Brasil se unió hoy a un grupo de ocho países que interpondrá una denuncia ante las Naciones Unidas por los abusos de los derechos humanos en Nicaragua bajo el régimen de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, que han sido acusados reiteradas veces de cometer crímenes de lesa humanidad por organismos de Derechos Humanos.
El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva se sumará a una declaración conjunta con Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Paraguay y Perú, acusando al gobierno de Nicaragua de tortura, desaparición forzada y represión contra opositores, religiosos y estudiantes.
Brasil dio un cambio radical en su posición ante las acusaciones contra el gobierno de Ortega en Nicaragua, en las que había preferido guardar silencio; sin embargo, es el resultado del aumento de tensiones entre ambos gobiernos de izquierda.
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El gobierno sandinista decidió expulsar al embajador de Brasil en Managua a principios de agosto, ordenó cerrar una cámara de comercio brasileña y Ortega lanzó ataques directos contra el presidente brasileño en actos oficiales.
Ortega arremetió contra Lula luego de que el presidente carioca cuestionara la victoria de Maduro en Venezuela. «¡Te andas arrastrando también, Lula!» «si quieres que te respete el pueblo bolivariano, respeta la victoria del presidente Nicolás Maduro, y no andes allí de arrastrado», dijo el dictador nicaragüense.
La decisión de Brasil se produce luego de que la ONU presentara datos de una nueva investigación contra Ortega en la que se le señala nuevamente de cometer torturas, abusos sexuales y represión contra prisioneros políticos.
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«La situación de derechos humanos en Nicaragua se ha deteriorado gravemente desde el año pasado, con un aumento de casos de detenciones arbitrarias, intimidación a opositores, malos tratos bajo custodia y ataques contra pueblos indígenas», señala un informe de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en la ONU.
Lula por su parte afirmó en julio pasado que intentó varias veces comunicarse a través de llamadas telefónicas con su homólogo nicaragüense; sin embargo, no fue atendido por lo que decidió no volver a llamar más a Managua.
«La forma en la que se ha comportado Lula ante la victoria del presidente legítimo de Venezuela es una forma vergonzosa, vergonzosa, repitiendo las consignas de los yanquis, de los europeos, de los gobiernos arrastrados de América Latina», lanzó Ortega durante una cumbre virtual de jefes de Estado y gobierno del ALBA-TCP.