La organización cívica Freedom House otorgó el reconocimiento Mark Palmer Prize 2024 a una delegación diplomática del Departamento de Estado de Estados Unidos por su distinguida labor humanitaria en la liberación de 222 presos políticos nicaragüenses, operación que fue conocida como la «Nica Welcome» o «el vuelo hacia la libertad».
El exembajador de Estados Unidos en Nicaragua Kevin Sullivan, la diplomática Marta Costanzo Youth, el subsecretario adjunto Enrique Roig y la administradora adjunta Marcela Escobari recibieron el galardón en una ceremonia celebrada la noche de este miércoles, ocho de mayo.
Durante su discurso de agradecimiento, Sullivan afirmó que «intentamos muchos enfoques diferentes para buscar la liberación de los prisioneros políticos nicaragüenses. Llevamos a cabo negociaciones sin éxito, pero mantuvimos canales de comunicación abiertos con el régimen Ortega-Murillo, con la esperanza de que eventualmente tendríamos la oportunidad de avanzar».
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«Ese momento llegó a finales de enero del año pasado, cuando el régimen indicó que estaba dispuesto a liberar a todos los prisioneros si los recibíamos. Lanzamos un proyecto urgente que involucró a cientos de personas trabajando en completo secreto para identificar recursos de inmediato y hacer arreglos para volar (trasladar) a estos prisioneros fuera del país», agregó el diplomático.
Sullivan indicó que «obtener un acuerdo de Ortega para liberar a los 222 fue algo incierto hasta el último momento. Pero cuando finalmente se logró, nos causó una gran alegría».
El estadounidense consideró que el éxito de la «Operación Nica Welcome» fue «un testimonio del compromiso duradero de Estados Unidos de apoyar a aquellos que luchan por la democracia y la libertad, incluso en sus horas más oscuras».
«Este es el espíritu que debemos seguir manteniendo para apoyar a los valientes nicaragüenses que aún trabajan incansablemente para lograr un regreso a la democracia que sus conciudadanos tanto desean y merecen», reiteró Sullivan.
El miedo a ser olvidado
El politólogo y expreso político Félix Maradiaga fue un invitado especial en la ceremonia de premiación, donde compartió su testimonio como una de las víctimas de la represión del régimen y uno de los 222 prisioneros de conciencia.
«Estamos viviendo una severa crisis global, una recesión democrática que ha persistido durante casi dos décadas. Este cambio ha llevado a más de un millón de presos políticos en todo el mundo. Habiendo experimentado el sufrimiento de la prisión política de primera mano, entiendo el dolor profundo que causa, no solo al individuo, sino también a sus familias y comunidades», expresó el activista cívico.
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Maradiaga afirmó que «el mayor temor de cualquier preso político es ser olvidado por el mundo exterior». «Esta noche, al ver a muchos de esos mismos amigos reunidos aquí, me siento conmovido para expresar mi profunda gratitud en nombre mío y de todos los 222 expresos políticos. Gracias por asegurarse de que nunca fuéramos olvidados», añadió.
Maradiaga resaltó que el Mark Palmer Prize 2024 «no es solo por el increíble acto de liberar a 222 presos políticos y llevarlos a salvo a Estados Unidos, sino por todo el tiempo y el esfuerzo incansable invertidos en luchar por la libertad, la democracia y tratar a cada persona con dignidad».
Vuelo hacia la libertad
En la madrugada del nueve de febrero de 2023, un avión con 222 presos políticos salió del Aeropuerto Internacional de Managua con destino a Washington. Dos días antes, la mayoría no tenía idea de lo que estaba por suceder.
Un extenso artículo publicado en el sitio web oficial de AFSA, firmado por la diplomática Kate Applegate, señala que el plan para liberar a los reos de conciencia nicaragüenses surgió en cuestión de días, «después de largos meses de diplomacia encubierta».
La operación cobró vida cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, Denis Moncada, «le planteó una pregunta inesperada al entonces embajador Kevin Sullivan, quien había encabezado la Embajada de Estados Unidos en Managua desde 2018: ¿Aceptaría Estados Unidos a todos los presos políticos de Nicaragua?».
Con la operación ya en marcha, «el equipo de la embajada se reunió con sus contactos del MINREX en el aeropuerto de Managua después de la medianoche. De la oscuridad surgió el rugido de una docena de autobuses de fabricación rusa. Ese fue el momento en que fue real», indica el texto.
Muchos de los reos de conciencia estaban desconcertados. Algunos creían que iban a una audiencia judicial o a otra prisión. «Al ver el avión, otros pensaron que se dirigía a Cuba o Venezuela. Algunos estaban aterrorizados de que estuvieran a punto de ser ejecutados. Parecían no tener idea de lo que estaba pasando. Se bajaban del autobús y se les podía ver procesando el avión, sabiendo que se iban, pero sin saber exactamente qué estaba pasando», narra la diplomática.
Al aterrizar en EE. UU., los presos políticos liberados eran celebridades. El exembajador Sullivan los recibió en la pista. Un helicóptero de los medios de comunicación sobrevoló cerca para cubrir en vivo. Familias, amigos y la diáspora se reunieron más allá de las puertas corredizas del aeropuerto, sosteniendo banderas azules y blancas de Nicaragua.