La mañana de este viernes, 18 de agosto, la Universidad Centroamericana (UCA) amaneció sin las grandes letras que conformaban su nombre en la entrada principal de las instalaciones robadas por la dictadura de Nicaragua. La noche anterior, como ladrones amparándose en la oscuridad, los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo enviaron a trabajadores a desmontar una a una esas letras y hoy, desde muy temprano, varios obreros empezaron a instalar el nuevo nombre.
Los dictadores Ortega y Murillo no disimularon su odio contra la casa de estudios fundada por los jesuitas. El proceso de acusación, confiscación y sustitución fue en menos de 72 horas, todo un plan preconcebido. Desde esta mañana, ya no se leerá «Universidad Centroamericana», como apareció por 60 años, sino «Universidad Nacional Casimiro Sotelo».
Pasadas las ocho de la noche del jueves, una cuadrilla de trabajadores, escalera en manos, se presentó al recinto de la universidad confiscada para proceder a desinstalar las letras que por décadas identificó a esa casa de estudios superiores.
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Transeúntes, conductores en sus vehículos particulares, pasajeros de taxis y hasta de las rutas del transporte urbano colectivo hicieron fotos y vídeos que compartieron en redes sociales con comentarios como: «ladrones», «podrán borrar el nombre pero no la historia», «UCA por siempre», decían algunos pobladores en forma de protesta en sus publicaciones que de inmediato se viralizaron y fueron compartidas también por medios de comunicación.
La UCA, considerada la más prestigiosa casa de estudios superiores del país, fue acusada de terrorismo y de inmediato confiscada por la jueza orteguista Gloria María Saavedra Corrales, a cargo del Décimo Juzgado de Distrito Penal de Audiencias de la Circunscripción Managua, el pasado 15 de agosto. 24 horas después, el Consejo Nacional de Universidades (CNU), la instancia utilizada por la dictadura para controlar y reprimir en las universidades, decretó la cancelación de la autorización para funcionar a la universidad jesuita y acto seguido creó la Universidad Nacional Casimiro Sotelo, a la que traspasarán todos los bienes robados a la UCA.
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La UCA fue fundada en 1960, y desde sus inicios se caracterizó por ser una universidad de alta calidad en la enseñanza superior. Entre sus principales fines estaba el de promover el conocimiento a partir del pensamiento crítico, independiente y creativo, principios de la enseñanza que a la dictadura no le hacen ninguna gracia, pues ellos promueven el adoctrinamiento en favor del orteguismo desde las escuelas primarias hasta las universidades estatales.
Muchos líderes de renombre en el país pasaron por las aulas de la ahora confiscada universidad, hasta sus verdugos como el mismo Daniel Ortega, tres de sus hijos, diputados, ministros, jueces, magistrados y la judicial que ordenó la confiscación