El hijo predilecto de la pareja en el poder, Laureano Facundo Ortega Murillo, nuevamente expresó su aprobación respecto al Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Daniel Ortega y Xi Jinping, dictadores de Nicaragua y la China comunista, respectivamente.
Tras el discurso que el presidente chino brindó con motivo del Año Nuevo, Laureano Ortega, en su papel como asesor presidencial para la Promoción de las Inversiones, Comercio y Cooperación, expresó a los medios de propaganda oficialista que la alianza económica entre ambas naciones es «un hito histórico para Nicaragua».
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«Nos sentimos contentos y optimistas de los logros que ha alcanzado China en este año 2023. El crecimiento económico interno, la actividad que le da beneficio a todos los sectores sociales de la gran China y cómo lo comparte con el mundo», manifestó Ortega en la entrevista realizada este primero de enero.
El hijo del dictador afirmó que China «lo llena de más esperanza» gracias a la estabilidad que el líder político «le puede brindar al mundo entero». El funcionario continuó con sus elogios hacia el país asiático y aseguró que, desde su punto vista, «China es un gran país con una gran economía y una gran voz de mando que verdaderamente puede hacerle frente a lo que han sido los poderes hegemónicos que han apostado por la confrontación, el imperialismo y la dominación».
Ortega agregó que «China sigue avanzando en la senda del desarrollo compartido y de la cooperación pacífica» y que «es considerada por ‘muchos especialistas’ la primera economía del mundo». Laureano reafirmó que las relaciones diplomáticas con el régimen chino son «uno de los principales logros de la historia de nuestro país» y que «es algo que enorgullece al comandante Daniel, a la compañera Rosario y a nuestro gobierno sandinista».
Las relaciones comerciales entre China y Nicaragua
En agosto de 2023, el dictador Ortega, en una muestra de nepotismo sin precedentes, le otorgó a su hijo Laureano «plenos poderes» para firmar en nombre del régimen sandinista el (TLC) con la República Popular China, según lo ordenó el mandatario a través del acuerdo presidencial 170-2023, publicado en La Gaceta.
Posteriormente, en noviembre de ese mismo año, la Asamblea Nacional, controlada por los dictadores, autorizó la ejecución del TLC. Desde la ruptura de relaciones con Taiwán y el restablecimiento de relaciones con China, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo se muestra desesperado por consolidar su vínculo con Pekín para tratar de «sacarle el jugo económico».
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Al respecto, Ortega Murillo mencionó que ese acercamiento con el gigante de Asia ayudará «al desarrollo de la inversión, al crecimiento económico, al intercambio comercial, cooperación solidaria y respetuosa». Además de que, supuestamente, abrirá «un mercado enorme para exportar nuestros productos».
No es la primera vez que Laureano Ortega habla en nombre de sus padres ante la dictadura china. El 15 de noviembre del año pasado, la pareja gobernante lo envió en calidad de «representante especial» del dictador Ortega a presidir el acto de entrega de buses chinos a cooperativas sandinista.
La presencia de «El Chigüín Ortega», como es apodado despectivamente por la oposición, en actividades públicas donde no están sus padres, disminuye a cero la presencia y autoridad de cualquier otro funcionario del régimen, cualquiera que sea su investidura. Como consecuencia, ministros, asesores, embajadores, alcaldes y hasta el canciller de la República, Denis Moncada, le rinden pleitesía al hijo de los tiranos.
Críticos del régimen opinan que la presencia de Laureano Ortega en actividades diplomáticas con uno de sus aliados más prominentes «es una muestra más que los Ortega-Murillo están tratando de instaurar en el país un proyecto dinástico peor que el de la dictadura somocista, misma que los sandinistas derrocaron a finales de los años 70».