El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez Ortega, recordó el llamado que hizo a Daniel Ortega y Rosario Murillo a detener la represión el 18 de abril de 2018 y se refirió a la crisis sociopolítica de Nicaragua en el sexto aniversario de las protestas sociales.
Tras el destierro de dos obispos y un grupo de sacerdotes a El Vaticano, el pasado 14 de enero, el jerarca católico fue llamado por el papa Francisco a la Santa Sede y ahora se limita a compartir y comentar el Evangelio del Día en sus redes sociales.
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«Hago un llamado a Daniel Ortega y a su esposa para que detengan la violencia y la represión. ¡No pongan en peligro la paz del país! Sepan escuchar, dialoguen, tengan la madurez de rectificar tantos errores por el bien de Nicaragua. ¡Sean sensatos!», se lee en el tuit que publicó el obispo a las 7:47 de la noche del 18 de abril de 2018, cuando decenas de jóvenes y ancianos fueron vapuleados por la Juventud Sandinista y un grupo de encapuchados en Camino de Oriente, en Managua. Ese mensaje, el jerarca lo recompartió este día en sus redes sociales.
En la red social, monseñor Báez afirmó que ese 18 de abril «Nicaragua inició el camino hacia la libertad, la justicia y la democracia»; aunque «a partir de ese momento lamentablemente se impuso la violencia y la represión».
Atrás han quedado sus homilías que denunciaba la deriva autoritaria de la pareja en el poder en Nicaragua. A mediados de marzo de 2024, el obispo publicó en X que «un profeta que es amenazado de muerte no se expone de modo temerario; sino que ejerce su ministerio donde es posible,manteniéndose siempre fiel a la misión recibida de Dios».
El prelado salió de Nicaragua en 2019 por recomendación del papa Francisco. El obispo denunció que existía un plan de parte del régimen de Daniel Ortega para asesinarlo, drones lo vigilaban en su residencia y fue golpeado y herido en la Basílica de San Sebastián en Diriamba, departamento de Carazo.
Desde el inicio de la crisis sociopolítica que arrastra el país, el régimen orteguista ha desterrado, expulsado, e impedido el ingreso de 170 religiosos y 76 monjas de la Iglesia católica en territorio nicaragüense.
Por medio de persecución, acusaciones y encarcelamiento, la dictadura sandinista arremetió contra el clero religioso debido a su apoyo a los protestantes de aquel abril de 2018.