Durante la vigésima tercer Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP), el presidente de Bolivia, Luis Arce, invitó a Palestina a ser un «miembro pleno» de la organización conformada por países latinoamericanos, la mayoría de ellos, regímenes dictatoriales.
En el encuentro, celebrado este miércoles, 24 de abril, Arce afirmó que «desde su creación en 2004, esta alianza ha sido un ‘faro de esperanza’ para los pueblos de América Latina y el Caribe y es en este sentido que deseo invocar una acción firme y decidida por parte de nuestra alianza frente al inaceptable genocidio que se está desarrollando en la Franja de Gaza, producto de la agresión de las Fuerzas de Defensa de Israel contra el pueblo palestino».
«Desde el Estado plurinacional de Bolivia, proponemos que, a través de la Secretaría General del ALBA se estudie la posibilidad de conformar una brigada internacional de apoyo al pueblo palestino, que contaría con personal especializado en la atención de desastres y profesionales de la salud», manifestó el mandatario, desde el evento realizado en la capital de Venezuela.
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Arce también sugirió «extender su campo de acción a la educación, la construcción, la producción de alimentos, ciencia y tecnología» y «ofrecer becas de estudio a nivel de pregrado y posgrado para estudiantes palestinos».
El boliviano recordó que «en octubre del año pasado, el ALBA-TCP fue uno de los primeros bloques regionales que se pronunció ante la escalada de violencia en la Franja de Gaza» y que, además, «hicimos un oportuno llamado al diálogo y al respecto de las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que hoy reiteramos en esta tribuna de paz».
«La crisis humanitaria que hoy se vive en Gaza deja en evidencia el profundo deterioro del orden internacional y la inaceptable instrumentalización de sus instituciones», expresó el presidente boliviano.
La ALBA es un organismo conformado por Nicaragua, Venezuela, Cuba, Bolivia, Antigua y Barbuda, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Granada, Dominica y Santa Lucía. Esta iniciativa de integración regional fue fundada en 2004 por el expresidente venezolano Hugo Chávez y el exdictador cubano Fidel Castro.
La organización ha sido objeto de críticas y controversias, especialmente en relación con la situación política y económica de algunos de sus miembros, como los regímenes dictatoriales de Venezuela, Nicaragua y Cuba que, según denuncias de organismos defensores de derechos humanos, mantienen a sus respectivos pueblos bajo un clima represivo.
Ortega también apoya a Palestina
El dictador Daniel Ortega, que también asistió presencialmente al evento, apoyó la postura de Arce y expresó que el ALBA-TCP ha realizado «llamados a que cesen las amenazas y los bloqueos y, mientras tanto, siguen recrudeciendo las agresiones y el imperio, de forma totalmente irrespetuosa de la opinión mundial, del mismo pueblo norteamericano y de Israel que está en contra de esos crímenes».
Ortega denunció que «cuando se vota en la ONU para que Palestina pase a ocupar su escaño como Estado, hubo dos abstenciones, que no hacen daño al final de cuentas, pero hubo un voto que fue de los Estados Unidos de Norteamérica, negándose a reconocer la existencia del Estado palestino».
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El dictador nicaragüense dijo que el voto de Estados Unidos va «acompañado de la aprobación de miles y miles de millones de dólares para continuar la guerra en contra del pueblo palestino y lo que ellos llaman guerra, más bien es genocidio en contra del pueblo palestino».
El dictador indicó que el país norteamericano donó fondos «para la muerte y para la guerra» a Taiwán y al «régimen de Ucrania», que se encuentra en una guerra con Rusia, uno de los aliados del «comandante» Ortega. «Son sumas que lo que hacen es enardecer el corazón de los pueblos, enardecer el corazón del mismo pueblo norteamericano que pasa necesidades y que también tienen problemas en el orden económico-social», agregó.
Ante este panorama, Ortega comparó que la reunión del ALBA-TCP es como «el momento en que Sandino se reunió con un grupo de obreros y mineros en una zona minera, y los invitó a dar la batalla contra los invasores yanquis. Luego, les preguntó cuántos estaban dispuestos a hacerlo. Levantaron la mano 29, 30 con él, y ahí se inició el combate, ahí se inició la batalla».
Los dictadores Ortega y Rosario Murillo buscan proyectar una imagen ante la comunidad internacional de respeto y defensa de la vida, pero en Nicaragua sigue pendiente la investigación, el enjuiciamiento y la condena de los responsables de más de 350 asesinatos ocurridos durante las protestas cívicas de 2018. A la pareja en el poder se le atribuye directamente haber ordenado a sus fuerzas represivas disparar a matar contra manifestantes desarmados.