La Alianza Progresista para las Américas realizó este martes, 30 de agosto, una conferencia de prensa donde representantes de la Unión Democrática Renovadora (Unamos) denunciaron la crisis social y política que vive Nicaragua desde el 2018 y que se ha recrudecido en este 2022.
El objetivo, según los organizadores, es dar visibilidad a nivel internacional a la situación que vive el país a manos de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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Luis Carrión, directivo de Unamos; y Héctor Mairena, secretario dé relaciones internacionales de la organización, señalaron las diversas situaciones que atraviesa el país tras la arremetida contra la Iglesia católica en el país y cómo Ortega ha cerrado las puertas a una salida pacífica.
Por su parte, Estaban Paulon, coordinador regional de la Alianza Progresista para las Américas, señaló que «la luz que algún día llenó esperanza, hoy en día con el presiente (Daniel) Ortega y Rosario Murillo se ha transformado en una de las dictaduras más férreas que tenemos en la región».
Remarcó que con el gobierno sandinista hay un cercenamiento permanente de las libertades, además del amaño en la elecciones presidenciales de noviembre de 2021, «así como la persecución y detención política, exilio y otras series de hechos que tienen que llamar a la reflexión y acción de la comunidad internacional».
«Creemos como integrantes de la Alianza Progresista, social – demócratas de la región, que no podemos ser indiferentes ante esto. El silencio y la abstención no cabe. Hemos visto como gobierno que se dicen ser progresistas en la región optado por el silencio, pero la idea es denunciar esto desde hace mucho tiempo de la mano de la organización Unamos», enfatizó.
«El régimen de Ortega es la dictadura más feroz de todo el continente americano»
El exguerrillero Luis Carrión señaló que el «el régimen de Ortega es la dictadura más feroz de todo el continente americano» y que no se compara con «ninguna a de las otras —de Venezuela y Cuba— que hay en la región.
Enfatizó que la rebelión cívica de 2018 expuso la «naturaleza criminal de régimen que había estado limitada por una alianza del gran capital de Nicaragua y por un cierto bienestar económico y por el reconocimiento internacional y por los organismos financieros».
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«Esta insurrección debilitó sus bases de apoyo; se rompió la alianza que tenía con la empresa privada y la Iglesia se puso al lado del pueblo, pero Ortega, en vez de buscar un reacomodo político optó por la represión, que dejó más de 300 muertos, más de mil lesionados y más de 800 presos políticos», recalcó.
Además, recordó que los acuerdos con la Alianza Cívica —donde las mayoría de sus integrantes están presos— en 2019 para que se restablecieran las libertades no se cumplieron, «por el contrario se profundizó la represión».
«En 2021, de cara a la elecciones en Nicaragua, Ortega se dio cuenta que no podía ganarlas y metió presos a todos los aspirantes presidenciales, captura a los principales lideres de la oposición democrática y legaliza a los partidos pulpitos que podían darle cobijo y actualmente mantiene una campaña de terror», afirmó.
Otra de las situaciones que mencionó Carrión es que el gobierno de Ortega actúa como «si estuviera en guerra con su propio pueblo, y esta mentalidad de odio es alimentada por Ortega y Murillo continuamente desde los medios de comunicación que ellos controlan».
Llaman a la comunidad internacional a prestar atención en Nicaragua
Por su parte Héctor Mairena recordó que en la actualidad hay más de 190 presos políticos y cerca de 40 opositores fueron apresados entre mayo a noviembre de 2021, donde figuran la dirigencia del partido Unamos.
«Nuestro vicepresidente Hugo Torres murió en manos de la dictadura y en su mayoría, y hay que señalar que 27 presos políticos son de la tercera edad, algunos tienen casa por cárcel, pero sigue alejados del mundo por la represión que se vive, por lo que hacemos el llamado a la opinión pública internacional de prestar atención la situación que vive Nicaragua», denunció.
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Mairena hizo hincapié en que los gobiernos comprometidos con la democracia «deben mostrar acciones más contundentes acorde con el drama que se mantiene en Nicaragua».
Luego de exponer la situación que vive el país a manos de Ortega, Luis Carrión concluyó que «Nicaragua se desangra; el estado policial del régimen de Ortega y Murillo asfixia el país, quieren someternos a todos a obediencia bajo el terror. La gente no habla de política, la gente vuelve a ver a los lados cuando hablan, sin embargo la esperanza no muere, la resistencia aunque debilitada se mantiene y la lucha cívica y democrática seguirá hasta que salir de esa dictadura».