pasar desapercibidos de la policía y autoridades de migración.
Por otro lado, menciona que no ha visto brotes de xenofobia de panameños contra nicaragüenses, pero sí de los nacionales contra venezolanos. “Ya me ha tocado ser testigo ocular y presencial de ataques contra un hermano venezolano. Es triste porque pensé que eso solo se daba en el primer mundo, ese rechazo a los inmigrantes, es muy triste y es penoso”, dice.
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Nuestro entrevistado me invita a continuar la entrevista al día siguiente, durante la gran misa papal. Por ahora, debe dejar el metrobús para dirigirse a su casa. Se le ve cansado por un extenuante día de trabajo pero va contento porque podrá estar libre este domingo, para ir a ver al papa Francisco.
“Esperábamos un mensaje del papa”
Domingo 27 de enero. Metropark. Agateyte y su esposa logran entrar al campo “San Juan Pablo II” para escuchar la misa del máximo líder de la Iglesia católica al culminar la semana de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebró en Panamá.
Tanto él como su esposa se han para hacer fila, comprar un boleto y participar en la visita del Sumo Pontífice. Mientras esperan el paso del papamóvil se fotografían con una gran bandera de Nicaragua que un grupo de católicos de Managua, cercano a la pareja, ha llevado para la ocasión.
Ya entrada la mañana, el Pontífice hablará sobre los jóvenes. Los invitará a ser protagonistas de la historia y enfatizará que “este es su momento” para lograr los cambios en la Iglesia y en la sociedad. Sin embargo, Jorge Mario Bergoglio, el cura que constantemente aguijonea al poder económico global hoy se ha guardado en su homilía unas palabras para referirse a Nicaragua o Venezuela.
Agateyte se le ve con desazón, ataviado con un cintillo en su cabeza que dice “Nicaragua”. Él, católico devoto, esperaba de su líder religioso una condena al gobierno de los Ortega, que no llegó.
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“Como católico practicante, esperábamos un mensaje del Papa, un llamado de atención al régimen de los Ortega-Murillo. Decepcionado no me siento (del Papa Francisco) pero sí un poco (hace un silencio y luego retoma su respuesta) de tristeza porque noto que Nicaragua no está siendo tomada en cuenta y las violaciones a derechos humanos son iguales o peores a las de Venezuela. Por lo menos en Venezuela uno puede realizar a una marcha”, dice el hombre, quien insiste con sus manos en la gravedad de la crisis nacional.
“Esperábamos un respaldo a la Conferencia Episcopal, a Monseñor Báez, al cardenal Brenes, a Monseñor Rolando; que son las voces del pueblo. Pero, nos quedamos esperando”, enfatiza. Horas más tarde, el Papa, casi obligado por los acontecimientos y la presión mediática, hablará de la crisis venezolana en términos muy neutrales.
Que se vaya el régimen dictatorial
Regreso al metrobús, al día siguiente, para proseguir con la entrevista. Panamá esta noche padece de una especie “de resaca” de los días de la Jornada de la Juventud, cuando jóvenes de diversas latitudes se paseaban por las avenidas de la ciudad cantando o tomándose selfies.
“Agateyte” señala que para volver a Nicaragua, tiene que haberse ido el régimen orteguista y además, apunta que quienes opten por un puesto público lo hagan por sus capacidades intelectuales y no por su lealtad al partido de turno.
“Primero, para regresar a Nicaragua una de las condiciones es que no esté el régimen dictatorial de los Ortega-Murillo. Que para obtener un trabajo en el gobierno sea por tus capacidades y no por un aval político o un carné de militancia”, enfatiza.
El hombre menciona que los nicaragüenses se están organizando en tres o cuatro grupos para organizar ayuda hacia la resistencia nicaragüense y que cada quincena hay protestas frente al consulado del régimen de Managua en Ciudad de Panamá. Artículo 66 conoció que debido a la Jornada y la visita papal las protestas se habían suspendido, pero que serían retomadas una vez hubieran pasado las actividades religiosas católicas.
“(La diáspora) en Panamá está tratando de unificarse en un solo grupo para denunciar los atropellos que está cometiendo el régimen de Nicaragua en contra de su pueblo. También se quiere apoyar a los nicaragüenses que emigran y atender a los hermanos que vienen afectados por este régimen y la de sus familias”, finaliza Agateyte, mientras se despide y toca el botón de metrobús para anunciarle al conductor su parada, la más próxima a la de su nuevo hogar, en el exilio.
Muy lamentable el sufrimiento del pueblo nicaraguense.