El binomio dictatorial de Nicaragua, conformado por Daniel Ortega y Rosario Murillo, felicitó al «hermano» presidente de El Salvador, Nayib Bukele, por su reelección en los comicios celebrados el cuatro de febrero.
Dichas elecciones estuvieron llenas de polémica debido a la «inconstitucionalidad» que representa el nuevo periodo del presidente salvadoreño.
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En un pronunciamiento compartido el cinco de febrero, la pareja presidencial felicitó a Bukele por «unas elecciones celebradas en paz y tranquilidad». De acuerdo con el mensaje, Ortega y Murillo, como «hermanos centroamericanos», observaron con «respeto, interés y aprecio los comicios celebrados en El Salvador».
El presidente salvadoreño siguió un camino similar a Ortega durante las elecciones de 2011, ocasión en la cual el dictador reformó la Constitución para justificar un nuevo periodo.
Los mandatarios del régimen nicaragüense, además de aplaudir a Bukele, también felicitaron al partido político que representa, Nuevas Ideas, así como al resto de partidos y movimientos políticos que participaron durante las elecciones.
Distintos opositores al régimen sandinista expresaron su preocupación ante los resultados de estas elecciones. De acuerdo con los críticos de la dictadura, Bukele ha seguido los pasos de la dictadura nicaragüense. En 2011, Daniel Ortega reformó la Constitución del país para regresar a la silla presidencial.
La exguerrillera, excarcelada política e historiadora, Dora María Téllez, dijo a Artículo 66 que estas elecciones son un «mal augurio». Según la opositora, la victoria aplastante del presidente salvadoreño significa una «enorme abstención del pueblo salvadoreño en estos comicios», en los cuales «solo fueron a votar los simpatizantes de Bukele».Téllez consideró que las acciones del presidente salvadoreño indican que «habrá una concentración de poder, la cual derivará en un régimen autoritario».
Sin embargo, el pueblo salvadoreño expresó en su voto el apoyo a Bukele y a su cuestionada política de seguridad. Según el exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo Mcfields, los salvadoreños se inclinaron por lo efectivo aunque eso les costara una nula democracia.
El exdiplomático explicó que la población de ese país prefirió la solución al problema de la delincuencia que a la democracia. «Innegablemente, Bukele resolvió el problema de inseguridad en El Salvador, por lo tanto, su población prefirió que él siguiera que traer la democracia», explicó.
Por su lado, Héctor Mairena, miembro de la Unión Renovadora Democrática – Unamos, expresó que, a pesar de respetar la decisión que tomó el pueblo salvadoreño en las urnas, «es imposible no resaltar algunas preocupaciones». En primer lugar, el opositor destacó que «el presidente instrumentalizó el control que tiene sobre la Corte de Justicia para justificar su elección, ya que las leyes anteriormente establecidas impedían su segundo periodo».
A su vez, destacó los ataques a los derechos humanos de la Presidencia de Bukele, sobre todo contra las pandillas. «Es verdad que estas tenían bajo sometimiento a la sociedad salvadoreña, sin embargo, esta represión ha violentado a miles de salvadoreños».