En su creciente racha de represión, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo acusó a Karen Celebertti, directora de Miss Nicaragua, y a su familia de ejecutar una «conspiración anti-patria» y de delitos sin fundamentos como «terrorismo y crimen organizado». Estos señalamientos fueron impuestos después que el régimen impidiera que Celebertti entrara al país y secuestrara a su esposo e hijo, Martín Argüello Leiva y Bernardo Argüello Celebertti, respectivamente.
En un comunicado de ocho páginas, la Policía nicaragüense, que opera bajo las órdenes de la pareja dictatorial, detalló que los tres son «culpables de conspiración para alterar la paz, incitar al odio y a la violencia, terrorismo y crimen organizado». Igualmente, la nota oficial enfatizó que estos supuestos actos delictivos «violan el principio de no repetición estipulado en la Ley N° 996, Ley de Amnistía», una herramienta legal que el régimen utilizó para absolver los delitos comunes imputados a los presos políticos.
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La autoridades sandinistas argumentan que la dueña de la franquicia de Miss Nicaragua, su cónyuge e hijo violaron el artículo 3 de esta controversial ley, donde se explica que las personas «beneficiadas» deben abstenerse de perpetrar conductas que incurran en los mismos delitos, porque en años anteriores también cometieron crímenes de «provocación, apología e inducción a la comisión de delitos y propagación de noticias falsas a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, así como traición a la patria».
La Policía aclaró que sus «crímenes» se remontan al año 2018, los cuales, dice la misma nota, fueron amnistiados en el 2019, pero luego «volvieron» a cometer los mismos delitos en 2019, 2020 y 2021. En el 2023 también hay delitos, pero no aclaran si fue por haber contribuido a que Nicaragua tuviera por primera vez en la historia la corona de Miss Universo, con el triunfo de la modelo Sheynnis Palacios.
Sin embargo, los opositores opinaron que los Ortega-Murillo se contradijeron e irrespetaron su propia ley con este reciente ataque a la familia de Celebertti. «Acusar de delitos a ciudadanos que si aprobaron la Ley de Amnistía en 2019, donde exoneran a todos los ciudadanos, es una completa locura», manifestó la abogada y defensora de derechos humanos Yonarqui Martínez, en su cuenta personal de X.
En un intento de dar credibilidad y sentido a sus acciones, en una nota policial publicada este primero de diciembre, la Policía orteguista aseguró que «todo los delitos anteriores constan en las memorias telefónicas y tecnológicas encontradas en poder de los mencionados personajes».
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En la misma nota policial, la institución represiva afirmó que desde 2019, la familia Argüello-Celebertti permaneció en comunicación con «exponentes de la traición a la patria, disponiéndose a utilizar sus franquicias, plataformas y espacios supuestamente dedicados a promover ‘inocentes’ concursos de belleza, en una conspiración que ha trabajado ‘orquestadamente’ para convertir los certámenes en trampas y emboscadas políticas, financiadas por agentes extranjeros, entre personas y organismos bien conocidos».
El hostigamiento a Celebertti
La propietaria de la agencia de modelaje Silhuettas, y otras empresas de moda, regresaba a Nicaragua en un vuelo de la aerolínea Aeroméxico, procedente del país azteca, el pasado 23 de noviembre. Según informó en ese momento el medio matagalpino Mosaico CSI, la formadora de reinas pinoleras venía de México tras acompañar a la recién coronada Miss Universo, Sheynnis Palacios.
En ese momento circuló la información de que Celebertti venía con su hija y ambas fueron impedidas de salir del aeropuerto de Managua, y en su lugar, fueron regresadas en el avión, otra vez, con rumbo a la Ciudad de México.
A partir de entonces, la Policía desplegó un operativo contra la familia de Karen Celebertti, le allanaron la vivienda y capturaron a su esposo Martín Argüello y a su hijo Bernardo Argüello Celebertti, quienes desde entonces están desaparecidos y la Policía sigue sin dar información sobre su caso.