La misión permanente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que fue expulsada esta semana por la dictadura Ortega-Murillo, desarrollaba en el país trabajos «exclusivamente humanitarios» en apoyo a las familias nicaragüenses y en favor de los presos políticos, todo debidamente acordado con el Gobierno. Sin embargo; la tiranía decidió el 18 de diciembre desconocer el acuerdo y expulsar a los funcionarios de la organización.
La misión del CICR permanecía en el país desde el 2019, luego de firmar un acuerdo con el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo para que la organización internacional pudiera visitar a los reos políticos.
En un comunicado, publicado en su sitio web oficial, la organización detalla cuáles eran sus funciones en Nicaragua, pero evitó especificar que las «personas detenidas» que visitaba en las cárceles se trataban de presos políticos.
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«El CICR recibió en 2018 la autorización de las autoridades de Nicaragua para abrir una misión en el país, enfocada en objetivos exclusivamente humanitarios», especifica el comunicado. El CICR estableció su misión permanente en Managua en marzo de 2019 «para visitar a personas detenidas».
La organización internacional deja claro que su trabajo en Nicaragua «se ha centrado en estos años en tres grandes áreas de trabajo: apoyar a la Cruz Roja Nicaragüense (ilegalizada por Ortega) para brindar servicios de restablecimiento del contacto entre familiares y para fortalecer su labor humanitaria en favor de las personas más vulnerables».
Asimismo, trabajó para «prevenir y atender consecuencias humanitarias de la privación de la libertad; y actividades de formación sobre el derecho internacional humanitario, el marco jurídico aplicable a las tareas en las que participan las fuerzas armadas y de seguridad, y el derecho internacional de los derechos humanos».
Además, el CICR realizó esfuerzos relevantes para que la dictadura liberara a más de 200 presos políticos en 2019 a través de la cuestionable Ley de Amnistía promulgada por la dictadura, según analistas, más para poner a salvo a sus perpetradores de asesinatos y violaciones a los derechos humanos que para beneficiar a opositores.
De igual manera, abogó por un trato humano a los más de 200 reos de conciencia que finalmente fueron excarcelados y desterrados a EE.UU. entre los que se contaban los principales líderes de la oposición y siete precandidatos presidenciales. El CICR intentó visitarlos en las cárceles, pero el régimen les negó la autorización.
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Luego de la expulsión de la misión del CICR este lunes, la institución reiteró su disponibilidad para «reanudar su diálogo y acción humanitaria en Nicaragua».
Finalmente la Cruz Roja Internacional expone que trabaja en más de 80 países en el mundo «en la promoción de entornos respetuosos de la vida y dignidad humana», apegados estrictamente a los principios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia.