Por Fernando Centeno Chiong
Cuanto leí la entrevista de Marling Balmaceda al periodista Álvaro Navarro en ArtÍculo 66 sobre sus dramáticos días de lucha contra el COVID-19 y luego verlo y escucharlo en Esta Noche con Carlos Fernando Chamorro, me quedó grabada entre otras, una frase que para mí representa un canto a la vida…¨¡Nada Álvaro….nada…. y hacía…. como si nadaba…y nadaba…!
Álvaro se refería a los días que tuvo que estar acostado boca abajo conectado a una máquina que le proveía el oxígeno que su cuerpo ya debilitado por la terrible enfermedad no podía suministrarle y que los médicos insistían que se aferrara a la vida y que tratara de hacer como si estuviera nadando…nada Álvaro…vos podés…nada…nada…!!
Recordé a Forrest Gump….¨Corre Forrest…..corre…..¨ y Forrest corría , corría y corría por su vida….
Por eso, cuando Álvaro con esa característica e imaginación que solo periodistas de su estirpe joven y briosa tienen, nos describía como entre cadáveres, nadaba boca abajo conectado al oxígeno y escuchaba en algunos momentos el tren de la muerte, nos recordaba que esa narración es propia solo de los que hemos vivido esta profesión rodeado de historias reales o irreales, fantásticas o increíbles, falsas o verdaderas, propias o extrañas, de vida o de muerte.
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Muchas de ellas han forjado en este oficio, una sensibilidad especial para describir y llevar al lector, escucha o televidente, historias que nos ponen contrito el corazón y más de una lágrima se asoma en nuestras mejillas, como fue en este caso el testimonio de su propio protagonista.
¡Bravo, Álvaro! Tu historia es más que un canto…es un himno a la vida… a los que se dan por derrotados cuando apenas empieza la lucha, a los que no quieren correr porque se anquilosaron en la modorra del facilismo, o a los que no quieren nadar, aunque sea entre cadáveres.
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Tu historia, Álvaro, es un canto también a la esperanza y nos hace reflexionar y convencernos que debemos de nadar, nadar y nadar, porque no estamos solos y siempre habrá manos amigas que te dirán que no te canses de nadar y en un momento te dirán…¡Álvaro…levántate y anda.!
Que bueno Álvaro que venciste el virus y venceremos con la ayuda de Dios a este mal que nos trajo este par de asesinos de los Ortega Murillo