El máximo líder de la Iglesia católica, el papa Francisco, que murió la mañana de este 21 de abril a sus 88 años, ha sido uno de los líderes mundiales que ha señalado la represión de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, además de jugar un papel importante en la liberación de religiosos y opositores en Nicaragua.
El sumo pontífice tardó en referirse al tema de la represión en Nicaragua y la persecución religiosa que se vive en el país a raíz de las protestas antigubernamentales desde abril de 2018; sin embargo, en marzo de 2023, fue directo y claro al calificar, por primera vez, al régimen sandinista como una dictadura «grosera».
Desde septiembre de 2022, el sumo pontífice había confirmado su participación para lograr un diálogo entre la oposición, la Iglesia y el régimen de Ortega, en ese momento aclaró que un diálogo no significaba que la Santa Sede aceptara todas las demandas del gobierno.
«Sobre Nicaragua todas las noticias son claras. Hay diálogo. Se ha hablado con el gobierno, hay diálogo. Esto no significa que apruebe todo lo que hace el gobierno o que lo desapruebe todo. No. Hay diálogo y hay que resolver los problemas. Ahora mismo hay problemas», dijo el pontífice durante una entrevista en un vuelo.
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En ese momento, el papa conocía de la expulsión de varios religiosos y religiosas, entre ellas las hermanas de la Caridad y de Waldemar Stanislaw Sommertag, exnuncio apostólico en Nicaragua, por lo que un mes antes de confirmar el diálogo pidió de manera pública, en un rezo de Ángelus, un diálogo «abierto y sincero» para encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica.
Luego de un intento fallido del diálogo por parte del papa Francisco con el régimen de Managua, el líder religioso calificó a Ortega de «desequilibrado», al mismo tiempo que alabó las acciones del obispo Rolando Álvarez quien para marzo de 2023, cumplía un mes de haber sido condenado por la dictadura a 26 años de cárcel por los supuestos delitos de traición a la patria y ciberdelitos.
«Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige», «ahí tenemos un obispo preso (en referencia a Álvarez), un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio», expuso Francisco en una entrevista al medio Infobae. Estas fueron las primeras declaraciones fuertes en contra del orteguismo por parte del papa.
En la misma entrevista, Francisco también comparó a la dictadura de Nicaragua con los regímenes de Lenin y Adolf Hitler.
«Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera traer a la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas…», «Son un tipo de dictaduras groseras. O, para usar una distinción linda de Argentina, guarangas (en Argentina, maleducada)», señaló el máximo líder del catolicismo.
En enero de 2024, el papa recibió a monseñor Rolando Álvarez y a otros 15 religiosos en Roma, con los que se reunió y reafirmó su apoyo y respaldo a su labor eclesial, misma que recibió el obispo Silvio Báez tras su destierro por parte del régimen de Ortega.
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Para agosto de ese mismo año, Francisco animó durante un acto público al «amado» pueblo de Nicaragua a renovar su «esperanza» en Jesucristo en referencia clara a la crisis socio-política que vive Nicaragua. «Al amado pueblo de Nicaragua, animo a renovar vuestra esperanza en Jesús, recordad que el Espíritu Santo guía siempre la historia hacia proyectos más altos», dijo durante el Ángelus dominical en la Catedral de San Pedro en el Vaticano.
Meses después, en diciembre, el papa dirigió una carta pastoral «al pueblo de Dios que peregrina en Nicaragua», en la que reafirmó su cariño hacia el país y llamó a los nicaragüenses a no dudar del cuidado y la misericordia de Dios. «La filial confianza que tienen en Él y su fidelidad a la Iglesia son los dos grandes faros que iluminan su existencia», decía el texto que buscaba consolar al pueblo bajo represión.
La última intervención del sumo pontifice sobre Nicaragua la realizó en enero del 2025 en la que se mostró sumamente preocupado por el aumento de la represión contra la iglesia católica, el destierro y desnacionalización de opositores y las graves violaciones a los derechos humanos dentro del país.
«Pienso finalmente en Nicaragua, donde la Santa Sede está siempre dispuesta a un diálogo respetuoso y constructivo. Sigo con preocupación las medidas adoptadas con respecto a personas e instituciones de la Iglesia», afirmó el Pontífice.
Francisco llamó en ese momento a los católicos nicaragüenses a hacer votos para lograr que en el país «se garanticen adecuadamente a todos la libertad religiosa y los demás derechos fundamentales».
«Efectivamente, no hay verdadera paz si no viene garantizada también la libertad religiosa, que implica el respeto a la conciencia de los individuos y la posibilidad de manifestar públicamente la propia fe y pertenencia a una comunidad»,manifestó Francisco durante un discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, en Roma.
Después de un mes de recibir el alta por una neumonía que lo mantuvo hospitalizado por más de un mes, el religioso argentino, el primer sumo pontífice latinoamericano falleció en este lunes de Pascua.
