Con la excarcelación y destierro de 12 sacerdotes de diferentes diócesis de Nicaragua, el exembajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA) Arturo McFields señaló que queda en evidencia que la dictadura de Ortega inventó todos los delitos para encarcelarlos, como fue el caso de los sacerdotes Manuel Salvador García Rodríguez y José Leonardo Urbina Rodríguez, acusados por delitos comunes.
«La dictadura de Nicaragua nuevamente vuelve a quedar desnuda porque esos 12 sacerdotes habían sido señalados por diversos delitos, pero al dejarlos en libertad demuestra que las sentencias y las pruebas en los juicios eran espurios, falsos, prefabricados y promovido por el sicariato judicial», refirió a Artículo 66 el exdiplomático.
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Pese a la libertad de los religiosos, McFields aseveró que esto no significa que ha terminado la persecución religiosa, porque aseguró que la «estrategia» del régimen orteguista es «una puerta giratoria: Salen 12 y entrarán otros 12, 15 o 20 más sacerdotes».
«Sin embargo, queda avergonzado el régimen ante sus seguidores porque se cae el muro de mentira que había levantado», recalcó, desde el exilio, el opositor.
En cuanto a la no solida de monseñor Rolando Álvarez, Arturo McFields afirmó que cada vez más se mira «a un régimen más pequeño y mezquino y un monseñor obispo como un gigante de la fe porque lo que está haciendo por Nicaragua no tiene precio, ya que está jugándose su propia vida para demostrarle al régimen que él va a dar la buena batalla de la fe».
«Monseñor Rolando Álvarez no puede estar en Nicaragua predicando el evangelio y ejerciendo su libertad religiosa porque es la cárcel o el destierro, demostrando así que la persecución religiosa sigue viva, no respetando la Constitución Política de Nicaragua», recalcó.
Israel González: «Libertad de sacerdotes fue debido la presión nacional e internacional»
Por su parte, el periodista en temas religiosos Israel González Espinoza dijo a este medio de comunicación que la libertad o destierro «en toda práctica» en contra de los 12 sacerdotes, fue debido «en gran parte a la presión nacional e internacional por la persecución religiosa que está existiendo dentro del país» y no a una negociación con un régimen que sigue violando la libertad religiosa.
«El régimen está sumamente desprestigiado a nivel internacional, y cada ataque en contra de la Iglesia católica termina fortaleciendo a la institución religiosa dentro del país», subrayó.
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Los sacerdotes desterrados por la dictadura orteguista son: el padre Manuel Salvador García Rodríguez, José Leonardo Urbina Rodríguez, Jaime Iván Montesinos Sauceda, Fernando Israel Zamora Silva, Osman José Amador Guillén, Julio Ricardo Norori Jiménez, Cristóbal Reynaldo Gadea Velásquez, Álvaro José Toledo Amador, José Iván Centeno Tercero, Pastor Eugenio Rodríguez Benavidez, Yessner Cipriano Pineda Meneses, Ramón Angulo Reyes, y según el mismo parte oficial de la dictadura nicaragüense, todos «serán recibidos en Roma, según coordinaciones, por personal de la Secretaría de Estado de la Santa Sede».
De esta manera, la lisa de nicaragüenses desterrados por la dictadura de Ortega asciende a más de 330. Se desconoce por el momento si a estos religiosos también se les despojará de su nacionalidad nicaragüense.