El gerente general del Instituto Mechnikov en Nicaragua, Stanislav Uiba, en una entrevista con la agencia rusa Sputnik Mundo, afirmó que en el país se empezará a producir la vacuna rusa contra el COVID-19, “Sputnik V”, a finales de 2020. La producción ha sido anunciada por la vicepresidenta Rosario Murillo quién apuesta por distribuirlas en la región de América Latina y el Caribe.
«Esperamos iniciar la producción a finales del 2020. En este momento todavía no sabemos mucho sobre este virus ni sobre qué efecto inmune van a provocar las vacunas en nuestros cuerpos o cuánto va a durar esa inmunidad, aunque se cree que son dos años. La duración de la producción va a depender de la celeridad de los estudios fase 4», explicó el Uiba.
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La vacuna que apuesta producir la administración Ortega Murillo se registró el 11 de agosto como el primer fármaco contra el coronavirus, que fue dado a conocer por el presidente Vladimir Putin.
En Nicaragua, la primera dama ha informado a través de sus medios oficialistas que su régimen y gabinete de Salud ha estado en activa comunicación con la Federación de Rusia, para obtenerla y producirla. El gerente de Mechnikov mencionó que «a través de nuestro accionista y principal socio tecnológico, el Instituto de Investigación Científica de Vacunas de San Petersburgo, estamos buscando la posibilidad de poder producir una o varias vacunas contra el coronavirus aquí en la República de Nicaragua para todos los países de América Latina y el Caribe».
Además añadió que reconoce que la fabricación del fármaco amerita de una tecnología que agilice la producción masiva en plazos cortos, «normalmente las vacunas de nuevas tecnologías ARN no nos pueden ofrecer las cantidades suficientes de producción. Posiblemente estas puedan ayudar solo a los países ricos porque son caras. Pero nosotros podemos ofrecer otras tecnologías de producción que puedan ser más aplicables en esta situación de pandemia en la que hay que producir en plazos cortos, grandes cantidades», señaló.
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Por otro lado, aseveró que ante el eventual escenario de aplicación de la vacuna, ellos deberán supervisar y dar seguimiento de «una hora después de aplicada y en diferentes períodos: siete días, 21 días y por último en 60 días», debido a que sostiene que es «un proceso complicado, (que) requiere tiempo y mucha atención del personal médico. Pero va a brindar mucha información sobre la eficacia de la vacuna y los leves efectos adversos».
De acuerdo con la información, Nicaragua y Brasil fueron los únicos países latinoamericanos que se ofrecieron para fabricar la vacuna «Sputnik V». El gobierno Ortega Murillo, desde que se registró el primer caso positivo de COVID-19, el 18 de marzo, ha manejado con hermetismo el total de pruebas realizadas e información epidemiólogica que le ha negado a entregar a la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
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Un informe preliminar de datos sobre pruebas de COVID-19 en Nicaragua, presentada por la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), arrojó que el gobierno de Daniel Ortega a través del Ministerio de Salud (Minsa) ha realizado desde el 28 de febrero al 24 de julio, un total de 17,284 pruebas de Reacción en Cadena de la Polimerasa con Retro-Transcriptasa (RT-PCR), de las cuales el 56%, es decir 9,683 dieron positivos a coronavirus. El estudio lo realizó un grupo de médicos en el exterior, entre ellos el epidemiólogo Álvaro Ramírez, tras una filtración que publicó la organización “Anonymous” sobre una base de datos relacionados a las pruebas COVID-19.