Una delegación nicaragüense, encabezada por Laureano Ortega Murillo, hijo de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, viajó a la ciudad de Ulianovsk, en Rusia, para realizar una visita al Centro Clínico Científico Federal de Radiología Médica y Oncología, de la Agencia Federal Médico Biológica de Rusia, este lunes, 11 de noviembre.
Según informaron los medios de propaganda oficialista, la anfitriona de este evento fue la Doctora Veronika Skvortsova, quien, además de ser la directora de la Agencia Federal Médico Biológica, es la Copresidenta de la Comisión Mixta de Rusia y Nicaragua.
De acuerdo a las declaraciones presentadas por las páginas oficiales del régimen sandinista, el objetivo de la misión es «intercambiar experiencias y enriquecer el diseño y formulación del proyecto ‘Centro de Medicina Nuclear de Nicaragua’, el cual se está desarrollando con la Corporación Estatal de Energía Atómica de Rusia, ROSATOM».
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La información difundida por la dictadura sandinista agrega que Rusia dispuso de su «experiencia y tecnología» para que con este supuesto futuro proyecto de medicina se logre «realizar exitosamente servicios de salud para el pueblo».
En palabras de los propios oficialistas, la «participación activa» del hijo de los dictadores en este tipo de actividades diplomáticas «fortalece los lazos bilaterales» entre Nicaragua y Rusia, quien está bajo el régimen dictatorial de Vladimir Putin.
Otras figuras sandinistas que integraron la delegación fueron el Doctor Oscar Vásquez, director general de Servicios de Salud del Ministerio de Salud (MINSA), y la funcionaria Alba Torres, Embajadora de Nicaragua en Rusia.
Las fotos difundidas hicieron énfasis en la participación de Ortega Murillo, que ha sido calificado por los opositores como el «heredero» del poder del régimen orteguista y que se ha posicionado al frente de proyectos prometedores como la Medicina Nuclear en Nicaragua, únicamente con las dictaduras aliadas.
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El primer gran proyecto propagandístico de Laureano Ortega Murillo fue el Canal Interoceánico, una magaobra proyectada en 50 mil millones de dólares que prometía convertir al país en una potencia. La obra debía estar lista en el 2020, según prometió el mismo Laureano, pero 10 años después, la promesa quedó solo en las fantasías de Laureano.
Más tarde, Laureano ofreció una mega industria productora de vacunas rusas en el país, en la que, según sus promesas, sería la productora de la vacuna contra el COVID-19. Hasta ahora, lo único que se sabe de la planta de vacunas es que uno de sus ejecutivos, un funcionario ruso que Ortega incluso nacionalizó y nombró como cónsul en Moscú, fue encarcelado por el régimen de Vladimir Putin por un fraude millonario relacionado con la misma planta Mechnicov. Ortega se vio obligado a quitarle la nacionalidad y dejar sin efecto su nombramiento diplomático.
Igualmente prometieron la instalación de un satélite que Nicaragua pondría en órbita en el 2015. Era identificado como el proyecto Nicasat-1, una ambiciosa promesa que revolucionaría las comunicaciones en el país. Otra vez, Laureano mostró su falacia y el fracaso de sus ideas, con las que también ha embaucado a sus propios padres.
También, Ortega ha estado a cargo de la Agencia de Promoción de Inversiones (ProNicaragua), con la que tendría la posibilidad de entusiasmar a empresarios e inversionistas internacionales para que vinieran a poner su dinero en Nicaragua. Desde la ruptura de la dictadura sandinista con los grandes empresarios no se ha conocido de un solo empresario extranjero que venga a arriesgarse con la tiranía sandinista. Este sería otro de los fracasos de Laureano.