Este miércoles, tres de agosto, el padre Edwing Román cumple un año de haberse exiliado de Nicaragua, debido al acoso y las amenazas constantes por parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El líder religioso de Masaya, a través de su cuenta de Twitter, recordó que hace «un año que salí de Nicaragua por diez días a celebrar un bautizo», tiempo que la dictadura aprovechó para arreciar las advertencias contra Román, obligándolo a no volver al país.
Asimismo, resaltó que tres días después de haber llegado a Estados Unidos, la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo «alude a mi persona y a monseñor Silvio Báez» en este video «venenoso».
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En el video, la portavoz del régimen de Nicaragua atacó a los prelados tildándolos de criminales y aseguró que en el país sí existe «libertad religiosa».
«Dando misa un criminal, lleno de pecados… ¿cómo puede estar ahí todavía? ¿cómo puede entenderse? Y el otro que sonaba las campanas para que saliera la gente a morir, el señor que está en Miami (monseñor Silvio Báez), y el otro (padre Edwing Román) que se reúne con el señor en Miami, cada vez que puede que sale a reunirse, que estaba en una iglesia en Masaya que la profanó hace un tiempo. Todo esto es una campaña de difamación, de calumnias, porque libertad religiosa hay en Nicaragua, porque somos de corazón fieles y devotos a Cristo Jesús», vociferó Murillo.
Además, el sacerdote Edwing Román denunció que un periodista de los medios oficialistas y un diputado orteguista lo amenazaron con cárcel en un programa de televisión.
Han pasado 365 días desde su salida de Nicaragua y el religioso cree en que en algún momento podrá volver a su país. En lugar de Román, la autoridades eclesiásticas nombraron un administrador parroquial de la iglesia San Miguel Arcángel del departamento de Masaya. Román está en Estados Unidos desde agosto de 2021.
«No he hecho trámite de asilo, pero soy uno más de los nicaragüenses que no puede regresar debido a las amenazas. No me conviene irme para Nicaragua», dijo anteriormente el padre Edwing Román.
El líder católico ha sido uno de los sacerdotes críticos a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. En las revueltas sociales de abril 2018 abrió las puertas de la iglesia para atender a los heridos que dejó la represión estatal.
En la basílica menor de San Sebastián en Diriamba, Carazo, fue golpeado por las turbas sandinistas y paramilitares que ingresaron por la fuerza al templo que daba refugio a un grupo de jóvenes que atendían a los heridos de la operación limpieza ejecutada por la dictadura de Nicaragua.