El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez Ortega, rompió el silencio que ha guardado en varias semanas y lo hizo compartiendo una reflexión del Evangelio de Hoy. El obispo citó el capítulo 7, versículo del evangelio según San Juan, que habla de la persecución de los judíos contra Jesús que querían matarlo.
El prelado salió de Nicaragua en 2019 por recomendación del papa Francisco. El obispo denunció que existía un plan de parte del régimen de Daniel Ortega para asesinarlo, drones lo vigilaban en su residencia y fue golpeado y herido en la Basílica de San Sebastián en Diriamba, departamento de Carazo.
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En su reflexión, el jerarca destacó que un profeta que es amenazado de muerte no se expone de modo temerario; sino que ejerce su ministerio donde es posible, «manteniéndose siempre fiel a la misión recibida de Dios».
Desde el inicio de la crisis sociopolítica que arrastra el país, el régimen orteguista ha desterrado, expulsado, e impedido el ingreso de 170 religiosos y 76 monjas de la Iglesia católica en territorio nicaragüense. Por medio de persecución, acusaciones y encarcelamiento, la dictadura sandinista arremetió contra el clero religioso debido a su apoyo a los protestantes de aquel abril de 2018.
Unos 50 religiosos, entre ellos dos obispos, seminaristas y sacerdotes; han sido desterrados por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. El régimen los ha enviado a Estados Unidos y El Vaticano. A la mitad les ha arrebatado la nacionalidad y ordenó la confiscación de sus bienes.
Del total de sacerdotes exiliados, que han huido ante la persecución del régimen, 22 se encuentran en Costa Rica, integrados en diversas actividades pastorales en las diócesis del país vecino, según reveló el padre Uriel Vallejos, expárroco de Iglesia la Divina Misericordia de Sébaco, de la Diócesis de Matagalpa y desnacionalizado por Ortega.
Según el informe «Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?», de la abogada Martha Patricia Molina, desde 2018 la Iglesia ha sufrido más de 740 ataques a la libertad religiosa por parte del aparato estatal.
De acuerdo con el estudio realizado por Latin American Public Opinion Project (LAPOP), el 60.9 por ciento de los nicaragüenses afirmó que confiaban en la Iglesia católica. Según el reporte regional titulado «El Barómetro de las Américas de 2023», solo un 19 por ciento de los nicas entrevistados dijeron que «no creían para nada» en los jerarcas católicos.
En casi seis años de crisis la dictadura ha ordenado la profanación de templos religiosos, el arresto de sacerdotes, la persecución contra el clero, vigilancia y espionaje permanente a los curas. Además, el cierre de ONG, colegios y universidades ligadas a la Iglesia católica.