Bajo el grito del “comandante se queda”, nuevamente los orteguistas salieron a las calles de Managua para mostrar su respaldo al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Además del típico discurso que han manejado de tildar de “golpistas” y “terroristas” a los ciudadanos que protestan en contra de la represión dirigida por la pareja presidencial de Nicaragua, este sábado, 4 de agosto, acompañaron su caminata con carrozas donde, según el oficialismo, retrataban los actos violentos de los que ha sido víctima su militancia desde el 18 de abril.
Jóvenes quemados, amarrados, niños de aproximadamente diez años repitiendo “el comandante se queda”, “ni un paso atrás” y otros muchachos simulando formar parte del Movimiento 19 de Abril, quienes, de acuerdo con la obra, golpeaban con pedazos de madera a jóvenes sandinistas formaron parte del show que montaron en una de las carrozas.
El tráiler en el que se movilizaban también contaba como parte de la escenografía con paredes manchadas con textos como Mara 19 y además acarrearon bloques y banderas de Nicaragua para representar el ataque a sus simpatizantes.
“Estas carrozas, compañeros, estamos representando para las familias que fueron víctimas del terrorismo, familias que fueron secuestradas, torturadas, violadas. Esta representa lo que hicieron estos terroristas que no volverán”, gritaba un hombre desde un micrófono, mientras guiaba una de las carrozas.
En otra, se mostraron cuatro ambulancias rayadas con letreros de “asesinos” para figurar las unidades de salud, que supuestamente fueron interceptadas por los autoconvocados. Mientras, otra carroza simulaba uno de los tranques en Masaya, mismos retenes que fueron levantados a punta de balas por las fuerzas del orteguismo. El Gobierno representaba con un muñeco de trapo a un oficial de policía quemado en el tranque.
La concentración que señalaron sería por la “salud, justicia y reparación” solo siguió el discurso de loas al dictador Daniel Ortega. Los trabajadores de hospitales públicos encabezaron la movilización. Tras ellos, una caravana de 50 policías en motocicletas respaldaban la marcha y luego iban los simpatizantes sandinistas y trabajadores del Estado, que como es costumbre fueron trasladados en autobuses del transporte urbano colectivo de Managua.
Las ambulancias del Ministerio de Salud también formaron parte del desfile que inició en la rotonda universitaria, en las cercanías de la UNAN-Managua, y culminó en la rontonda Hugo Chávez, con un acto musical encabezado por Gustavo Leytón.
Y aunque el Gobierno pregona que Nicaragua retornó a la normalidad, sus seguidores siguen gritando que “quieren la paz”, pese a que los paramilitares armados mantienen secuestrados a los ciudadanos de municipios como San Marcos, en Carazo; o el barrio indígena de Monimbó, en Masaya.
Los carteles impresos que llevaban son los mismos que les han acompañado desde julio donde piden “justicia para las víctimas del terrorismo golpista”, esa justicia que pregona Ortega y Murillo para los simpatizantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y policías que han muerto en las protestas, que en promedio suman 50 de los 317 casos que reporta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde se especifica que los fallecidos, en gran parte, han sido víctimas de la represión gubernamental de las fuerzas policiales y paramilitares del régimen, pero el Gobierno pretende hacer creer que los asesinados, en su mayoría, son sus militantes del oficialismo.
Sigue ataque a los obispos
En lo que el orteguismo denominó “creatividad” también reflejaron el ataque a los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, a quienes el mismo Daniel Ortega llama “golpistas”, después de que fue él mismo quien les solicitó que fueran los mediadores y testigos en la mesa del diálogo nacional cuando el régimen estaba con el “agua al cuello”.
A los sacerdotes los representaron con una sotana y un rifle en sus manos, mientras bajo sus pies tenía bombas molotov. El seguidor de Daniel Ortega que figuraba a un líder católico durante el recorrido iba haciendo la señal de la cruz con un tubo lanza morteros.
Lo que no mostraron en la obra teatral
Lo que no logró el orteguismo representar en su “obra de teatro” fueron las caravanas “de la paz”, compuestas por más de 20 camionetas Hilux en las que se transportaban los paramilitares armados con fusiles de guerra disparando a matar contra la población desarmada en los tranques, pese a que esos grupos de gatilleros sembraron el terror durante los tres meses que duraron las barricadas.

Tampoco se aventuraron a dramatizar los asesinatos de niños perpetrados por los matones oficialistas ni el incendio de una en barrio Carlos Marx, en Managua, donde quemaron a una familia completa, incluyendo a dos bebés.

En promedio, unas diez carrozas fueron preparadas por las instituciones del Estado con el presupuesto público para rendir culto al tirano.
Ni para payasos sirven estos serviles.
El torovenado de Managua ridículo y patético por no decir lamentable, pues los cuatro pelados que se prestaron hacer el circo del año carente de gracia, humor y originalidad, es un poco más de lo mismo, es como servir los mismos frijoles de diferente forma, cayendo en lo vulgar y soez procedente de personas más bajas en cultura, rayando en el analfabetismo con carácter Rojo y Negro. Y si a ésto le agregamos la poca sensibilidad y falta de respeto al parodiar a aquellas más de 400 personas caídas por sus armas al ridiculizarlas, como también no tener empatía al querer imitar a aquellas personas que se han quedado sin trabajo, sin hogar y sin familia. Como es: padres o madres sin sus hijos, hijos sin su madre o padre, hermanos/as sin sus hermanos/as, y no es que haya pasado a una simple parodia, es que a día de hoy es lo que se presenta en el panorama Nicaragüense. Entonces qué,,,,,pues nada, que todo me parece, repugnante, asqueroso y vomitivo.