El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo persiste con su campaña de cancelación de personerías jurídicas a Organismos No Gubernamentales (ONG). A través del Ministerio del Interior (MINT), la dictadura cerró la Fundación Dúo Guardabarranco, perteneciente a los hermanos cantautores Salvador y Katia Cardenal, artistas reconocidos a nivel nacional y centroamericano.
Por medio del acuerdo ministerial 21-2024-OSFL, publicado en La Gaceta de este martes, 23 de abril, la ministra del Interior, María Amelia Coronel Kinloch, indicó que la organización «no reportó estados financieros» de los períodos entre el 2017 al 2023.
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La Fundación Dúo Barranco se encargaba de transmitir a las nuevas generaciones el legado de la música de los hermanos Cardenal y el «mensaje positivo en los tiempos venideros». Además, el grupo también realizaba conciertos y donaciones de libros al Teatro Nacional Rubén Darío.
La música realizada por los hermanos Cardenal tenía como objetivo hacer un llamado a la conciencia social, la protección a la naturaleza y el amor a Nicaragua, de ahí que el nombre de su agrupación sea el del ave nacional. Entre sus canciones más populares se encuentran Días De Amar (1990), Casa Abierta (1994) y Dale una luz (2007), la cual fue transmitida diariamente por canales nacionales durante un tiempo.
El auge del dúo musical fue en la década de los ochenta. En 1982, los hermanos grabaron su primer disco, bajo la producción del cantautor nicaragüense Luis Enrique Mejía Godoy. A lo largo de su trayectoria, realizaron conciertos en Europa y América, presentándose en más de 25 países. Ambos artistas también tuvieron una exitosa época de solistas.
Sin embargo, en 2010 una enfermedad acabó con la vida de Salvador Cardenal, a sus 49 años. A pesar de esto, Katia Cardenal continúa con su carrera musical desde Noruega, país donde grabó varios de sus discos individuales, y preservando las más de 100 canciones inéditas que dejó su hermano.
Se fue del país por la crisis
En una entrevista con la organización Voice of Monterey Bay, Katia Cardenal expresó que abandonó el país porque «hay una dictadura que ha empezado a matar gente, a reprimir, a meter (a la cárcel) presos políticos, a perseguir periodistas y líderes. Yo, con el tipo de música que hago, con mi poesía, siempre he tratando de promover el derecho de la gente, los derechos humanos, y no creo que pueda vivir en Nicaragua».
De igual manera, Katia Cardenal admitió que «ya llevaba mucho tiempo desilusionada con el sandinismo», porque empezó a entender la «doble cara del partido político». «Por un lado, promueven el amor a los pobres, el rescate de los derechos humanos, el trabajo, la educación y por otro lado está la corrupción, la mentira, el favoritismo, toda esa doble cara que tiene la izquierda Latinoamericana. Eso no va conmigo, soy una persona que aboga por la libertad y la tolerancia», indicó en la entrevista, realizada en 2019.
En ese entonces, Katia denunció que simpatizantes del gobierno la acosaban por redes sociales y la acusaban de «traidora» y «asesina». La artista comentó que los sandinistas «me escriben por Facebook, por Instagram, por Twitter. Me han calumniado. Y por la inseguridad y la falta de trabajo no podría vivir allá, estaría presa o amenazada pero no me voy a exponer a eso. El poder de la música es más fuerte afuera, adentro sería imposible para mí cantar».
Sin embargo, la cantautora mantiene el pensamiento de que «el bien siempre va a vencer al mal». Cardenal afirmó que «el pueblo nicaragüense es luchador, valiente y no se rinde. Tengo fe ciega y absoluta que esto va a terminar pronto. A veces me siento derrotada pero vuelvo a cantar y al ver el rostro de la gente marchando con mis canciones de fondo, vuelvo a creer y a tomar un compromiso con lo mismo que hago».
Otras organizaciones canceladas
Además de la Fundación Dúo Guardabarros, otras ocho organizaciones más fueron canceladas por «no reportar por periodos de entre cinco hasta 20 años sus estados financieros, con desgloses detallados de ingresos y egresos, balanza de comprobación, detalle de donaciones (origen, proveniencia y beneficiario final) y Juntas Directivas».
Entre ellas, figuran la Asociación de Propietarios de Pequeños Hoteles de Nicaragua, la Asociación Alcance Misionero Pro-Reino Nicaragüense (ALPRON), la Fundación Sendero de Fraternidad y la Asociación de Ganaderos del Rama (ASGARA).
Completan la lista la Asociación Evangélica Grupo Príncipe de Paz, la Asociación Cámara Nacional de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (CANMPYME), la Asociación Misionera Evangelística Vino Nuevo y la Asociación Tabernáculo Internacional de Reavivamiento (AINTAR).
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De igual manera, otras seis organizaciones solicitaron su «disolución voluntaria» debido a diferentes motivos. La Fundación Kielsa por «haber culminado cartera de proyectos a ejecutar, conforme sus fines y objetivos», la Asociación de Líneas Aéreas «por falta de recursos económicos debido a la pandemia del Covid-19» y la Cámara Nicaragüense de Valuadores (CANIV) por «acuerdo unánime de sus miembros».
La Fundación Escuela Kairos para la Formación pidió su cancelación por falta de financiamiento y problemas de salud de sus miembros, mientras que el Lone Tree Institute, Inc. y la Asociación Comunitaria Memorial Sandino (A.C.M.S.) optaron por su cierre debido a la falta de dinero.
Como es costumbre, el régimen sandinista se apropió de los bienes de las organizaciones, ya que ordenó que todas las propiedades pasaran a manos de la Procuraduría General de la República, la maquinaria legal que usa Ortega para confiscar y expropiar a las personas que se oponen a su represión y cuestionan su gobierno.