La vicedictadora de Nicaragua, Rosario Murillo, y su esposo, el dictador Daniel Ortega, mandaron un mensaje de apoyo a la dictadura castrista de Cuba, intentando restar mérito las protestas del pueblo cubano que salió a las calles, el pasado fin de semana, a reclamar por la falta de alimentos y energía eléctrica en la isla, sometida a una severa crisis social por el régimen comunista de ese país..
En su acostumbrado monólogo, que se transmite todos los días a través de los medios al servicio de la propaganda oficialista, Murillo informó que su Gobierno envió un mensaje de «solidaridad» a la dirigencia comunista de la isla y mencionó a Raúl Castro Ruz, a quién llamó «líder histórico de la revolución cubana», a Miguel Díaz-Canel, actual presidente de la isla y según ella, «al querido pueblo cubano».
Murillo no mencionó la severa crisis de alimentos que tiene sometida a la población en una situación de hambre, ni los prolongados racionamientos de energía eléctrica, y se limitó a culpar, como siempre, al supuesto «bloqueo imperialista» de EE.UU.
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«En estos días de infame continuidad del criminal bloqueo imperialista norteamericano contra ese pueblo cubano heroico, de resistencia y coraje reconocido en el mundo, enviamos a cada familia, a cada hogar, a los cuadros del partido, a ustedes, Raúl, Miguel, y a toda la dirigencia del Gobierno y su gloriosa vanguardia revolucionaria, nuestro abrazo fuerte y solidario», dijo Murillo, leyendo el mensaje enviado a la dictadura cubana.
El pasado domingo, 18 de marzo, pobladores de la provincia de Santiago de Cuba, al oriente del país, salieron a las calles a protestar, inicialmente por los prolongados apagones de hasta 20 horas y por la falta de alimentos. Rápidamente se sumaron centenares de cubanos gritando consignas como «Patria y vida. Corriente y comida». Luego se conoció de focos de protestas en la provincia de Granma.
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En vídeos subidos a las redes sociales desde el lugar de las protestas, se puede ver a centenares de pobladores en la calles, gritando consignas y exigiendo que cesen los apagones y abastezcan de alimentos al pueblo.
Pese a las evidencias que muestran a un pueblo cansado de la escasez de comida y de los apagones, Murillo dijo que su gobierno confía en que, «la fuerza de ese gran pueblo, y de Dios, frente al atrevimiento inmoral de los Imperialistas de la tierra, continuará brillando», tratando de ignorar que es el propio pueblo cubano que sale espontáneamente a protestar contra una tiranía que ya acumula más de 60 años sometiendo al pueblo cubano, mientras la alta dirigencia comunista de la isla vive en la opulencia.