Róger Reyes es abogado. Fue el defensor del aspirante presidencial y entonces preso político Félix Maradiaga; además, era integrante del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB). Dos meses después que aprehendieron a Maradiaga fue detenido el 20 de agosto de 2021 a eso de las 8:30 de la noche.
Reyes estaba en una gasolinera de Managua cargando de combustible su vehículo cuando varias camionetas de la Policía llegaron al sitio, le pidieron que bajara del vehículo, lo apuntaron con armas de fuego y lo trasladaron a la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como «El Chipote».
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Ese día empezó el martirio que lo mantuvo en prisión más de 500 días. El Ministerio Público, controlado por la dictadura de Daniel Ortega, condenó a Reyes a 10 años de presidio por «realizar actos que menoscaban la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Nicaragua».
Durante su encierro, Reyes desarrolló enfermedades como constipación, depresión, estreñimiento, dolor de cabeza, manchas y quemaduras en la piel, problemas de insomnio, males que no padecía previo al cautiverio del que fue víctima por parte del régimen Ortega-Murillo. Cuenta que solo dormía una hora al día.
En prisión, hizo una huelga de hambre por más de 20 días; ello con el objetivo de que la dictadura le permitiera ver a sus hijas pequeñas. Mientras estuvo en la cárcel, sus hijas solo pudieron verlo en dos ocasiones, pero eso ocurrió solo después de más de un año y tras una intensa campaña nacional e internacional para que el régimen permitiera que los menores de edad lograran ver a sus padres o madres en la cárcel.

El opositor es parte de los 222 nicaragüenses desnacionalizados, desterrados y confiscados por la dictadura de Managua. Todos fueron enviados el nueve de febrero de 2023 a Estados Unidos, en una excarcelación masiva sin precedentes. Era la primera vez que la dictadura ejecutaba la expatriación a sus propios ciudadanos y los expulsaba del territorio nacional.
Tras ser desterrado, cuenta a Artículo 66 desde Estados Unidos, que no ejerce su profesión como abogado, pero sí trabaja en la municipalidad de la ciudad donde radica en Maryland, labora con jóvenes y niños para organizar campamentos de verano y primavera; actividades sociales, entre otras funciones.
En julio de 2023 logró reencontrarse con su familia tras una serie de complicaciones burocráticas que enfrentaron sus hijas para salir de Nicaragua. A través de un patrocinador se pudo reunificar con sus dos pequeñas y su esposa.

Las pequeñas y su mamá Fernanda Guevara se vieron forzadas a salir del país por punto ciego hacia Costa Rica, desde donde lograron abordar un vuelo que finalmente las reunió con su papá y esposo, respectivamente.
Iniciar su vida en un nuevo país y lejos de su tierra fue difícil. Dice que su primer empleo fue como operario de limpieza. «No es imposible poder lograr tus metas, aprovechar las oportunidades, pero tenemos que asimilar la nueva realidad. ¡Sí se puede!», manifestó.
Para superar poco a poco lo que vivió en la cárcel dice que se ayuda con terapias para mejorar su retentiva. Durante el encierro olvidó datos y recuerdos de sus hijas como el nombre o el rostro. Los estragos del encierro lo hicieron olvidar hasta el nombre y el rostro de sus hijos.

«Ahora lo que tengo es falta de retentiva (memoria), se me dificulta un poco poder retener algunas informaciones de aprendizaje. Lo que trato es pintar y lo que recuerdo lo transmito a través de la pintura. Me sirve de terapia y para desarrollar esa retención, trabajar en la memoria», relató.
También ha recurrido a realizar caminatas, porque cuenta que durante su tiempo en la cárcel caminaba mucho en la celda. «Una vez en la celda pequeña de tres metros cuadrados o menos caminé todo el día porque estaba con ansiedad. A veces soñaba que estaba en libertad y podía caminar, entonces ahora lo hago y recuerdo que ya no estoy preso», afirmó.

Además, comenta que practica ciclismo y ha desarrollado su arte culinario. Reafirma que debe «estar bien» por él mismo, su familia, esposa e hijas.
Sobre la lucha cívica por Nicaragua asegura que cada persona «da un abono» para la lucha y lograr la libertad del país. «Trato de acudir a todos los espacios que realizan las organizaciones, diferentes organismos, sin mirar ideología política, color o bandera. Donde se realicen acciones contra el Gobierno de Ortega, por la liberación de presos políticos, por la libertad de Nicaragua, en hablar por los exiliados, yo estoy ahí», dijo.