La búsqueda del sueño americano se convirtió en una tragedia para la familia de la joven Judith Lazo Rodríguez, de 23 años, originaria del municipio de El Ayote, en el Caribe Sur de Nicaragua. La mujer falleció en México supuestamente por una hemorragia.
Lazo Rodríguez salió de su tierra el pasado 13 de marzo e intentaba llegar a Estados Unidos de forma irregular. Para lograrlo había contratado a un coyote, según la organización Texas Nicaraguan Community.
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«Según personas que viajaban con ella, el coyote puso al grupo en una bodega ubicada en Tuxtla (Chiapas). La joven tenía una hemorragia fuerte y no se le dio ninguna atención medica», denuncia la organización en su cuenta de Facebook.
«Al fallecer la joven, los encargados de la bodega (los coyotes) los cambiaron a otra ubicación a las personas que estaban allí retenidas, pero no saben que pasaría con el cuerpo de la joven», añadió.
Una de las personas que viajaba en el mismo grupo con los coyotes fue quien le envió a la familia de la joven una fotografía del cuerpo sin vida de Lazo Rodríguez. Según la organización la familia busca dar con el paradero del cuerpo.
Además, se inició una recaudación de tres mil dólares para la repatriación del cuerpo. Los familiares y amigos de la joven recolectaron ayer, 25 de marzo, más de 171 mil córdobas y 290 dólares con alcancías y en donativos en cuentas bancarias dispuestas para este fin.
A finales de febrero, el Grupo de Expertos en Derechos Humanos para Nicaragua (GHREN) de Naciones Unidad, informó que el Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) identificó «un movimiento migratorio de 935,065 personas que han abandonado Nicaragua» entre el 2018 y junio de 2023.
De acuerdo con una encuesta realizada por el Barómetro de las Américas, «la mitad de los nicaragüenses expresaron su voluntad y deseo de salir del país en los próximos tres años».
Los compatriotas que intentaron emigrar a Estados Unidos, y tuvieron éxito en su travesía, coinciden en que enfrentan desafíos significativos durante el viaje, como el alto costo pagado a los «coyotes», así como situaciones que ponen en riesgo sus vidas, como ser víctimas de robos, trata de personas, abusos y agresiones sexuales.