La Iglesia católica nicaragüense termina el año 2018 con una de las cuotas de confianza más altas de toda su historia. Pese a la campaña mediática virulenta contra sacerdotes y obispos lanzada por el régimen orteguista para minar su credibilidad; según el informe de Latinobarómetro, la institución religiosa tiene a nivel nacional un 69% de aprobación entre los nicaragüenses.
La jerarquía católica jugó un papel importante durante la crisis sociopolítica que vive el país, abriendo los templos religiosos para acoger heridos y proteger manifestantes que huían de los ataques de las turbas orteguistas contra marchas auto convocadas y fueron mediadores del ahora suspendido Diálogo Nacional.
“Hemos contado con el respaldo de la Iglesia europea, hemos tenido la presencia de la Iglesia de los Estados Unidos y toda la Iglesia latinoamericana. Es una cosa muy bonita para nosotros los obispos de Nicaragua, porque como dicen: encontrar un amigo es como encontrar un tesoro. Entonces tener la amistad de los obispos del mundo es un tesoro”, expresó en agosto el arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes; en presencia del padre Ángel García, presidente de la ONG española Mensajeros de la Paz.
Personaje eclesial del año: monseñor Silvio José Báez
Tal vez, nadie encarna mejor el compromiso de la Iglesia con el pueblo nicaragüense que el obispo auxiliar de Managua, el carmelita descalzo Silvio José Báez.
Agredido físicamente en Diriamba, ofendido de forma constante por trolles digitales del régimen a través de redes sociales y acoso constante en los medios de comunicación del régimen orteguista, que llevó a una desesperada campaña de “recolección de firmas” para “exigirle” al Papa que lo sacara de Nicaragua; este obispo de 60 años se ha ganado el corazón de los ciudadanos debido a su franqueza, cercanía y por su compromiso constante por los derechos humanos.
https://www.facebook.com/Articulo66/videos/1791103444292161/
“Yo aquí estoy todo. Como decimos bromeando, a mí que me revisen. Aquí estoy todo y no tengo nada que ocultar. No les niego que he pasado momentos difíciles, porque uno es humano y la debilidad aflora en algunas circunstancias de la vida. Por ustedes me he expuesto y por ustedes estoy dispuesto a dar mi vida”, dijo Monseñor Báez a inicios de noviembre en su primera misa tras dos semanas de campaña mediática virulenta del orteguismo contra su persona, lo que derivó en serias amenazas de muerte contra su vida.
Báez fue uno de los primeros obispos en denunciar la represión contra jóvenes y ancianos al inicio de la crisis. En Twitter, exhortaba al régimen de Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo, a sentarse a dialogar y no reprimir las protestas sociales que pedían la cancelación de una serie de medidas impopulares de corte neoliberal que se aplicarían al Instituto de Seguridad Social (INSS).
“Yo siempre creí que esta sociedad iba a despertar porque aquí había problemas estructurales sociales, políticos y económicos de fondo. Los jóvenes despertaron a toda la sociedad para darse cuenta de que Nicaragua podía ser distinta y podía ser mejor”, manifestó el religioso en una entrevista con el portal Niú.
Noticia relacionada: Monseñor Silvio Báez denuncia acoso y persecución por parte de la dictadura de Daniel Ortega
Báez –a quien algunos feligreses no dudan en comparar con el martirizado arzobispo Óscar Arnulfo Romero por el profetismo de su predicación- ha reiterado en diversas ocasiones que su único interés es ser un pastor. Y en medio de la campaña de odio lanzada por el orteguismo, ha tenido el apoyo de la Iglesia, los medios de comunicación, la comunidad internacional, organismos de derechos humanos y diversos sectores de la sociedad.
“La gran Comunidad Eclesial de Base han dicho que ellos no simpatizan ni aprueban esto. Esta es una cuestión muy aislada de un pequeñito grupo. “Yo siento que verdaderamente cuando uno dice ´¿Cuál es la definición de un terrorista?´ Aquél que desarrolla acciones para llegar al poder y Monseñor Silvio yo le he preguntado algunas veces si él quiere llegar al poder político y él me ha dicho que no. Entonces ya se descarta toda esa acción”, zanjó el arzobispo Brenes en conversación con el periodista Lorenzo Vega a inicios de noviembre, sobre las acusaciones del régimen orteguista contra Monseñor Báez.
Lo positivo de 2018
La Iglesia nicaragüense afianzó durante el 2018 su compromiso con los derechos humanos de los nicaragüenses. Tras el estallido de las protestas el 18 de abril, múltiples templos en todo el país se convirtieron en hospitales de emergencia y en sitio de refugio para manifestantes que huían de los ataques de policías y paramilitares al servicio del régimen orteguista.
El 28 de abril, la Iglesia organizó a lo largo de todo el país peregrinaciones por la paz, que fueron ampliamente respaldadas por la población. En Matagalpa, más de 50 mil personas acuerparon al obispo Rolando Álvarez.
“Hoy se ha prolongado esta historia de enfrentamiento entre hermanos, hoy se ha levantado la mano contra quien es nuestro hermano, como si es algo normal, sembrando destrucción, dolor, muerte, represión. La violencia, la guerra traen sólo muerte, hablan de muerte, su propio lenguaje es la muerte. Cuando el hombre piensa sólo en sí mismo, en sus propios intereses, cuando se deja fascinar por el dominio y el poder, cuando se pone en el lugar de Dios, altera todo tipo de relación de armonía y abre la puerta a la violencia, a la indiferencia, al enfrentamiento, a la guerra, a la muerte, a la cerrazón, a la intransigencia, a la intolerancia”, dijo el obispo de Matagalpa, quién enfatizó que el régimen orteguista sólo entiende de muerte, “porque su lenguaje es la muerte”.
En Granada, el obispo Jorge Solórzano clamó por cuatro grandes pilares para poder hacer posible un Diálogo Nacional: verdad, justicia, amor y libertad. “Qué gran injusticia hemos visto estos días, asesinar a más de 63 jóvenes, todos hemos visto cómo les dispararan a matar y les han matado. Que no haya más injusticias en Nicaragua”, dijo.
En Managua, ante miles de personas congregadas en Catedral Metropolitana de Managua, el cardenal Brenes definió oficialista de “demoniaco, basado en la envidia y toda clase de maldad”. Al finalizar el acto litúrgico, centenares continuaron en el templo recordando a los estudiantes asesinados por la violenta represión del régimen de Ortega.
“El demonio siempre es astuto y nos corta cuando decimos la verdad. Y como el demonio es el rey de las tinieblas quería que nos quedáramos en tinieblas, pero Cristo es el rey de la luz”, puntualizó Brenes.
Los sacerdotes Augusto Gutiérrez, Edwin Román Calderón y el resto del clero de Nicaragua, en su gran mayoría, se comprometieron con la defensa de los derechos del pueblo, que iban siendo arrebatados por el régimen orteguista a medida que acrecentaba la represión.
Lo malo del 2018: Persecución religiosa
Durante todo el año hasta el cierre de esta edición, Monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua, ha sido objeto de una fuerte campaña de descrédito y desprestigio encabezada por los periodistas progobierno que laboran en medios de comunicación propiedad del régimen.
Los periodistas y jefes de información de los canales gubernamentales 2, 4, 6, 8 y 13, así como el Facebook Soy Sandinista y el portal web afín al orteguismo Informe Pastrán han abierto una campaña de descalificativos contra el jerarca católico, a quien algunos catalogan como un pilar de verdad y justicia en todo el país por sus valientes denuncias contra la represión gubernamental.
Noticia relacionada: Orteguistas piden exilio para monseñor Silvio Báez como parte de la campaña de ataques dirigida por el régimen
Los ataques han sido de lo más inverosímiles y van desde acusar al obispo Báez de estar “politizando” la Iglesia, hasta llegar al punto de señalarlo de querer desestabilizar al gobierno de Ortega, pasando por todo tipo de epítetos irrespetuosos por parte de los periodistas asalariados del régimen. Esto a pesar que la administración de Ortega se autocalifica de “cristiana”.
El patrón de odio, que sigue la misma línea que usó la dictadura militar salvadoreña contra el Beato Monseñor Óscar A. Romero, al que acusaron a través de sus medios de comunicación panfletarios de ser “cabeza de la subversión” mediante audios manipulados.
Especial atención por parte de la prensa internacional el ataque brutal que recibieron los obispos Leopoldo Brenes y Silvio José Báez junto al Nuncio Apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag el pasado 9 de junio en la basílica de San Sebastián de Diriamba. Los religiosos pretendían ir a la ciudad para tratar de llevar calma y sosiego tras un fin de semana de intensos ataques por parte de fuerzas policiales y paramilitares al servicio del régimen.
“Hemos sentido la fuerza brutal contra nuestros sacerdotes. Hemos ido a las parroquias para consolara nuestros sacerdotes, para acompañarlos en el sufrimiento y hemos recibido agresión”, mencionó el arzobispo Brenes, tras regresar a Managua y orar ante el Santísimo en desagravio del ataque recibido por turbas y paramilitares afines al gobierno. Ese mismo día, la parroquia Santiago fue profanada, destruyendo mobiliarios, también medicinas, imágenes religiosas y cuanto se encontraba en dicho sitio.
El mismo Daniel Ortega, el pasado 19 de julio, atacó a los obispos de “golpistas” y “terroristas”. Tras esos ataques verbales, se sucedieron con más frecuencia profanaciones y robos de templos, señalamientos infundados en redes sociales contra religiosos y hasta agresiones físicas como las vividas por los sacerdotes Jairo Velazquez de Catarina, Pedro Méndez del barrio indígena de Monimbó en Masaya y el más reciente, sucedido a inicios de diciembre contra el padre Mario Guevara, atacado con ácido en plena Catedral.
Los obispos Rolando Álvarez y Juan Abelardo Mata recibieron asedio y hostigamiento por parte de la Policía orteguista y turbas cuando se desplazaban en sus vehículos en carretera. A Álvarez, los aparatos de seguridad del régimen le inspeccionaron el vehículo mientras era atacado verbalmente por simpatizantes fanatizados del orteguismo mientras que, a Mata, paramilitares le dispararon a su automotor ponchándole las llantas y tuvo que refugiarse en una casa cercana.
Igualmente sufre asedio el padre Edwin Román, igualmente agredido incluso por el subdirector de la Policía orteguista, Ramón Avellán; cuando el primero le reclamó que partidarios del régimen mantenían propaganda política a alto volumen mientras él iba a iniciar la santa misa.
LOS QUE SE FUERON EN 2018
Los nicaragüenses le dan la espalda al legado de Obando y Bravo
Miguel Obando y Bravo, otrora hombre fuerte, de la Iglesia nicaragüense durante más de 30 años, exenemigo del FSLN en la década de los ochenta y en las postrimerías de su vida, aliado del régimen orteguista; murió a los 92 años el 3 de junio pasado. La noticia agarró a la sociedad nicaragüense de sorpresa y en medio de la mayor crisis de gobernabilidad que enfrenta el régimen autoritario de Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo.
“La partida física de su eminencia cardenal Obando, tercer arzobispo de la iglesia en Nicaragua, un hombre de Dios, un hombre que amó intensamente a Jesucristo, un hombre intensamente mariano… un padre, así lo sentí yo, un amigo, era un hombre que creía en la paz”, dijo el arzobispo Brenes en una misa celebrada en la capital.
La mañana siguiente, el féretro de Miguel Obando y Bravo fue llevado a la Catedral Metropolitana de Managua, en pleno corazón de la capital. Las tapas de los periódicos apenas reproducían en un costado la noticia de la muerte del religioso. El cardenal Brenes junto con el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, recibieron los retos de Obando en el atrio de Catedral.
Noticia relacionada: La parábola de la víbora del cardenal Miguel Obando con la que criticó a Ortega
“Hay más periodistas que feligreses”, dijo el periodista Marcos Medina, de la opositora Radio Corporación. En efecto, la Catedral apenas lucía un pequeño grupo de personas a la hora de la misa “in corpore insepulto”, en su mayoría, allegados a la Universidad Católica (UNICA, privada) y a la familia Rivas Reyes, el clan familiar incondicional del cardenal Obando. Sorpresivamente, ningún funcionario de alto rango del régimen orteguista llegó al oficio religioso.
Sandor Dolmus, el monaguillo que quería ser sacerdote
La crisis sociopolítica también tocó a la Iglesia leonesa. El monaguillo Sandor Dolmus, de tan solo 15 años, fue asesinado de un balazo en el tórax el pasado 14 de junio en el barrio de Zaragoza, mientras la ciudad vivía un ataque armado por parte de las fuerzas policiales y parapoliciales del régimen el día del primer paro nacional contra el gobierno d Daniel Ortega.
Dolmus participaba activamente de las protestas contra el régimen orteguista. La Diócesis de León condenó el hecho y se ofició la misa de cuerpo presente en la Catedral de esa Diócesis. El adolescente quería entrar al Seminario y seguir los pasos del cura al que admiraba más, Monseñor Silvio José Báez, Obispo auxiliar de Managua.
“Me ha hecho llorar este mensaje que me acaba de llegar. Dios acoja en el altar del cielo a Sándor Dolmus, monaguillo asesinado hoy por paramilitares en León. Señor Daniel Ortega, le repito lo que le dije personalmente en su cara el jueves pasado: «Nicaragua ya es otra. Reprimiendo y matando está agravando la crisis. Lo que la gente grita en la calle es “¡que se vaya!”. Colabore a encontrar una solución».”, dijo monseñor Báez en un tuit.