Bajo fuertes medidas de seguridad y en medio de una operación coordinada con Honduras y El Salvador, la dictadura de Nicaragua entregó este lunes a la INTERPOL al salvadoreño Jaime Aníbal Ramos Bonilla, alias «Cucutumba» o «Cuervo», identificado como cabecilla de la Mara Salvatrucha MS-13 y uno de los pandilleros más peligrosos y buscados en la región centroamericana.
La entrega se realizó en el puesto fronterizo de Guasaule, en el límite entre Nicaragua y Honduras, desde donde fue posteriormente trasladado a El Salvador, su país de origen, para enfrentar a la justicia. El pandillero, de 48 años, había ingresado a Nicaragua tras el inicio del régimen de excepción en El Salvador, medida impulsada por el presidente Nayib Bukele desde marzo de 2022, y que ha provocado el encarcelamiento masivo de miembros y colaboradores de pandillas.
Ramos Bonilla es señalado de participar directamente en delitos de sicariato, tráfico de drogas, extorsión, portación ilegal de armas y manejo de fondos delictivos dentro de la estructura de la MS-13. Según fuentes policiales centroamericanas, «Cuervo» habría intentado esconderse en territorio nicaragüense para evadir las capturas masivas en su país, tras años de operar como uno de los mandos medios con mayor control territorial dentro de la estructura criminal.
El historial delictivo de Ramos Bonilla incluye una deportación desde Estados Unidos el 16 de diciembre de 2008, luego de cumplir condena por diversos delitos en territorio estadounidense. Según registros policiales, el pandillero posee numerosos tatuajes característicos de la MS-13, algunos de los cuales habría intentado borrar para dificultar su identificación.
El caso representa uno de los episodios más relevantes de cooperación reciente entre cuerpos policiales de la región, en un contexto en que las pandillas como la MS-13 han mutado sus operaciones hacia actividades más complejas y transnacionales, aprovechando vacíos institucionales, redes de corrupción y regímenes autoritarios para ocultarse y reorganizarse.
La entrega de Ramos Bonilla a la INTERPOL ocurre en momentos en que Nicaragua ha sido señalada por ofrecer refugio a personajes prófugos de la justicia de otros países, en muchos casos sin transparentar procesos judiciales ni detenciones. En este caso, sin embargo, la presión regional y la notoriedad del capturado habrían forzado su expulsión.
Se espera que Ramos Bonilla enfrente múltiples cargos criminales en El Salvador bajo la legislación antiterrorista vigente, mientras las autoridades salvadoreñas celebran su captura como parte del desmantelamiento progresivo de la MS-13, una de las clicas que en las últimas tres décadas habían convertido al país centroamericano en el más peligroso del mundo, no solo por las cifras de homicidios, sino por que también habían impuesto la extorsión como medio de enriquecimiento de los criminales salvadoreños y las muertes como arma para mantener sometido a todo un país.
Este no es el primer marero salvadoreño capturado por las autoridades nicaragüenses. En mayo de 2024, la Policía nicaragüense capturó al salvadoreño Carlos Roberto Del Cid Cruz, y/o también identificado como Daniel Antonio del Cid Cruz, por ser un presunto miembro de la Mara Salvatrucha MS-13.
Según el reporte presentado por la Policía en ese momento, una patrulla que se encontraba vigilando el Mercado Iván Montenegro, en Managua, capturó en la vía pública al sospechoso, que tenía antecedentes por los crímenes de «homicidio tentado y agravado».
Según la actualización de datos presentada por el gobierno, 79,947 personas fueron calificadas como «terroristas» y más de un 90% permanece en prisión sin sentencia judicial en su contra. El gobierno de Bukele ha reconocido que ha tenido que liberar a uno 7,000 detenidos por falta de pruebas en su contra.