Analistas opositores consideran que la dictadura Ortega-Murillo, al estar estrechando sus relaciones diplomáticas con el llamado «triángulo del mal», integrado por Irán, con quien ya tiene relaciones diplomáticas; Corea del Norte, donde abrirá una embajada en los próximos días; y Siria, que será atendida por el mismo embajador en Irán, estaría provocando mayor aislamiento para Nicaragua y serias consecuencias económicas.
El exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA) Arturo McFields opina que la dictadura de Nicaragua está buscando un soporte ideológico, político y militar represivo en estos tres países «que se caracterizan por ser altamente represivos» y que además, están incluidos en las principales listas de sanciones y de cuestionamientos internacionales por persecución religiosa, represión, violaciones a los derechos humanos y vinculación al terrorismo.
«Esto es grave, es preocupante y Ortega busca acercarse a estos países principalmente cuando se dio cuenta que ha quedado solo entre la izquierda latinoamericana y caribeña», argumenta el exembajador ante la OEA.
Por su parte, la excomandante guerrillera y exrea política de la dictadura Dora María Téllez analiza que los Ortega-Murillo buscan mejorar su posición de apoyo en las Naciones Unidas, donde también han sido aislados.
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«Abrir relaciones con Siria, algunos países en África y Corea del Norte, con quien ya hubo relaciones en la época de la revolución, tiene que ver más bien con el hecho de buscar una correlación que no sea tan adversa en la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU). Ellos tienen mucho temor de que salgan condenas en la ONU contra el régimen de los Ortega-Murillo», opina la exrea política desterrada.
En tanto, el dirigente opositor, también exreo políticos y desterrado por la dictadura Juan Sebastián Chamorro asegura que desde hace semanas ha venido advirtiendo que la estrategia de los dictadores Ortega y Murillo es «asociarse con ese ‘eje del mal’ que significa Corea del Norte Siria, Irán, Rusia Cuba y Venezuela», los que cataloga como los «regímenes más totalitarios, más criminales, más antidemocrático de todo el mundo».
«Eso es una política exterior ya definida, identificada y sobre eso, hay que ver las consecuencias para Nicaragua, que son, más aislamiento económico y político, problemas serios para lidiar con la comunidad internacional, ya que está siendo parte de una alianza con los regímenes más totalitarios del mundo», valora Chamorro.
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El también dirigente opositor desterrado Félix Maradiaga opina que el dictador Ortega busca apoyo político y económico de esos estados, que también están aislados del mundo democrático, porque sus socios naturales son los que pertenecen a ese «ecosistema de dictaduras y autocracias».
La dictadura de Nicaragua, indica Maradiaga, intenta fortalecer su posición en el escenario internacional al aliarse con países que tienen una postura crítica hacia las democracias occidentales y particularmente hacia Estados Unidos. «Es una decisión que toma guiado por su profundo antinorteamericanismo. Además, podría buscar asistencia militar y tecnológica, así como acceso a recursos naturales y mercados alternativos; sin embargo, esos estados no tienen capacidad económica ni tecnológica para ofrecerle nada interesante al pueblo de Nicaragua», detalla el dirigente opositor.
Mayor aislamiento
Maradiaga advierte que la alianza diplomática de Ortega con esos regímenes totalitarios podría significar para Nicaragua mayor aislamiento y críticas por parte de la comunidad internacional, especialmente de los países democráticos. «Esto podría afectar las relaciones comerciales y la inversión extranjera en el país», señala.
Por su parte, un exdiplomático nicaragüense que prefirió hablar desde el anonimato, opina que la dictadura busca acompañamiento ante su soledad, y lo estará más cuando se materialice oficialmente su salida de la OEA.
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Agrega que la dictadura Ortega-Murillo tiene que recurrir a esos países, que están internacionalmente muy mal considerados y «estaría involucrando a Nicaragua en el grupo de naciones con mayor índice de violaciones de los derechos humanos y que incumplen permanentemente los principios básicos del derecho internacional».