El tiktoker granadino Ian Frederick Flores Martínez, conocido en redes sociales por proyectar una imagen de sensibilidad y empatía, fue declarado culpable de violencia psicológica agravada contra su madre, Eka Auxiliadora Flores Martínez, en un juicio oral y público realizado en Granada. La jueza Ana Fonseca le impuso una condena de dos años y ocho meses de prisión, además de ordenar su participación en programas de orientación y prevención para abordar su conducta violenta y evitar reincidencias.
El medio oficialista Radio La Primerísima relató que los hechos ocurrieron el pasado 9 de enero en la residencia de la víctima, ubicada en Calle La Sirena, Granada. Según la acusación del Ministerio Público, la violencia de Ian Flores se desencadenó luego de que su madre le pidiera a un amigo del acusado, llamado Mateo, que abandonara la casa, ya que llevaba viviendo allí desde noviembre de 2024 sin aportar económicamente.
La petición de Eka Flores Martínez desató la furia de su hijo, quien reaccionó insultándola y profiriendo amenazas cargadas de violencia. Radio La Primerísima describe que Ian Flores lanzó insultos, deseando que la enfermedad que padecía su madre se agravara, e incluso intentó atacar al perro de la víctima como parte de su ira descontrolada.
Horas más tarde, el tiktoker regresó a la vivienda, retomando su agresión con mayor intensidad. Armado con un palo de billar de más de un metro de largo, amenazó con clavárselo en el estómago a su madre, la empujó al suelo y continuó con las amenazas de muerte.
El 10 de enero, cuando Eka Flores Martínez insistió en que Mateo debía marcharse, Ian Flores mostró nuevamente su ira al volcar una mesa de billar y destrozar la puerta del ropero de su madre. Durante ese episodio, hizo referencias explícitas al caso de femicidio cometido por Alejandro César Lacayo Noguera, quien asesinó a su madre, Magda de los Ángeles Noguera Vega, prendiéndole fuego en Managua, amenazando a su madre con hacerle lo mismo.
El acto violento culminó cuando Ian Flores tomó un machete y reiteró sus amenazas de muerte. Durante el juicio, el acusado admitió los hechos y fue declarado culpable.
Este caso ha generado atención mediática, especialmente por tratarse de un creador de contenido que en redes sociales proyectaba un perfil aparentemente positivo.
El hecho de que Ian Flores haya reconocido su culpabilidad en el juicio refuerza la gravedad de las acciones cometidas y la necesidad de que cumpla con los programas de rehabilitación ordenados por la jueza. Este caso también pone en evidencia la contradicción entre la imagen pública que proyectan algunos creadores de contenido en redes sociales y su conducta privada.
Los cifras de femicidio
El caso de Ian Flores Martínez es solo un caso, pero refleja una preocupante realidad de violencia intrafamiliar en Nicaragua que frecuentemente termina en crímenes atroces contra mujeres. Las estadísticas del Poder Judicial de Nicaragua señalan que durante el año 2021 se registraron más de 400 víctimas de violencia doméstica o intrafamiliar y 2,221 casos de violencia psicológica, con mayor prevalencia en mujeres de entre 11 y 51 años.
Por otro lado, informes de organizaciones independientes como Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) documentaron 76 casos de femicidio entre enero y noviembre de 2024, de los cuales un porcentaje significativo fue cometido por personas cercanas a las víctimas, incluyendo familiares o personas con las que convivían.
Un estudio previo realizado por el Instituto de Medicina Legal de Managua entre 1999 y 2011 también indica que en muchos casos de femicidios, los agresores mantenían vínculos cercanos con las víctimas, lo que evidencia la peligrosidad del entorno familiar para muchas mujeres en Nicaragua.
Las «comisarías de la mujer»: otra farsa
El régimen de Ortega y Murillo se ha jactado de haber restablecido más de 400 comisarías de la mujer, sin embargo, la defensora de derechos humanos María Teresa Blandón asegura que esto es una mentira, ya que en la práctica no hay evidencia de su funcionamiento ni de una política efectiva para atender a las víctimas de violencia.
«Si son 400 comisarías, estaríamos hablando de que tienen más de dos por municipio, pero nadie ve cuál es el trabajo que hacen. Por el contrario, se ha incrementado la desconfianza de las víctimas hacia esas instancias por el maltrato que reciben, por la impunidad, por la indolencia con que se tratan estas denuncias», valoró Blandón en una entrevista reciente con Artículo 66.
Este contexto resalta la urgencia de implementar medidas de protección efectivas y políticas públicas que garanticen la seguridad de las mujeres en sus propios hogares. Asimismo, el caso de Ian Flores pone en evidencia cómo la violencia psicológica y física puede escalar hacia situaciones aún más peligrosas si no se interviene de manera adecuada.