El régimen de Daniel Ortega está a punto de desencadenar otro conflicto diplomático, esta vez con Panamá, cuyo Gobierno, ha puesto bajo «advertencia» a la embajada sandinista en ese país por haberse convertido en un centro de complot político contra las autoridades canaleras, dirigido por el exmandatario Ricardo Martinelli, asilado en esa sede diplomática.
Este jueves, durante un encuentro con periodistas nacionales e internacionales, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, informó que su Gobierno ha llamado a la embajadora nicaragüense en ese país para exponerle a través suyo a la Cancillería de Ortega su desagrado con las actividades y expresiones del exmandatario Ricardo Martinelli desde la embajada nica en Ciudad Panamá, donde está asilado desde febrero de este año, luego de ser perseguido por la justicia de ese país por varios casos de corrupción durante su mandato (2009-2014).
Las relaciones diplomáticas entre los gobierno del dictador nicaragüense Daniel Ortega y el panameño José Raúl Mulino se encuentran en un visible deterioro luego que los sandinistas decidieron refugiar a Martinelli en la embajada nica en el país canalero en calidad de asilado político, sin embargo, el expresidente y el régimen de Managua han roto todas las normas del derecho internacional referidas a los asilos, pues han convertido la sede diplomática en una especie de centro de mando político para Martinelli, quien opina y participa en política de su país desde la protección que le brinda su refugio diplomático.
La tirantez diplomática se ha acentuado luego que la administración de Mulino decidió rechazar, hasta ahora, todas las ternas propuestas por Ortega para ocupar la Secretaría General del Sistema de Integración Centroamericana (SG-SICA), razón por la cual los dictadores nicaragüenses han tildado al Gobierno panameño, junto a los de Guatemala, Costa Rica y República Dominicana de «serviles y dementes».
Noticia relacionada: Panamá se queja ante Nicaragua por activismo político de asilado expresidente Martinelli
Todo esto, sumado a las actividades políticas de Martinelli en la embajada orteguista, provocó que el presidente canalero dijera este 12 de diciembre que ya han llamado a la embajadora nica, lo que es una acción diplomática considerada importante como «protesta».
Efectivamente, una semana antes, la embajadora de Ortega en Ciudad Panamá, Consuelo Sandoval, fue llamada por la Cancillería panameña para exponerle el desagrado de ese gobierno con las actividades de Martinelli en la embajada.
Mulino fue claro y tajante al advertir al régimen sandinista que esta es la «primera advertencia» que hacen desde el Ejecutivo para «poner un poco de orden ahí (en la embajada nica); que cumplan con los convenios internacionales de asilo. Tan sencillo como eso. No transformemos ni esa ni ninguna embajada en un centro político ni de actividad político-partidista ni a favor ni en contra de nadie», advirtió enérgico el mandatario panameño durante su acostumbrada rueda de prensa semanal.
«Espero que la República de Nicaragua entienda eso y es la primera advertencia que hacemos en ese sentido», reiteró con firmeza el mandatario.
Tiro por la culata a Ortega
José Raúl Mulino llegó a la Presidencia de Panamá como un «delfín» de Martinelli, por lo que la dictadura Ortega-Murillo se mostró muy complacida con el triunfo del candidato de su asilado político pero, según analistas, el cálculo de Ortega le salió mal, pues Mulino no se han mostrado para nada amistoso con la tiranía y por el contrario, ha puesto por encima de las relaciones con su antiguo jefe, la preponderancia de los derechos humanos, la diplomacia real y el Estado de Derecho.
La posición mostrada por el jefe de Estado panameño se denota tan firme que este mismo jueves expuso que el Gobierno de Nicaragua sí es una tiranía despótica y carente de respeto por los derechos humanos y las leyes.
Mulino aseguró que esperará a ver qué pasa después de esta protesta para tomar otras decisiones, sin explicar cuáles serían, no obstante sí dejó en claro que la llamada a la cancillería de la embajadora de Ortega es una acción muy seria en el lenguaje diplomático.
El jefe de Estado no especificó si tomará medidas más drásticas ni mencionó un posible rompimiento de relaciones con Nicaragua, sin embargo, Ortega sí se ha peleado con varios gobiernos a los que ofende constantemente en sus ya acostumbradas notas de Cancillería, redactadas por la vicedictadora Rosario Murillo, donde vierte epítetos nada diplomáticos contra mandatarios extranjeros.
Los dictadores Ortega y Murillo se han peleado con los mandatarios de España, Chile, Argentina, Colombia, Brasil, también rompió relaciones diplomáticas con El Vaticano y con Israel.
El presidente Mulino destacó que en este roce diplomático están ante un país «que no tiene ni Dios ni Ley» y que no se trata de un país común pues «no estamos trabajando con un país común y corriente que respete el derecho internacional; no respetan al internacional, el interno ni ningún derecho en Nicaragua. Es un país bastante sui generis en materia de apelar la aplicación del derecho. Eso no existe allí. No hay derecho en Nicaragua», criticó el presidente de Panamá.