Monseñor Rolando José Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, se refirió una vez más a la gravedad de la pandemia del COVID-19 en Nicaragua y específicamente a la indolencia del Gobierno de Daniel Ortega que en lugar de establecer medidas de prevención se dedica a «promover aglomeraciones y actividades multitudinarias».
El jerarca destacó que «es triste que promuevan aglomeraciones y actividades multitudinarias, porque no se trata del pueblo trabajador que obligatoriamente debe salir a la calle a ganarse el pan de cada día, que obligadamente debe ir a su trabajo, porque sino lo corren y va al desempleo, no se trata de ellos, sino de personas, organizaciones, asociaciones, instituciones que perfectamente podrían evitar las aglomeraciones y no promoverlas».
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El religioso sostuvo que el resultado de ese tipo de actividades se logran percibir después de dos o tres semanas en el país. «Ese impacto se nota, se mira crudamente, en la salud en la vida de los nicaragüenses, particularmente en los más vulnerables, de los que no tienen como comprar el tratamiento y la medicina».
Además, el jerarca implícitamente manifestó su reconocimiento a todos los trabajadores de las instituciones públicas que no cuentan con equipos de protección y que tienen que usar transporte público.
«Reconocer el dolor y sufrimiento del pueblo trabajador que no tienen equipos de protección y que tienen ir y venir en los medios públicos, sin esa protección (…) lamentable, doloroso he escuchado a trabajadores llorando, llorando, porque en sus trabajos los obligan a llegar, los hacen regresar al puesto de trabajo, pero no les brindan los equipos de protección».
Economía por encima de la vida
Por otro lado, monseñor Álvarez se pronunció ante la prioridad que ha tenido el régimen de Nicaragua en cuanto a cuidar más la economía que la vida de los ciudadanos.
«Que triste es cuando la economía está por encima de la salud y la vida, que triste cuando no se es capaz de dejar de percibir ganancias para darle las condiciones necesarias al pueblo (…), que triste cuando aquellos que pueden experimentar una caída en sus ganancias, pero que tampoco van a morirse de hambre, no son capaces de compartir con el que es su trabajador, con el que les produce esas ganancias y no les dan la protección debida», mencionó.
Lamentó la situación del retorno a clases presenciales
Finalmente, expresó su tristeza por los estudiantes de escuelas públicas que se ven obligados a regresar a clases presenciales cuando se podrían buscar otros medios para que ellos estudien a través de tantos canales de televisión y radios que hay, en referencia a los medios oficialistas de la dictadura.
«Es triste que en aquellas instituciones, escuelas e incluso colegios privados que pueden tener a los muchachos en casa para que lleven las clases en línea no lo hacen (…) hay colegios privados que están arriesgando también a los padres de familia, siendo estos colegios privados de mucho dinero, que tiene todas las posibilidades y capacidades y sin necesidad de invertir grandes cantidades de dinero; quien sabe bajo cuál pretexto están abriendo las puertas para que los padres de familia que prefieran envíen a los niños al colegio», afirmó.