La Cancillería de Nicaragua envió una carta al Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio Internacional de Zimbabue, ubicado en el sur de África, donde expresa su «solidaridad» con la nación y rechaza las sanciones impuestas a su presidente, Emmerson Mnangagwa, acusado de cometer el delito de corrupción, por el gobierno de Estados Unidos.
Mediante un comunicado difundido en los medios oficialistas el sábado, nueve de marzo, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo «condena enérgicamente la continuidad de la política agresiva, injerencista e intervencionista de los Estados Unidos de Norteamérica contra los pueblos dignos del mundo, y en particular, contra la República de Zimbabue».
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«Continuamos presenciando la ideología de dominación imperialista y neocolonialista de occidente, al intentar subyugar y amedrentar, con prácticas unipolares, racistas y excluyentes, el desarrollo de nuestros pueblos y sus esfuerzos en la lucha contra la pobreza, que optan por un camino de independencia política y autodeterminación», detalla la misiva, firmada por el canciller orteguista, Denis Moncada Colindres.
El Estado nicaragüense afirmó que las medidas tomadas por EE. U.U atentan «contra de la economía del hermano pueblo de Zimbabue» y que, además, «se dan en violación de su soberanía como nación africana independiente, de pleno derecho en virtud de la Carta de las Naciones Unidas y las normas básicas del derecho internacional».
La dictadura orteguista reiteró su «inquebrantable solidaridad con Zimbabue y su heroico pueblo, que ha soportado las dificultades ocasionadas por las ilegales medidas coercitivas unilaterales durante más de dos decenios».
El comunicado oficialista exige «el fin inmediato e incondicional de todas las medidas atroces dirigidas contra la República de Zimbabue y de todos los pueblos y naciones afectados de forma similar por dichas sanciones ilegales desde cualquier ámbito».
Sanciones para el gobernante de Zimbabue
El pasado cuatro de marzo, Estados Unidos impuso sanciones al presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, y a otros altos funcionarios, tras acusarlos de «violaciones de los derechos humanos» y «corrupción» en el país africano.
Las sanciones de Washington, que implican el bloqueo de cualquier propiedad en Estados Unidos de los afectados y cualquier viaje no oficial al país, reemplazan un programa de sanciones más amplio adoptado dos décadas atrás contra Zimbabwe por sus políticas oficiales.
«Los cambios que estamos haciendo tienen como objetivo dejar en claro lo que siempre fue una verdad: Nuestras sanciones no están dirigidas a atacar al pueblo de Zimbabwe», señaló al realizar el anuncio el subsecretario estadounidense del Tesoro, Wally Adeyemo.
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El secretario del Departamento de Estado estadounidense, Antony Blinken, dijo que las nuevas medidas son parte de una «política de sanciones más fuertes y específicas» contra las autoridades de Zimbabue.
De igual manera, el funcionario expresó su preocupación por los «casos graves de corrupción y abuso de los derechos humanos», como muertes arbitrarias, abusos físicos y secuestros. Mnangagwa es el segundo gobernante consecutivo de la nación africana que enfrenta sanciones estadounidenses, luego del veterano Robert Mugabe.