La Policía Nacional confirmó la purga contra el comisionado general Marcos Alberto Acuña Avilés, quien desde los años 90 pertenece al cuerpo de seguridad de Daniel Ortega y desde 2007 subió a jefe de la escolta presidencial del dictador nicaragüense.
En la nota de prensa No. 010-2024. publicada este siete de agosto, la institución armada afirma que el alto mando policial «desobedeció flagrantemente órdenes superiores, poniendo en riesgo la seguridad ciudadana». No explica en qué consistió su rebeldía, pero lo que se supo fue que Acuña tuvo una discusión con Rosario Murillo que de forma exprés decidió purgarlo el 24 de julio, reveló el medio digital Confidencial.
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El comunicado firmado por la División de Relaciones Públicas de la Policía Nacional detalla que debido a esa «desobediencia» y «en consecuencia y de conformidad a la establecido en la Ley 872 Ley de la Policía Nacional y sus reformas se le impuso baja deshonrosa y será juzgado por el delito de incumplimiento de deberes, desobediencia e insubordinación».
Jerarquía única, ¿A quién?
La institución, principal brazo represor del régimen nicaragüense, recalca en el último párrafo de la nota que la «Policía Nacional es un cuerpo armado, que se rige bajo la más estricta disciplina de sus miembros, sometidos al cumplimiento de la ley, fundada en la jerarquía única y en la disciplina de sus mandos y personal».
Esa no supeditación sería a Rosario Murillo aunque Acuña de quien debía recibir órdenes expresas era de Daniel Ortega, su «jefe supremo». El comisionado general pertenecía al círculo de mayor confianza de Ortega. Tenía 25 años protegiendo al dictador nicaragüense, inclusive cuando este formaba parte de la oposición.
Fue uno de los jefes policiales que más rápido ha escalado. En tres años, entre el 2007 y 2010, Acuña subió tres escalafones: Primero era subcomisionado; pasó a ser comisionado y luego comisionado mayor. En el 2014, Ortega lo ascendió al rango de comisionado general, un peldaño que comparte con más de 20 de sus compañeros de armas, pero que lo ubica solo un escalón por debajo del primer comisionado, o sea, del jefe de la Policía.
En «El Carmen» se maneja que entre Acuña y Murillo había una relación tensa. La razón de la discusión que sostuvieron no es de dominio público, lo que sí se sabe es que tras el encontronazo a Acuña se le subió la presión y fue trasladado al Hospital Carlos Roberto Huembes, que atiende a los miembros de la institución armada, supeditada al orteguismo.
Preso y juzgado
Sus más de dos décadas de dedicación y entrega absoluta a Daniel Ortega no le sirvieron de nada. Su salida, firmada y sellada por la misma Policía, es de la peores.
La nota es clara: va preso y será juzgado por desobediente. A Acuña se le aplicará, según cita, la Ley 872 o Ley de Organización, Funciones, Carrera y Régimen Especial de Seguridad Social de la Policía Nacional, que fue reformada en julio de 2023.
La normativa especifica que por incumplimiento de deberes «el personal policial que sin causa justificada desobedezca las órdenes de sus superiores, en perjuicio de la seguridad ciudadana, será sancionado con una pena de seis meses a dos años de prisión».
Las causas por las que alegan Acuña colocó en «riesgo la seguridad ciudadana» no las mencionan. Ortega, aparentemente, no habría metido las manos por su leal jefe de escoltas y según informó Confidencial, que publicó la filtración, hasta ya hay un sustituto en el puesto. Es conocido que Murillo opera con mano de hierro y que en los últimos años ha ganado mayor poder. En esa lucha por controlarlo todo quiere desechar a todos los que obedezcan al caudillo sandinista y no se sometan a sus lineamientos.