El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo nombró al expresidente de la Unión Nacional de Estudiantes (UNEN) Luis Andino Paiz como el nuevo embajador extraordinario y plenipotenciario de Nicaragua ante la República de Togo, un país ubicado en África Occidental.
Durante sus habituales anuncios en los medios oficialistas, la portavoz de la dictadura anunció el nuevo cargo ocupado por el funcionario sandinista, incluso antes de que este haya sido publicado en La Gaceta, Diario Oficial.
De igual manera, Murillo afirmó que Andino ejercerá su puesto en calidad de «concurrente» desde la embajada de Burkina Faso, donde también funge como representante de Nicaragua. La primera dama agregó que el simpatizante orteguista «va a presentar sus cartas de estilo y credenciales la próxima semana».
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El exUNEN embajador
Mediante el acuerdo presidencial 220-2023, publicado en La Gaceta del jueves, nueve de noviembre, el Ejecutivo designa a Andino como diplomático «extraordinario y plenipotenciario de la República de Nicaragua ante el Gobierno de Burkina Faso». Ortega hizo oficial la designación del expresidente de UNEN, dos días después de que Murillo lo anunciara a través de su monólogo meridiano.
El siete de noviembre de 2023, Murillo declaró que «hemos recibido con alegría el beneplácito de las autoridades, la cancillería de Burkina Faso, para nuestro compañero Luis Andino Paiz, quien será embajador residente de nuestra Nicaragua bendita y esta misma semana viaja a Uagadugú (la capital de ese país), representándonos como embajador ante ese pueblo heroico».
Según la versión de la esposa de Ortega, en el continente africano, la dictadura orteguista ya tiene cuatro embajadas abiertas, en lo que parece ser un intento desesperado del régimen sandinista de acercarse a gobiernos donde Estados Unidos y la Unión Europea tienen menos influencia y donde no habrá muchos cuestionamientos contra la forma dictatorial de gobierno que tiene el sandinismo.
Panorama político de Togo
Desde 2005, Togo ha sido gobernada por el mismo partido político, el Rassemblement du Peuple Togolais (RPT), cuando Faure Gnassingbé asumió la presidencia tras la muerte de su padre, Gnassingbé Eyadéma, quien gobernó durante 38 años.
La sucesión dinástica provocó una serie de protestas y movimientos de oposición africanos, demandando reformas políticas, una mayor democratización y límites a los términos presidenciales. Además, el régimen de Gnassingbé enfrentó críticas internacionales por presuntas violaciones de los derechos humanos y mantener un control político sólido sobre el pueblo.
En 2017, se llevaron a cabo manifestaciones masivas que exigían la renuncia de Gnassingbé y reformas constitucionales. Estas protestas llevaron a la mediación de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) para facilitar conversaciones entre el gobierno y la oposición.
Aunque en 2018 se celebraron elecciones parlamentarias, los opositores denunciaron irregularidades y falta de transparencia en el proceso electoral. A pesar de los llamamientos internacionales a la reforma y la apertura política, el gobierno, al día de hoy, controla el país en gran medida.