La vicedictadora de Nicaragua expuso, durante su alocución diaria, del martes, 14 de mayo, a través de sus medios de propaganda, que su régimen desea «de corazón» estrechar lazos de amistad y mantener fraternal comunicación» con los talibanes de Afganistán, un movimiento político-militar y religioso fundamentalista, considerado de los más radicales de su región.
La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, aislada de la comunidad internacional, principalmente de los países democráticos occidentales, ha emprendido una estrategia diplomática que persigue establecer relaciones con países lejanos de África y Asia, sobre todo los gobernados por regímenes totalitarios.
En esa línea, Ortega ha fortalecido relaciones diplomáticas, con gobiernos autócratas como Irán, Corea del Norte, Burkina Faso, entre otros.
Y, aunque Nicaragua no tiene embajador acreditado en Afganistán, la dictadura siempre ha coqueteado con ese régimen fundamentalista, considerado «de facto», y señalado de ser uno de los mayores violadores de los derechos humanos, sobre todo contra las mujeres y niñas.
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Afganistán, localizado en oriente medio, está gobernado de facto por la guerrilla extremista Talibán, acusada de crueles violaciones a los derechos de las mujeres y la niñez, entre las que se cuentan la prohibición de estudiar más allá de la primaria, prohibición de trabajar fuera de casa, así como exclusión de la vida pública y el sometimiento total a la autoridad de los hombres. Cualquier infracción a esos mandatos talibanes es castigada con azotes públicos, mutilaciones y hasta la muerte de las mujeres.
El país ha sufrido en los últimos días severas inundaciones que han cobrado la vida de más de 350 personas y otras 1600 han resultado heridas. En ese contexto de desastre, la dictadura Ortega-Murillo envió un mensaje de «solidaridad» al «líder supremo» talibán, a quien llama «hermano», Hibatullah Akhundzada, y le expresan su deseo de mantener «fraterna comunicación».
«Estimado Hermano: Como familia humana, nos han consternado las trágicas inundaciones que afectan a nuestros hermanos en Afganistán, y queremos expresarles, de todo Corazón, nuestra solidaridad, condolencias y oraciones, por las personas que han dejado su vida en estos tiempos de desastre», dice el mensaje de Ortega y Murillo.
Además los dictadores le expresan al máximo dirigente de los Talibanes su firme deseo de «mantener fraternal comunicación entre nuestros pueblos y gobiernos».
Asimismo, al no tener embajada en ese país islámico, le informan que hacen llegar el comunicado a través del embajador en Irán, Ramón Moncada.
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No es la primera vez que los Ortega-Mutillo le envían un mensaje en términos parecidos al líder fundamentalista talibán. El 18 de agosto del año pasado, en ocasión de conmemorar el aniversario de la independencia afgana, los dictadores nicaragüenses le enviaron un mensaje en términos similares.
«En la especial ocasión de conmemorar un aniversario del día de la independencia nacional, este próximo 19 de agosto, expresamos de la manera más fraternal, en nombre del pueblo y gobierno de reconciliación y unidad nacional de la República de Nicaragua, y en nuestro propio nombre, nuestras más cálidas felicitaciones a usted y al hermano pueblo del Emirato Islámico de Afganistán», dijeron los tiranos en esa ocasión.
En ese momento también reiteraron «el compromiso de continuar fortaleciendo los lazos de amistad, solidaridad y cooperación».
